Migraci¨®n irregular, el peor negocio del mundo
El actual modelo migratorio se basa en un mal uso de los recursos econ¨®micos y humanos sin beneficios para las partes involucradas. Cambiar este modelo ruinoso es posible
En un periodo en el que se suceden los cambios econ¨®micos, sociales y geopol¨ªticos, no pocos refranes y frases hechas encuentran serias dificultades para seguir vigentes. ¡°El amor es ciego¡± es una de esas expresiones que parecen desfasadas; nunca antes ha importado tanto entre quienes buscan pareja que la otra persona comparta visiones pol¨ªticas similares a las propias. Esta es una de las conclusiones de investigaciones sociol¨®gicas como una llevada a cabo en 2020, seg¨²n la cual ya solo el 21% de los matrimonios estadounidenses se dan entre personas que tienen ideas pol¨ªticas diferentes. Y, entre estos, menos del 4% se dan entre declarados dem¨®cratas y republicanos.
La brecha entre derecha e izquierda, entre progresistas y conservadores, se acrecienta en Estados Unidos y en otros pa¨ªses. La divisi¨®n alcanza a todos. Por este motivo resulta tan valioso encontrar intereses comunes y ¨¢mbitos en los que adherentes a distintas opciones pol¨ªticas puedan llegar a compartir diagn¨®sticos, y si es posible, consensuar acciones. Una de esas coincidencias podr¨ªa hallarse en el enorme valor que conservadores y progresistas confieren a la gesti¨®n racional de los recursos, aunque con algunos matices.
Desde posiciones de izquierda se enfatiza que los recursos del planeta son finitos, que se agotan a un ritmo acelerado, y que si se quiere evitar el colapso se debe reducir el consumo en las esferas p¨²blica y privada. Entre los postulados de derecha destaca el principio de que nada es gratis, de que todo va acompa?ado por un coste, as¨ª que gobiernos y hogares deben primar una gesti¨®n eficiente. Con este sentido com¨²n compartido deber¨ªa ser sencillo que ambas orillas coincidieran, por ejemplo, en calificar como disparatadas las cuentas que se asocian a la experiencia migratoria de decenas de miles de personas.
Hagamos n¨²meros. Para un joven de una comunidad rural de Guatemala, que no ha podido concluir la educaci¨®n secundaria (situaci¨®n en la que se encuentra el 80% de todos los y las j¨®venes de entre 25 y 35 a?os) y con un salario promedio por debajo de nueve euros al d¨ªa, emigrar hacia EE UU le puede parecer una clara opci¨®n de mejora. Otros familiares que ya emigraron lo animan en redes sociales a hacer lo mismo, adem¨¢s de argumentar con unos ingresos econ¨®micos que en promedio se multiplican por 10 respecto a los que ten¨ªan en sus comunidades de origen. A estos est¨ªmulos se suma la publicidad en carteles y anuncios de radio pagada por coyotes que ofrecen sus ¡°servicios migratorios¡± y que animan a emigrar como una forma de salir de la pobreza. Existen diferentes precios (y riesgos) a la hora de contratarlos, as¨ª como garant¨ªas de pago, de forma que viviendas, parcelas y negocios pasar¨¢n a ser propiedad del coyote si en un plazo definido el migrante no logra devolver lo estipulado.
La necesidad de trabajar de un joven guatemalteco y su deseo de emigrar no solo se alimenta de las redes sociales de sus conocidos en el norte o de la publicidad de los coyotes; tambi¨¦n se alinea con la mayor cantidad de empleos vacantes en la historia reciente de EE UU.
En este contexto, la emigraci¨®n irregular de ciudadanos centroamericanos a trav¨¦s de intermediarios conforma un mercado que no deja de crecer y que algunos autores estiman en 2.200 millones de euros. El coste individual de emigrar por esta v¨ªa puede oscilar entre los 5.500 y los 18.000 euros, seg¨²n sea el servicio contratado y los peligros que se quieran evitar en la ruta escogida. Se trata de un coste que el migrante contabiliza como inversi¨®n, pero como toda transacci¨®n comercial, tambi¨¦n asume que el negocio puede salirle mal... incluso muy mal. En 2022, cerca de 2,5 millones de migrantes fueron detenidos en la frontera entre M¨¦xico y EE UU, un 10% de los cuales proced¨ªan de Guatemala.
