Rebeli¨®n en la granja
La crisis pol¨ªtica en Nicaragua no solo ha llevado al pa¨ªs a un declive democr¨¢tico debido a las violaciones de derechos humanos, sino tambi¨¦n a obstaculizar el trabajo de diversas ONG
El pr¨®ximo 7 de noviembre de 2021 est¨¢n previstas las elecciones en Nicaragua. Para muchos, este es un camino de salida a la crisis pol¨ªtica en el pa¨ªs. Sin embargo, con el clima de intimidaci¨®n, sin candidatos de oposici¨®n ni posibilidades de participaci¨®n libre, estas elecciones solo arrojan dudas, m¨¢s que una posibilidad de salida. Las leyes y el sistema electoral no cumplen con los criterios b¨¢sicos de transparencia y veracidad. Ya se sabe el ganador.
Van m¨¢s de tres a?os de crecientes violaciones con detenciones arbitrarias, entre ellas varias aspirantes a candidatas presidenciales. Hay decenas de presos pol¨ªticos y persecuciones a l¨ªderes estudiantiles, periodistas, medios de comunicaci¨®n y organizaciones de la sociedad civil. A ra¨ªz de este clima pol¨ªtico, hay m¨¢s de 100.000 nicarag¨¹enses que se han ido al exilio desde 2018 hacia otros pa¨ªses y los n¨²meros se van incrementando exponencialmente en los ¨²ltimos meses. Por ejemplo, solo en el mes de agosto del 2021, las autoridades migratorias costarricenses recibieron m¨¢s de 6.000 peticiones de refugio de nicarag¨¹enses en Costa Rica, un r¨¦cord mensual desde 2018. El flujo migratorio, en realidad, es mucho mayor.
Desde las protestas en el 2018, el Gobierno de los Estados Unidos ha venido incrementando sanciones sobre miembros del Gobierno de Daniel Ortega. Las m¨¢s recientes, en junio de 2021, por las detenciones de la oposici¨®n pol¨ªtica que ponen en duda las pr¨®ximas elecciones. Acto seguido, este agosto la Uni¨®n Europea tambi¨¦n anunci¨® sanciones contra la Administraci¨®n sandinista, incluida la vicepresidenta Rosario Murillo, por las graves violaciones de los derechos humanos.
Este es el contexto en el que se han cerrado m¨²ltiples organizaciones de la sociedad civil, entre ellas, el Centro Nicarag¨¹ense de Derechos Humanos (CENIDH), cuya presidenta, la doctora Vilma N¨²?ez, lleva una vida entera promoviendo los derechos humanos en el pa¨ªs. En julio del 2021 fueron cancelados los registros de otras 24 organizaciones nicarag¨¹enses, entre ellas varias entidades m¨¦dicas por su cr¨ªtica a la gesti¨®n de la pandemia en el pa¨ªs. En agosto de este mismo a?o tambi¨¦n se eliminaron los de otras 15. Ahora tambi¨¦n buscan cerrar los organismos internacionales. Desde el 16 de agosto del 2021 fueron revocadas las licencias de varias ONG, entre ellas la de Oxfam Interm¨®n, que llevaba m¨¢s de 40 a?os colaborando y trabajando en el pa¨ªs.
El cierre de Oxfam Interm¨®n obliga el cierre de m¨¢s de 20 proyectos humanitarios. Algunos se llevaban a cabo en respuesta al impacto de los huracanes Eta e Iota suscitados en noviembre del 2020 en la costa atl¨¢ntica, en los que se proporcionaban paquetes de alimentos, reconstrucci¨®n de vivienda y la rehabilitaci¨®n de sistemas de agua. Otros de los proyectos colaboraban en la zona del corredor seco, en seis municipios de la zona del Pac¨ªfico, donde se llevaban a cabo acciones de adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico y medios de vida, coordinados con las autoridades locales.
