Merienda de blancos, merienda de negros
En la festividad musulmana del a?o nuevo de Senegal, quienes pueden permit¨ªrselo hacen regalos y preparan una suculenta comida. Mientras, los ni?os forzados a la mendicidad piden mijo y leche
El a?o pasado, la Ashura, que se celebra 10 d¨ªas despu¨¦s del a?o nuevo y en Senegal se denomina Thamkharit, cay¨® en s¨¢bado. Termin¨¦ de trabajar a las siete y media y, junto a un amigo, nos dirigimos a hacer una ¨²ltima compra a una gasolinera. A medio camino, mi compa?ero detuvo el coche y fue a hacer un recado. Mientras tanto, se acercaron a mi ventana dos ni?os talib¨¦s muy peque?os, de apenas cuatro a?os. Estaban muy sucios, e iban con su bote bajo el brazo. En la mirada, el miedo y el desamparo m¨¢s grande del mundo. ¡°Thiere ak mew¡±, musitaron con un hilo de voz. Volv¨ª la mirada por un instante y desaparecieron. Desde ese d¨ªa tengo una espina clavada por no haber atendido aquella solicitud tan b¨¢sica. Solo me ped¨ªan mijo y leche para cenar esa noche.
Se conoce como talib¨¦s a los ni?os cuyos padres, al no poder mantenerlos, dejan en las daaras o escuelas cor¨¢nicas tradicionales. En muchas de ellas, son obligados, por sus maestros, a mendigar por las calles.
Cuando, hace cinco a?os, comenzamos nuestro proyecto El Reino de los Ni?os en la ciudad de Rufisque, una parte de este estaba dirigida a la nutrici¨®n. As¨ª, d¨¢bamos a los ni?os beneficiarios una pieza de fruta, al menos tres veces por semana, junto con un vaso de buye (jugo extra¨ªdo del fruto del baobab y potente antibi¨®tico natural). En varias ocasiones, me encontr¨¦ con gente que argumentaba que no deb¨ªamos dar fruta a los ni?os talib¨¦s porque en Senegal ¡°la fruta es un lujo¡±. Un lujo cultivado en el pa¨ªs africano que cada d¨ªa cruza fronteras hacia Europa y es distribuido por todos los grandes supermercados de las naciones adineradas para atender las necesidades de los ni?os ricos y blancos.
He llegado a pensar que aquel que dijo ¡°hemos vivido sobre nuestras posibilidades¡± se refer¨ªa que mucha gente atiborr¨® a sus ni?os de fruta. Todos sabemos que no
He llegado a pensar que aquel que dijo ¡°hemos vivido sobre nuestras posibilidades¡± se refer¨ªa a que mucha gente atiborr¨® a sus ni?os de fruta. Todos sabemos que no. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) estima que deber¨ªamos de comer, al menos, tres piezas de verdura y dos de fruta al d¨ªa, lo que supondr¨ªa un beneficio evidente en nuestro bienestar y en la prevenci¨®n de enfermedades. Seg¨²n un estudio de la universidad de Harvard, siguiendo las indicaciones de la OMS, se reducir¨ªa en un 13% el riesgo de muerte por todas las causas; un 12% por enfermedad cardiovascular, un 10% por c¨¢ncer; y un 35% por enfermedad respiratoria.
Creo que no ¨ªbamos desencaminados en nuestro proyecto cuando d¨¢bamos fruta, a no ser que uno piense que las indicaciones de la mayor autoridad mundial de la salud son exclusivas para los ni?os blancos de los pa¨ªses ricos y no para los ni?os negros de los pa¨ªses pobres.
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