Los gar¨ªfunas de Guatemala luchan por preservar su lengua frente a la migraci¨®n y el abandono: ¡°Nuestros libros son las canciones¡±
Solo un 5% de los miembros de esta comunidad habla el idioma original, un gesto que es visto por algunos como un atraso. Ling¨¹istas, profesores y la di¨¢spora intenta preservarlo y pide apoyo al Estado para imprimir libros y crear una academia
Es de noche en Livingston, el ¨²nico pueblo caribe?o de Guatemala y coraz¨®n de la cultura afroind¨ªgena gar¨ªfuna. De repente, se oyen trompetas y el ritmo hipn¨®tico de los tambores llena el aire. Desde una calle oscura, apenas iluminada por una d¨¦bil luz p¨²blica, aparece un grupo de mujeres que caminan en dos filas. La m¨²sica crece y de pronto empiezan a girar, desplegando las faldas t¨ªpicas del pueblo maya ch¡¯orti¡¯. Pero no son mayas. Son gar¨ªfunas o garinagu, en su idioma. Bailan al comp¨¢s del poror¨®, un baile sincr¨¦tico dedicado al culto de la Virgen de Guadalupe, que mezcla influencias mayas y cat¨®licas, mientras se dirigen hacia un sal¨®n municipal, donde la fiesta se prolongar¨¢ hasta la madrugada.
¡°Esperemos que no haya un apag¨®n¡±, dice una mujer en la calle, aludiendo a los constantes cortes de electricidad que dejan al pueblo a oscuras casi a diario, reflejo de un abandono hist¨®rico por parte de las autoridades nacionales. Habla en gar¨ªfuna, una lengua originaria Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO que combina lenguas africanas, el idioma arawak y palabras europeas, y que cada vez se escucha menos. Incluso en lugares como Livingston o La Buga, donde residen la mayor parte de los garinagu de Guatemala, un pueblo que, con cerca de 17.000 personas, representa apenas el 0.1% de la poblaci¨®n guatemalteca.
¡°La verdad es que solo un 5% de poblaci¨®n gar¨ªfuna sigue hablando el idioma¡±, cuenta Rogelio Lino Franzua, escritor y promotor comunitario gar¨ªfuna. La comunidad gar¨ªfuna estar¨ªa compuesta por unas 300.000 personas, que viven en Honduras, Guatemala, Nicaragua y Belice, m¨¢s los migrados a Estados Unidos. ¡°La falta de transmisi¨®n generacional del idioma es resultado del racismo y de la discriminaci¨®n hist¨®rica que sufrimos hasta los Acuerdos de Paz del 1996¡å, agrega.
Entre 1960 y 1996, Guatemala vivi¨® un conflicto armado interno marcado por graves violaciones de derechos humanos y violencia descontrolada hacia la poblaci¨®n ind¨ªgena. Hasta la firma de los Acuerdos de Paz y del Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Ind¨ªgenas por parte del Estado, en los cuales se reconoci¨® la identidad y los derechos de los pueblos ind¨ªgenas, hablar p¨²blicamente los idiomas originales era motivo de discriminaci¨®n y represi¨®n. ¡°Sin embargo, qued¨® la idea racista que hablar un idioma original, ya fuera gar¨ªfuna maya o xinka, era un ¡®atraso¡¯ y una verg¨¹enza. As¨ª es como empezamos a perderlo¡±, concluye Franzua.
Qued¨® la idea racista que hablar un idioma original, ya fuera gar¨ªfuna maya o xinka, era un ¡®atraso¡¯ y una verg¨¹enza. As¨ª es como empezamos a perderloRogerio Lino Franz¨²a, escritor
Miedo a la discriminaci¨®n
¡°Yo le hablo solo en gar¨ªfuna a mi hija de tres a?os¡±, cuenta Clarion Jos¨¦ Garc¨ªa Gonz¨¢lez, un joven de 28 a?os que impulsa el proyecto de turismo gar¨ªfuna Dibasei. ¡°En las escuelas no hay biling¨¹ismo y muchos padres prefieren no ense?ar el idioma nativo por miedo a que sus hijos enfrenten discriminaci¨®n. Sin embargo, para m¨ª transmitir el gar¨ªfuna es resistir frente a un aplanamiento cultural¡±, explica
En Guatemala, el 60% de su poblaci¨®n es ind¨ªgena, dividida entre 22 pueblos mayas, adem¨¢s del gar¨ªfuna y los xinkas. Cada pueblo se identifica por su idioma, aunque en gran parte del territorio, as¨ª como en Livingston, preservar las lenguas prehisp¨¢nicas es un reto.
La batalla para preservar el idioma gar¨ªfuna ¡ªtanto en su forma oral como en su reciente proceso de escritura¡ª es Libio Centino, de 58 a?os, estudioso de ling¨¹¨ªstica y fundador en 2010 de la Asociaci¨®n Nacional de Garinagu Docentes, o mejor dicho, en gar¨ªfuna, Garinagu Dundei.
