La primera ind¨ªgena ember¨¢ abogada es l¨ªder en la lucha por la igualdad de g¨¦nero en Panam¨¢
Sara Omi es una mujer de esta etnia que se ha convertido en referente en la defensa de los derechos de los pueblos originarios para ni?as y j¨®venes paname?as
¡°Una mujer, ?para qu¨¦? Solo necesitamos un candidato que vaya a competir¡±, le dijeron los hombres a Sara Omi (Ipeti, Panam¨¢, 1987) cuando, despu¨¦s de a?os como autoridad tradicional y presidenta del territorio ember¨¢ del Alto Bayano, quiso optar al puesto de cacique, la representaci¨®n m¨¢s alta en su comunidad. A pesar de que perdi¨® las elecciones ¡°con ma?as y fraudes¡±, como ella denunci¨®, ahora que han pasado varios meses de ese duro momento, se siente orgullosa de su papel y su trayectoria: ¡°Decid¨ª, como mujer, ser parte de este proceso. Y no sal¨ª llorando, sal¨ª m¨¢s fuerte¡±, corrobora Omi, primera ember¨¢ abogada y todo un referente de la lucha por la igualdad de las mujeres ind¨ªgenas en Panam¨¢.
¡°Yo nac¨ª en la comunidad de Ipeti Ember¨¢ del territorio colectivo Alto Bayano¡±, cuenta. ¡°Mis abuelos fueron desplazados de manera forzosa por la construcci¨®n de la hidroel¨¦ctrica Ascanio Gua Villalaz. Toda su vida qued¨® bajo el agua. Mi madre ten¨ªa nueve a?os cuando sucedi¨®, as¨ª que yo pertenezco a un colectivo que fue reubicado para tener una nueva vida¡±.
Criada en un grupo reasentado en un terreno sobre el que no contaba con t¨ªtulo de propiedad colectiva de tierras, la inseguridad jur¨ªdica era una constante por la p¨¦rdida de territorios y bosques y las invasiones de empresas con intereses en los recursos naturales de la zona. Todo eso hizo que, desde joven, Sara Omi fuera muy consciente de las necesidades de su comunidad y los derechos que reivindicaban. ¡°Mi madre se llama Omayra Casama y me considero una l¨ªder desde que estaba en su vientre porque con sus ense?anzas me ha inculcado no apartarme nunca de la b¨²squeda de oportunidades, no solamente para m¨ª misma, sino para abrir puertas a otras mujeres¡± explica.
Tenemos un trabajo enorme para fortalecer las capacidades de otras mujeres para que crean en ellas mismas
Un 12,8% de la poblaci¨®n de Panam¨¢ es nativa y pertenece a alguno de los siete pueblos reconocidos como tal. En una entrevista de 2018, Dianna Pizarro, especialista s¨¦nior en desarrollo social del Banco Mundial, indicaba que la brecha de inclusi¨®n entre ind¨ªgenas y no ind¨ªgenas en el pa¨ªs era todav¨ªa muy grande, con un 86% de la poblaci¨®n en territorios originarios en situaci¨®n de pobreza. Pizarro a?ade que las primeras tienen cinco veces m¨¢s riesgo de mortalidad materna que las paname?as que no lo son. Asimismo, un informe de 2019 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) recoge que, aunque en los ¨²ltimos a?os se han reducido el n¨²mero de madres adolescentes y est¨¢n funcionando diferentes sistemas de planificaci¨®n familiar, las tasas de fecundidad entre las nativas siguen siendo elevadas y que las situaciones de dependencia y sumisi¨®n a los hombres son muy frecuentes.
La presencia materna como referente clave
La presencia de su madre es fundamental en la historia de Omi, que naci¨® cuando ella apenas ten¨ªa 15 a?os. Cuenta que, a pesar de tener que renunciar a muchas cosas por tener una familia tan joven, su madre realiz¨® infinidad de cursos y trabajos para poder sacar adelante a sus hijos, siempre buscando que no pasaran por lo que ella hab¨ªa tenido que vivir. Recuerda tambi¨¦n ¨Cy aqu¨ª se llena de orgullo al explicarlo¨C que de forma paralela, su madre siempre estuvo vinculada a los procesos de lucha de la comunidad por el territorio y que en el a?o 2000 se convirti¨® en la primera mujer cacique del pueblo ember¨¢, rompiendo muchas barreras de discriminaci¨®n.
Su ejemplo y su tenacidad fueron indispensables para que Omi pudiera continuar sus estudios m¨¢s all¨¢ de la educaci¨®n secundaria, que era hasta donde pod¨ªa estudiar donde ella viv¨ªa. En esa ¨¦poca, una congregaci¨®n de religiosas cat¨®licas visitaban la zona y dispon¨ªan de una casa para j¨®venes en Ciudad de Panam¨¢, y su madre decidi¨® enviarla con ellas. ¡°Yo tendr¨ªa 14 a?os, y mi madre me dijo algo como ¡®bueno, al pr¨®ximo a?o vas a ir a la ciudad, vas a estudiar, pero te vas a convertir en monja¡±, cuenta entre risas.
Sin necesidad de profesar votos, la experiencia en la capital fue determinante para Omi, quien adquiri¨® una formaci¨®n doble: desde su cosmovisi¨®n ind¨ªgena ember¨¢ y desde un enfoque occidental. Adem¨¢s de ser la primera ind¨ªgena en conseguir una beca completa en la Universidad Cat¨®lica Santa M? la Antigua de Panam¨¢ para estudiar Derecho, se convirti¨® tambi¨¦n en la primera mujer ember¨¢ abogada.
