El sarampi¨®n se ensa?a con los ni?os en Afganist¨¢n
Tras per¨ªodos de menor transmisi¨®n, los casos no han dejado de aumentar desde la vuelta de los talibanes al poder. Este a?o, solo hasta el mes de marzo, la OMS ha notificado 18.000 infecciones y al menos 142 fallecidos
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Shaima lleg¨® al hospital la noche anterior. Uno por uno, desde hace 10 d¨ªas, seis de sus ocho hijos han ido enfermando de sarampi¨®n. Primero, empezaron con tos. Luego, fiebre severa. Y al final, la piel empez¨® a crear sarpullidos. Todos se han ido recuperando, pasados unos seis o siete d¨ªas, excepto dos de sus ni?as. Al no ver mejora, Shaima, de 30 a?os, ha decidido traerlas al Hospital Infantil Indira Gandhi, en Kabul, que es el principal centro m¨¦dico de Afganist¨¢n para el cuidado de los m¨¢s peque?os. Desde entonces, aguarda en una sala abarrotada junto a decenas de madres con ni?os enfermos. En este pa¨ªs, la enfermedad es end¨¦mica, afecta especialmente a los menores de cinco a?os no vacunados y puede ser mortal.
La Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) ha alertado de que Afganist¨¢n est¨¢ experimentando un resurgimiento del sarampi¨®n que empez¨® el a?o pasado. Desde enero de 2021 hasta el 13 de marzo de 2022, ha habido 48.366 casos y 250 muertes. Y este a?o, solo hasta el mes de marzo, la OMS ha notificado 18.000 infecciones y al menos 142 fallecidos. Siendo una dolencia que afecta especialmente a los m¨¢s peque?os, el 97% de los muertos fueron menores de cinco a?os.
Para comprender c¨®mo el pa¨ªs ha llegado a esta situaci¨®n, hay que remontarse a unos meses antes. 2021 fue un a?o especialmente duro para la poblaci¨®n. Los combates intensos entre el ej¨¦rcito afgano y la coalici¨®n internacional liderada por EE UU contra la guerrilla talib¨¢n forzaron a 698.000 personas a desplazarse dentro del territorio, huyendo de la violencia. El elevado n¨²mero de desplazados internos, la baja cobertura de vacunaci¨®n ¨Cque ha llevado a la acumulaci¨®n de poblaci¨®n vulnerable¨C, las altas tasas de malnutrici¨®n, el tratamiento inadecuado por la escasez de equipo m¨¦dico y los obst¨¢culos de la poblaci¨®n rural para acceder a la atenci¨®n de salud son los principales motivos que han llevado a la propagaci¨®n de la enfermedad, seg¨²n la OMS.
Uno de los mayores obst¨¢culos es la baja cobertura de vacunaci¨®n, que ha llevado a la acumulaci¨®n de poblaci¨®n vulnerable. Seg¨²n estimaciones de la OMS y Unicef, la cobertura nacional de inmunizaci¨®n en 2020 era del 66% para la primera dosis de la vacuna ¨Cde las dos recomendadas¨C y del 43% en la segunda. Por provincias, los datos muestran que seis de ellas lograron una inmunizaci¨®n de la primera dosis inferior al 50% (Kandahar 40%, Paktia 38%, Jauzj¨¢n 37%, Khost 36%, Helmand 18% y Uruzgan 3,1%.
Shaima conoce bien esta realidad. En sus 30 a?os de vida, ¨²nicamente ha acudido al hospital una sola vez, por complicaciones en el parto de una de sus hijas. Como residente en un ¨¢rea fronteriza entre Kabul y la provincia de Logar, puede atestiguar los combates entre el anterior Gobierno y la milicia rebelde en su zona. ¡°Los talibanes han sido fuertes all¨ª en los ¨²ltimos 20 a?os. El Gobierno no pod¨ªa llegar f¨¢cilmente y por eso no pod¨ªa ir a ninguna cl¨ªnica¡±, lamenta.
Los retos para extender la vacunaci¨®n
Adem¨¢s de la letalidad que puede tener el sarampi¨®n, las autoridades sanitarias advierten del riesgo a?adido para los enfermos, quienes, tras contraer la enfermedad, puedan verse vulnerables a otras dolencias como la neumon¨ªa o la diarrea, incluso varios meses despu¨¦s.
Para poder controlar el sarampi¨®n, altamente contagioso, la vacunaci¨®n es clave, pese al recelo que todav¨ªa despierta en parte de la poblaci¨®n. ¡°Hay gente que cree que inmunizarse les hace da?o¡±, explica Humayoon Dadyar, enfermero del departamento de dolencias infecciosas del Indira Gandhi, en medio de un ir y venir de m¨¦dicos y pacientes por los pasillos del hospital. ¡°Antes de que los talibanes dominaran nuestro pa¨ªs, los pacientes rechazaban las vacunas y los equipos sanitarios ni siquiera pod¨ªan llegar algunas zonas para ofrecer servicios m¨¦dicos. Alrededor del 40% de las personas que llegan aqu¨ª nunca ha sido vacunada. Esto tambi¨¦n es un problema¡±, lamenta.
La paradoja, explica Dadyar, es que la inmunizaci¨®n contra el sarampi¨®n es gratuita en Afganist¨¢n, a diferencia del tratamiento una vez se contrae la enfermedad. ¡°Afortunadamente, los recursos se han extendido y la gente tiene la posibilidad de recibir vacunas¡±. En cambio, la falta de dinero para obtener la medicina lleva a los pacientes a tomar decisiones extremas, como Dadyar ha podido ver en sus a?os ejerciendo la profesi¨®n. ¡°Venden objetos, incluso tierras... A veces tienen animales y, dadas sus necesidades, tambi¨¦n deben venderlos si quieren recibir tratamiento¡±.