Para estos detenidos este fue el punto m¨¢s al norte al que les llev¨® su ¡°emprendimiento¡±. A partir de ah¨ª solo les queda intentarlo de nuevo o hacer el viaje de vuelta al lugar de partida; un regreso al sitio en el que permanecen todos los factores que los empujaron a emigrar, y al que ahora retornan acompa?ados por una deuda que equivale a los ingresos econ¨®micos ¨ªntegros de tres a cinco a?os de trabajo en Guatemala. Pero los hay tambi¨¦n que adem¨¢s de dinero pierden la vida, como los cerca de 700 migrantes que perecieron en 2022 en su intento por llegar a EE UU.
Al final, un n¨²mero indeterminado de migrantes consiguen cruzar la frontera cada d¨ªa de manera irregular e iniciar as¨ª una nueva vida. Se calcula que 1,7 millones de guatemaltecos viven en EE UU, la mitad de los cuales tienen un estatus informal. En promedio, un migrante en esa condici¨®n tarda 13,6 a?os en regresar a su pa¨ªs de origen, con el alto coste que esto conlleva de desarraigo y de rotura de v¨ªnculos familiares. Residir y trabajar de manera irregular tambi¨¦n implica convivir con el riesgo permanente a ser detenido y deportado. Tan solo en 2022, 40.633 migrantes guatemaltecos fueron deportados desde EE UU v¨ªa a¨¦rea. Los deportados lo viven como un fracaso econ¨®mico y personal. Al enorme coste individual se a?ade el gasto en el que incurren los gobiernos en el proceso de retorno, y que en el caso estadounidense podr¨ªa rondar los 9.500 euros por persona.
En resumen, el ciclo que se inicia con el endeudamiento por 9.500 euros del migrante guatemalteco para pagar al coyote, la traves¨ªa incierta, el cruce de la frontera, su detenci¨®n tras un tiempo de haberse instalado, el internamiento, proceso legal y deportaci¨®n al pa¨ªs del que sali¨® supone otro gasto adicional de 9.500 euros, en este caso asumido por el Gobierno norteamericano y sus contribuyentes. Este viaje de ida y vuelta tiene el mismo sentido econ¨®mico y efecto que quemar en una pira 19.000 euros. Un negocio ruinoso para cualquiera que lo contemple, ya sea desde la orilla conservadora o desde la progresista.
En la esfera internacional y por medio de Naciones Unidas, los Estados ya han llegado a un amplio consenso para promover una emigraci¨®n segura, ordenada y regular mediante el Pacto Global sobre Migraci¨®n. En la pr¨¢ctica, gobiernos conservadores o progresistas, del Norte o del Sur, se encuentran atenazados a la hora impulsar cauces migratorios legales, suficientes y con garant¨ªas para todas las partes. La gesti¨®n racional de los recursos est¨¢ de su lado, al igual que las evidencias disponibles sobre las ventajas notables de una migraci¨®n regular.
Adem¨¢s de los datos disponibles, los tomadores de decisi¨®n de estos gobiernos podr¨ªan tener presente la imagen metaf¨®rica de la enorme hoguera alimentada tanto por los ahorros de miles de migrantes truncados como por las partidas de presupuesto p¨²blico con el menor provecho para el bien com¨²n. Si por inercia persisten en contemplar las llamas del peor negocio del mundo, al menos esto pudiera dar sentido y vigencia a la segunda parte de la expresi¨®n con la que arranca el art¨ªculo, en versi¨®n latinoamericana y m¨¢s completa: ¡°El amor es ciego y la locura siempre lo acompa?a¡±.
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