Para no perder la conexi¨®n con sus ra¨ªces, durante esos a?os entr¨® a formar parte de la Organizaci¨®n de j¨®venes Ember¨¢-Wounaan de Panam¨¢ y comenz¨® a participar en los movimientos de liderazgo. Desde su triple papel de estudiante de Derecho, mujer e ind¨ªgena, aprovech¨® para analizar la realidad ind¨ªgena m¨¢s all¨¢ de las necesidades de su comunidad.
Con debates y negociaciones como los de la Ley 72 de Propiedad Colectiva de Tierras, profundiz¨® en las reivindicaciones de derechos de los pueblos originarios, que no solo se centran en la parte territorial, sino tambi¨¦n en el acceso a la salud y la educaci¨®n o en la falta de espacios representativos para minor¨ªas. ¡°[Esta etapa] coincide con mi entrada en la universidad, y all¨ª no aprend¨ªa nada sobre los derechos de los ind¨ªgenas, ¨²nicamente se hablaba de derechos humanos y desde un marco general¡±, explica. ¡°Yo creo que est¨¢bamos en un momento de reivindicaci¨®n de nuestros derechos en Panam¨¢, y empec¨¦ a capacitar a autoridades, a j¨®venes, a mujeres... Inici¨¦ un proceso de liderazgo y eso me permiti¨® desarrollar mis capacidades y fortalecer la idea de c¨®mo llevar a cabo los trabajos en nuestros territorios¡±. En el a?o 2013 comienza a colaborar con la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques, donde funda en 2018 la Coordinaci¨®n de Mujeres Lideresas Territoriales.
Seg¨²n indica el Grupo de Trabajo Internacional para asuntos ind¨ªgenas (IWGIA), Panam¨¢ no ha ratificado el Convenio 169 de la OIT de 1989, un acuerdo que busca garantizar el derecho de los pueblos nativos a mantener y fortalecer sus culturas, formas de vida e instituciones propias y su derecho a participar en las decisiones que les afectan. Sin embargo, s¨ª ha votado a favor de la Declaraci¨®n de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Ind¨ªgenas de 2007. A la enorme desigualdad en que viven estas poblaciones en Panam¨¢, hay que a?adir la covid-19, que afect¨® gravemente. Los menores de edad de pueblos nativos y los que viven en zonas rurales son los que m¨¢s est¨¢n sufriendo estas desigualdades en un pa¨ªs que ostenta el t¨ªtulo de acumular durante la pandemia la mayor cantidad de d¨ªas consecutivos sin que los estudiantes del sistema p¨²blico tuvieran acceso a educaci¨®n presencial o semipresencial.
Los retos de ser l¨ªder de la comunidad ember¨¢
Un aspecto que Sara Omi destaca con orgullo es su participaci¨®n como autoridad territorial a partir de 2016, cuando se convierte en presidenta ember¨¢ del territorio del Alto Bayano. Se trata de un puesto que, aparte de no estar remunerado y requerir una dedicaci¨®n completa, no era muy com¨²n que desempe?ara una mujer. Despu¨¦s de cinco a?os, en 2021 decidi¨® presentarse a cacique en un proceso en el que, a pesar de no salir elegida y de impugnar los resultados por considerar que hab¨ªa fraude de la otra parte, tuvo que aguantar situaciones de discriminaci¨®n y acoso por parte de su propia gente a causa de su g¨¦nero. ¡°Nosotras nunca nos debemos callar, debemos mantenernos siempre alerta de todos los procesos. Tenemos un trabajo enorme para seguir liderando y poder fortalecer las capacidades de otras mujeres dentro del territorio, no para que crean en otra mujer, sino para que crean en ellas mismas. Nuestra lucha no es f¨¢cil¡±, insiste.
Junto con otras miembros ember¨¢, Omi cre¨® tambi¨¦n el emprendimiento Jumara Juwa, que significa ¡°las manos de todas¡±, en referencia a que detr¨¢s de cada pieza artesana est¨¢ la historia de una mujer y que todo el conocimiento pasa por sus manos. ¡°Queremos buscar espacios de entrada econ¨®mica porque las que han sido violentadas siguen estando calladas; si ellas no dependen de nadie para cubrir sus necesidades, podr¨¢n poner un alto a la violencia¡± detalla Omi, que cuenta tambi¨¦n que tienen una casa escuela de liderazgo, que quieren impulsar talleres de derechos humanos y posicionar los valores tradicionales del pueblo ember¨¢.
En el caso de las ind¨ªgenas, debemos aprender a querernos, debemos aprender a que nuestra opini¨®n es importante
¡°En el caso de las ind¨ªgenas, debemos aprender a querernos, aprender que nuestra opini¨®n es importante. Pero no atacando a otras ni, obviamente, a los hombres, sino siendo m¨¢s estrat¨¦gicas y empleando herramientas para acompa?ar nuestras luchas¡±, afirma, como la defensa de sus territorios, sus bosques o conocimientos. ¡°Tenemos que buscar herramientas para empoderar a las ni?as, a las j¨®venes y a las mujeres para que puedan contar su propia historia¡±.
Para superar el golpe que le supuso el rechazo a ser cacique, su madre ha sido su aliada y uno de sus principales apoyos. Omi afirma que, despu¨¦s de criar a sus hermanos y a ella, decidi¨® ponerse a estudiar. Pasados los 40 a?os, se ha convertido en trabajadora social. ¡°Ella no pudo cumplir su sue?o de ser abogada, pero lo hizo realidad en m¨ª. Es la persona que m¨¢s indignada ha estado ante la injusticia que sufrimos nosotras por buscar mejores oportunidades para todos, y se siente muy orgullosa de tenerme y de que yo sea su alumna en todo este proceso de aprendizaje¡±.
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