Inspirado por la experiencia de la Academia de Lenguas Mayas de Guatemala y de las seis Universidades mayas, Centino busca crear una Academia de idioma gar¨ªfuna. ¡°Estamos esperando las revisiones por parte de la Academia de Lenguas Mayas¡±, cuenta Centino. ¡°Despu¨¦s pediremos el reconocimiento formal ante el Congreso¡±.
Si se aprobara la propuesta, el paso sucesivo ser¨¢ crear una estructura organizativa y desarrollar material did¨¢ctico tanto para adultos como para ni?os. ¡°Hasta ahora, nuestros libros son las canciones¡±, explica Centino. ¡°La m¨²sica es el lugar donde se conserva el idioma m¨¢s antiguo¡±. De hecho, la paranda y la punta son dos g¨¦neros musicales tradicionales donde las palabras trasmiten poderosos mensajes sobre la identidad gar¨ªfuna. ¡°Una vez que se olvide nuestro idioma, nosotros tambi¨¦n habremos desaparecido, y eso no lo podemos permitir¡±, concluye Centino.
Una vez que se olvide nuestro idioma, nosotros tambi¨¦n habremos desaparecido, y eso no lo podemos permitirLibio Centino, ling¨¹ista
Mientras la idea de Academia se concreta, varias iniciativas intentan preservar y expandir el idioma gar¨ªfuna. Soraida Aim¨¦ Enr¨ªquez Berm¨²dez, de 39 a?os, maestra de primaria, abre gratuitamente cada s¨¢bado las puertas de su casa para ense?ar gar¨ªfuna a ni?os de entre cuatro y 12 a?os. Comienza desde cero, silabeando palabras sencillas como Wadimalu, que significa Guatemala en gar¨ªfuna.
¡°Es mi lucha personal para rescatar el idioma¡±, explica Enr¨ªquez, Su esposo emigr¨® a Espa?a hace a?os y, de un d¨ªa para otro, se encontr¨® criando pr¨¢cticamente sola a sus hijas, Briana, de 8 a?os, y Britaney, de 11. Esta profesora se apoya en libros ilustrados, impresos gracias al apoyo econ¨®mico de migrantes gar¨ªfunas en Estados Unidos. ¡°Es su forma de arraigo a su cultura original, aunque ya hablan principalmente ingl¨¦s. Algunos de ellos toman clases en l¨ªnea para seguir practicando el idioma¡±, agrega.
Perder el idioma porque la gente se va
¡°Mi palabra preferida en gar¨ªfuna es Ondar¨²nei, que significa uni¨®n¡±, comenta Clarion Jos¨¦ Garc¨ªa Gonz¨¢lez. ¡°Sin embargo, la migraci¨®n es un factor de disgregaci¨®n cultural. Estamos perdiendo el idioma, tambi¨¦n porque la gente se ha ido¡±.
Caminando por las calles de Livingston es evidente: la mayor¨ªa de las t¨ªpicas casas de madera caribe?as est¨¢n abandonadas. Las ventanas y puertas est¨¢n selladas y la grama crece alta en los jardines. Son las casas de los gar¨ªfunas que emigraron a Estados Unidos, construidas con remesas, pero que nunca regresaron para vivir en ellas, dej¨¢ndolas deshabitadas.
¡°No hemos perdido tanto a las personas, sino a las tierras, que han sido ocupadas por otros pueblos que migraron aqu¨ª¡±, comenta Juan Carlos S¨¢nchez ?lvarez, de 58 a?os, reconocido ounaguilei (gu¨ªa espiritual) por la comunidad gar¨ªfuna de Livingston y de Estados Unidos, a la que ofrece asesor¨ªa online. ¡°Siempre hay fases de retorno. Estoy seguro de que habr¨¢ quienes, como yo, se dedicar¨¢n a custodiar nuestra cultura y nuestro idioma. Es imposible que el pueblo gar¨ªfuna desaparezca¡±, concluye, antes de interrumpir su frase para contestar a una llamada desde Estados Unidos y comenzar una consulta espiritual telef¨®nica.
En Centroam¨¦rica, las remesas enviadas por los migrantes, principalmente desde Estados Unidos, han experimentado un crecimiento porcentual en 2024, manteni¨¦ndose como una de las mayores fuentes del PIB. ¡°La migraci¨®n tiene un impacto positivo en nuestro pueblo¡±, explica Libio Centino. ¡°Sin embargo, existe el riesgo de que la cultura americana, que traen quienes regresan, sustituya a la nuestra¡±, matiza.
Un problema que esa noche, mientras la gente baila el poror¨® en Livingston, parece muy lejano. En el sal¨®n municipal, un grupo enorme de mujeres, euf¨®ricas por las cervezas y la danza, se abrazan entre risas, felices y despreocupadas. De repente, la luz se apaga. Los m¨²sicos dejan de tocar y la gente abandona el lugar bajo una lluvia a c¨¢ntaros. ¡°Otro apag¨®n. Todos los d¨ªas es as¨ª¡±, protesta en gar¨ªfuna una mujer, mientras la fiesta se disuelve, en silencio.