¡°Tahera se puso morada¡±: la vuelta a la vida de una ni?a en Afganist¨¢n
Continuamente llegan ni?os que ya no tienen fuerzas ni energ¨ªa para luchar al hospital de Rehat. Una enfermera de MSF relata que muchas veces da igual lo que hagan, porque el sarampi¨®n y la desnutrici¨®n acaban con la vida de los peque?os
Se llamaba Tahera (nombre supuesto para preservar su identidad). Sus padres la trajeron al hospital de Rehat, apoyado por M¨¦dicos Sin Fronteras. Lleg¨® con una erupci¨®n que se expand¨ªa por su peque?o cuerpo. Despu¨¦s de una revisi¨®n m¨¦dica, fue trasladada a la secci¨®n de cuidados intensivos de sarampi¨®n, donde ten¨ªamos a unos 50 pacientes en un espacio que solo est¨¢ habilitado para acoger a 20.
Tahera cada d¨ªa se encontraba peor y cada vez le costaba m¨¢s respirar. Adem¨¢s de tener sarampi¨®n, estaba claramente desnutrida. Viendo que no mejoraba, la llevamos a la zona de pacientes cr¨ªticos. Solo con cogerla en brazos, ya pod¨ªas notar que la peque?a estaba completamente al l¨ªmite.
Con demasiada frecuencia, varias veces al d¨ªa, nos llegan ni?os que ya no tienen fuerzas ni energ¨ªa para luchar. En ocasiones, da igual lo que hagamos; acabamos perdiendo a muchos pacientes, sobre todo a aquellos ni?os y ni?as que tienen sarampi¨®n y que est¨¢n ya muy d¨¦biles. En los ¨²ltimos tiempos, la media es de dos al d¨ªa.
Mientras acost¨¢bamos a Tahera en la cama, ve¨ªamos con angustia los enormes esfuerzos que hac¨ªa para respirar, usando cada uno los m¨²sculos de su cuerpo para tratar de hacer entrar y salir aire de sus pulmones. Sus ojos se iban entrecerrando y su cuerpo empez¨® a darse por vencido. Hac¨ªamos todo lo que pod¨ªamos para no perderla. Le administramos ox¨ªgeno para ayudarla a respirar, pero aun as¨ª, sus niveles empezaron a bajar muy r¨¢pido.
En condiciones normales, una persona que est¨¦ sana tiene los niveles de ox¨ªgeno por encima del 95%. Tahera los ten¨ªa mucho m¨¢s bajos y, daba igual lo que hici¨¦ramos, no paraban: 30%, 28%, 22%... Su piel empez¨® a ponerse morada. Todos ¨ªbamos de un lado para otro pensando en lo que pod¨ªamos hacer para salvar a la peque?a y sintiendo una enorme impotencia porque todos los procedimientos est¨¢ndar nos estaban fallando. Y justo cuando est¨¢bamos a punto de perderla, tuvimos una idea.
Cuando un reci¨¦n nacido no respira bien, se recomienda ponerlo boca abajo, lo que llamamos posici¨®n prona. Esto es algo que en Afganist¨¢n hab¨ªamos hecho con pacientes adultos afectados por la covid-19, pero nunca hab¨ªamos intentado algo similar con ni?os. Era nuestra ¨²ltima opci¨®n, as¨ª que nos reunimos todo el equipo de sanitarios para intentarlo. Enrollamos a la peque?a en una manta y le dimos la vuelta, acost¨¢ndola boca abajo con la cara cuidadosamente girada hacia un lado.
En respuesta al brote, habilitamos un espacio de 60 camas solo para pacientes con sarampi¨®n; tres d¨ªas despu¨¦s de abrir, ya ten¨ªamos 112 pacientes
A los beb¨¦s no les suele gustar esta posici¨®n; por ello, era importante minimizar sus niveles de estr¨¦s al m¨¢ximo. Su madre estuvo observando todo el proceso, muy preocupada. Le pedimos que se acercara a su hija para que hablara con ella, le diera la manita y le acariciara.
Durante los cinco minutos siguientes, observamos atentamente los n¨²meros del monitor de ox¨ªgeno de Tahera. Poco a poco, empezaron a subir. Pasaron de 22% a 89, 91, 92%, y se estabilizaron alrededor del 90%, casi n¨²meros normales. El alivio en el rostro de su madre y de todo el equipo era evidente. Esta vez, hab¨ªamos superado las expectativas. Nos giramos y le dijimos a su madre que todo iba a ir bien.
El sarampi¨®n es una de las enfermedades m¨¢s contagiosas del mundo, pero tambi¨¦n es una de las m¨¢s f¨¢ciles de prevenir con una vacuna segura y efectiva. Pero debido a la crisis que atraviesa el sistema sanitario de Afganist¨¢n desde hace a?os, mucho antes de la llegada de los talibanes al poder, muchos ni?os no se han podido inmunizar. Durante todo este periodo de guerra, muchos se han quedado sin recibir las vacunaciones de rutina, incluida la del sarampi¨®n.
En este ¨²ltimo a?o han aumentado much¨ªsimo los casos en todo el pa¨ªs, no solo en Herat, donde nos llegan m¨¢s de 200 a la semana, la mayor¨ªa de ellos, menores de cinco a?os. De ellos, el 60% necesitan ser ingresados para recibir cuidados adicionales.
Promover una campa?a de vacunaci¨®n en todo el pa¨ªs podr¨ªa romper con la cadena de transmisi¨®n, pero las sanciones impuestas a los talibanes desde su llegada al poder en agosto del 2021 han significado la interrupci¨®n de las ayudas hacia Afganist¨¢n, incluyendo la importaci¨®n de vacunas contra el sarampi¨®n. Y es por esta raz¨®n que ahora nos encontramos en medio de un brote sin tener dosis suficientes para la poblaci¨®n.
Hasta que todos los ni?os y ni?as est¨¦n vacunados van a seguir llegando menores como Tahera a nuestro hospital. Y me temo que nosotros seguiremos estando muy ocupados. En respuesta al brote, habilitamos un espacio de 60 camas solo para pacientes con esta dolencia. Y tres d¨ªas despu¨¦s de abrir, ya ten¨ªamos 112 pacientes; la mayor¨ªa de ellos compartiendo camas debido a la falta de espacio.
Nuestros equipos de Herat y Kabul, despu¨¦s de muchas negociaciones, consiguieron que nos administraran suficientes vacunas contra el sarampi¨®n para inmunizar a toda la ciudad de Herat, de donde provienen la mayor¨ªa de nuestros pacientes. Y, aunque gracias a esta campa?a salvaremos muchas vidas en Herat, sabemos que muchas otras comunidades no tendr¨¢n la misma suerte. Sobre todo, en los sitios donde MSF no est¨¢ presente y donde la situaci¨®n es a¨²n mucho peor que aqu¨ª.
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