No puede ser subestimada la importancia del espacio de la sociedad civil en democracias fr¨¢giles que a¨²n est¨¢n en construcci¨®n. Las restricciones, intimidaciones y la obstaculizaci¨®n de su trabajo es una caracter¨ªstica de lo que describe Latinobar¨®metro desde 2017 como una tendencia de ¡°declive democr¨¢tico¡± en la regi¨®n.
El concepto de espacio de la sociedad civil hace referencia a las estructuras, procesos e instrumentos legales, as¨ª como a la ausencia de restricciones, que posibilitan que la ciudadan¨ªa se asocie, se organice y act¨²e en las cuestiones que le interesen. Si este espacio existe, la gente sigue siendo parte de la sociedad civil, ya que puede expresar y negociar sus intereses, valores e identidades para reclamar sus derechos y exigir cuentas a quienes ejercen el poder, con el fin de mejorar sus vidas e influir en el desarrollo de sus sociedades. Lo puede hacer de forma individual o colectiva.
Un espacio de la sociedad civil vibrante es sin¨®nimo de la vida democr¨¢tica, requisito para el respeto de los derechos humanos, una suerte de ant¨ªdoto ante cualquier abuso de poder
Un espacio de la sociedad civil vibrante es sin¨®nimo de la vida democr¨¢tica, requisito para el respeto de los derechos humanos, una suerte de ant¨ªdoto ante cualquier abuso de poder, de distintos ¨¢mbitos p¨²blicos e incluso privados.
Esta definici¨®n podr¨ªa haber sido adoptada en 1990 por el Frente Sandinista cuando Ortega perdi¨® las elecciones 11 a?os despu¨¦s de haber triunfado en la revoluci¨®n de 1979. Despu¨¦s de esa derrota electoral, cientos de individuos, activistas y periodistas se movieron creando decenas de ONG, asociaciones y centros inspirados en el humanismo del sandinismo, las cuales dieron vida a una nueva etapa democr¨¢tica en el pa¨ªs. Ir¨®nicamente, son muchas de estas mismas organizaciones que est¨¢n siendo cerradas ahora.
Se asfixia el disenso, se calla la voz cr¨ªtica, se eliminan las perspectivas diferentes. La sociedad nicarag¨¹ense se ha expresado en las calles, acci¨®n que ahora est¨¢ prohibida. La oposici¨®n est¨¢ detenida o huida del pa¨ªs. La comunidad internacional ha hecho m¨²ltiples declaraciones pol¨ªticas, anunciando sanciones. El sistema interamericano y las Naciones Unidas han condenado las m¨²ltiples violaciones de los derechos humanos. Pero nada de esto parece preocupar de sobremanera al Gobierno de Nicaragua.
Llevo d¨¦cadas trabajando de cerca con Nicaragua. Mi tesis de licenciatura fue sobre la magn¨ªfica campa?a de la alfabetizaci¨®n de los a?os 1980. Trabaj¨¦ en el primer Gobierno sandinista y, despu¨¦s de la primera derrota electoral en 1990, tambi¨¦n particip¨¦ en la Comisi¨®n Nicarag¨¹ense de Derechos Humanos, desde sus inicios, hace 30 a?os. Me siento testigo de una historia de humanismo que inspir¨® a una generaci¨®n entera y, al igual que muchos, coopero por la construcci¨®n de un pa¨ªs valeroso a la ca¨ªda de la dictadura somocista. Hoy el desconcierto se suma al desconsuelo.
Es dif¨ªcil explicar c¨®mo hemos llegado a esto, pero me recuerda de la f¨¢bula de George Orwell, Rebeli¨®n en la Granja, donde al final los animales no pueden distinguir entre los cerdos que se apoderaron de la revoluci¨®n y los humanos con quienes los cerdos hicieron un pacto. El r¨¦gimen se convirti¨® en lo que combati¨® y los animales tuvieron que rebelarse de nuevo.
Simon Ticehurst es director regional de Oxfam en Am¨¦rica Latina y el Caribe.
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