Shaima asegura que, desde que ha llegado al hospital Indira Gandhi, no ha tenido que pagar nada. Pero el d¨ªa anterior, recibir el diagn¨®stico en otra cl¨ªnica le cost¨® 5.500 afganis (unos 60 euros), una cantidad elevada para la mayor¨ªa de familias afganas. Para poderlos pagar, tom¨® un pr¨¦stamo de su hermana. ¡°Mi marido tiene problemas mentales y no trabaja. Utiliza un lenguaje abusivo y no apoya suficientemente a la familia¡±, relata. En algunos casos, se desplaza alrededor de la ciudad con un carro de su propiedad para poder conseguir trabajo. En Kabul, de hecho, es habitual ver a hombres con una carretilla intentando que alg¨²n comerciante les ofrezca alguna tarea remunerada. ¡°De lo contrario, no tiene nada¡±, explica. As¨ª que, econ¨®micamente, Shaima sostiene a la familia ella sola, cosiendo ropa para otras personas.
Conseguir la medicina en un pa¨ªs sin recursos
Sentada en otra de las salas llenas de ni?os pacientes, Karima espera que su hijo Umar, de tres a?os y medio, se recupere. Una semana atr¨¢s empezaron sus problemas en el pecho. Luego, siguieron los sarpullidos y manchas rojas. Viendo que no mejoraba, hace un par de d¨ªas lo llev¨® a urgencias. ¡°Se ha recuperado bastante, pero necesita un poco m¨¢s de tiempo, por eso lo mantienen aqu¨ª¡±, explica la madre. Esta mujer, residente en Kabul, lamenta no haber completado la vacunaci¨®n del peque?o. Asegura que se salt¨® una de las citas del ni?o y que por eso ahora ha contra¨ªdo la enfermedad.
El hospital les ha provisto de suero, pero han comprado fuera las medicinas. Su marido se ha encargado de ello, por lo que Karima no sabe el precio. Con el pa¨ªs bloqueado econ¨®micamente desde la vuelta al poder de los talibanes en agosto de 2021, muchas familias han perdido su empleo. Es el caso de su marido, que sol¨ªa trabajar como portero en un edificio y ahora se encuentra desempleado.
En el Indira Ghandi tambi¨¦n han notado la crisis desde el cambio de r¨¦gimen, aunque antes ya viv¨ªa una situaci¨®n dif¨ªcil. ¡°Este es un centro grande y famoso en Afganist¨¢n, pero no es suficiente para la poblaci¨®n. Se hizo para la capital, pero ahora vienen pacientes de otras ciudades. Recibimos de 600 a 800 usuarios al d¨ªa y no hay capacidad para ello. No tenemos sitios adecuados, estandarizados. Nos falta espacio, equipamiento moderno y medicinas. Todo son retos, y ahora todav¨ªa m¨¢s. Tratamos de prepararnos para esta situaci¨®n, es nuestra obligaci¨®n¡±, explica el enfermero Humayoon Dadyar, con la esperanza que alguien desde fuera del pa¨ªs los escuche y preste apoyo.
¡°Aqu¨ª tenemos algunas medicinas que damos a los enfermos. Si no las tenemos, el doctor las prescribe a los pacientes y ellos las traen de farmacias privadas¡±, explica. Por ahora, asegura que el sueldo de la plantilla de trabajadores ¨Ccomo ¨¦l¨C proviene principalmente de ONG. ¡°Recibimos f¨¢rmacos de diferentes sitios, como Abu Dabi, China y algunos pa¨ªses europeos. Aqu¨ª nos tenemos posibilidad de ofrecer ning¨²n servicio m¨¦dico; todo viene de donaciones¡±, cuenta.
El director del hospital Indira Gandhi, el doctor Mohammad Hasib, es talib¨¢n y hace poco que ostenta el cargo. Tras el cambio de r¨¦gimen, instituciones p¨²blicas como los centros de salud han pasado a estar lideradas tambi¨¦n por talibanes. Hasib asegura que se gradu¨® en la Universidad M¨¦dica de Kabul y luego trabaj¨® durante 15 a?os como pediatra en los pueblos afganos donde su milicia consegu¨ªa tomar el control. Desde su despacho en la planta baja, y rodeado de sus hombres de confianza, atribuye la responsabilidad sobre la situaci¨®n de emergencia al Gobierno anterior. ¡°Esto es el resultado de 20 a?os de invasi¨®n de Estados Unidos y otros pa¨ªses, que han causado todos estos problemas, como sarampi¨®n o malnutrici¨®n, a causa de la pobreza. Trabajamos lo mejor que podemos para superarlo cuanto antes y alcanzar nuestros objetivos, que conseguiremos¡±, asegura.
A nivel global, los casos de sarampi¨®n han aumentado un 79% en los primeros dos meses de 2022, comparado con el mismo per¨ªodo de 2021, seg¨²n advierten la OMS y Unicef. En enero y febrero se han notificado casi 17.338 casos en todo el mundo, comparados con los 9.665 de los dos primeros meses de 2021. En los ¨²ltimos 12 meses, hasta abril de este a?o, los cinco pa¨ªses que han registrado m¨¢s casos son Somalia, Yemen, Afganist¨¢n, Nigeria y Etiop¨ªa. Todos ellos est¨¢n afectados por crisis humanitarias y sus tasas de inmunizaci¨®n solo alcanzan alrededor de la mitad de la poblaci¨®n, una cifra lejana del 95% que recomiendan las dos entidades.
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