Un investigador idealista en la Amazonia peruana

Alfonso Marzal pas¨® gran parte de su infancia entre las dehesas extreme?as. Los fines de semana y las vacaciones disfrutaba en el campo de su familia en Olivenza, conviviendo entre animales y naturaleza. En la escuela mostraba gran inter¨¦s por las Ciencias Naturales. M¨¢s adelante, sus profesores le transmitieron el conocimiento de la biolog¨ªa a trav¨¦s de la investigaci¨®n y el descubrimiento. Recuerda que de ni?o devoraba con avidez las novelas de aventura de Julio Verne o Jack London. Su tremenda imaginaci¨®n le proyectaba en el futuro como el investigador explorador y rom¨¢ntico que visualizaba al leer aquellos libros. M¨¢s de 30 a?os despu¨¦s, su sue?o se convirti¨® en realidad.

Hoy es profesor de Biolog¨ªa y catedr¨¢tico en Zoolog¨ªa en la Universidad de Extremadura. Colabora con universidades y entidades de Suecia, Lituania, Francia, Am¨¦rica y Asia. Su labor le ha valido varios reconocimientos internacionales. Proyectos de gran envergadura y prestigio que se empeque?ecen al lado del que es el proyecto de su vida. ¡°En la Amazonia peruana he podido unir mis inquietudes profesionales con las personales. Es el proyecto en el que m¨¢s feliz me siento y el que m¨¢s me llena¡±. Algo que Marzal, de 46 a?os, considera un privilegio.

Todo comenz¨® durante un congreso de malaria que organiz¨® en Badajoz en el a?o 2008. Invit¨® al estadounidense Ravinder Sehgal, profesor de la facultad de Biolog¨ªa de la Universidad Estatal de San Francisco, al cual admiraba, a dar una conferencia. Congeniaron. Cuatro a?os m¨¢s tarde, Marzal recibi¨® un correo electr¨®nico inesperado. El profesor Ravinder le invit¨® a acompa?arle a dar clases de formaci¨®n a profesores, estudiantes e investigadores de Per¨² sobre investigaci¨®n en malaria. No se lo pens¨®. ¡°Nuestra idea no era ir all¨ª, investigar y volver, sino formar a investigadores locales¡±, recuerda. Empezaron a surgir diversos grupos de estudios y proyectos ¨Cfinanciados por entidades, becas y hasta con sus propios ahorros personales¨C, seg¨²n cuenta Alfonso. Estas investigaciones contin¨²an tras una d¨¦cada de colaboraci¨®n y les han valido ya varias publicaciones conjuntas a ¨¦l y a sus colegas peruanos. Le enorgullece sobremanera, pues ayudarles a conseguir prestigio internacional puede facilitarles sus carreras.

Sus indagaciones en Per¨² se han centrado en el campo de las enfermedades infecciosas emergentes. Una de las l¨ªneas principales de su trabajo naci¨® en el centro de rescates de fauna silvestre URKU, en Tarapoto, una regi¨®n clave en el tr¨¢fico ilegal de especies. Descubrieron que muchos de los animales que iban a ser traficados hacia otras partes del mundo estaban infectados. ¡°Es como un caballo de Troya. Metemos un animal en otra parte del mundo sin ning¨²n tipo de control y dentro van pat¨®genos que dispersan la enfermedad. Introducimos no solo especies enfermas, sino enfermedades que pueden dar el salto a los humanos¡±, afirma Marzal.

Estamos observando que hay tres veces m¨¢s mosquitos que transmiten enfermedades en un bosque deforestado que en otro que no ha sufrido alteraciones a solo tres kil¨®metros de distancia

Alfonso Marzal, bi¨®logo

Otra de sus l¨ªneas de trabajo se centra en analizar las clases de par¨¢sitos que existen en las especies de la fauna aut¨®ctona, descubriendo, entre otras, una especie de malaria originaria de Europa. Investigar las enfermedades en aves es clave para comprobar c¨®mo el comportamiento de estas pueden replicarse en los humanos.

Tambi¨¦n estudia los efectos de la deforestaci¨®n. ¡°Estamos observando que hay tres veces m¨¢s mosquitos que transmiten enfermedades en un bosque deforestado que en otro que no ha sufrido alteraciones a solo tres kil¨®metros de distancia,¡± explica Marzal desde su despacho en la universidad de Extremadura. Seg¨²n han constatado, la ausencia de sombra en los charcos donde cr¨ªan las larvas los mosquitos hace que estas maduren mucho m¨¢s r¨¢pidamente, multiplicando as¨ª su poblaci¨®n. Adem¨¢s, han probado que, en zonas deforestadas, hay m¨¢s del doble de malaria, lo que indica que las personas y los animales que viven all¨ª tienen mucho m¨¢s riesgo de contraer la enfermedad.

Marzal explica que la proliferaci¨®n de enfermedades en las especies puede deberse al estr¨¦s ante un cambio en su entorno, estr¨¦s que se manifiesta en forma de enfermedades f¨ªsicas. Algo similar al herpes labial que un humano puede generar en situaciones de estr¨¦s cuando el sistema inmune se encuentra deprimido.

Los resultados de estos trabajos no son tan tangibles como puede resultar el desarrollo de una vacuna o un medicamento. Su finalidad es m¨¢s bien aportar el conocimiento del cual se alimentar¨¢n las posibles aplicaciones pr¨¢cticas. Es tajante al reivindicar la importancia de su trabajo mediante la siguiente hip¨®tesis: ¡°Si hace unos a?os hubiera dicho que ir a investigar los virus en unos murci¨¦lagos en una cueva remota de China, seguramente me hubieran dicho que eso no ten¨ªa sentido. Y, sin embargo, cu¨¢ntas vidas se hubieran salvado y cu¨¢ntos miles de millones de euros nos hubi¨¦ramos ahorrado¡±, reflexiona, sobre la reciente pandemia global de coronavirus.

Un compromiso social

En busca de un lugar id¨®neo donde investigar, Marzal lleg¨® a la peque?a comunidad ind¨ªgena de San Rafael, cercana a Iquitos, la capital de la Amazon¨ªa peruana. Lo hizo de la mano de Esteban Fong, uno de sus antiguos estudiantes all¨ª. Cuenta que una noche, conversando con unos ni?os, estos le dijeron que iban a plantar unos ¨¢rboles para regalar a sus hijos (de seis y nueve a?os en aquel momento). Finalmente, acordaron que el regalo ser¨ªa para la clase de primero y cuarto de primaria del colegio Sagrada Familia de Badajoz, donde estudian sus hijos.

De regreso, Marzal mostr¨® fotograf¨ªas y v¨ªdeos a los alumnos de los ¨¢rboles que les hab¨ªan regalado. Estos decidieron entonces escribirles unas cartas de agradecimiento a sus nuevos amigos amaz¨®nicos. Marzal fue el encargado de llevarlas a la escuela de San Rafael. ¡°Hablando con la profesora en la comunidad, me dijo que los alumnos se hab¨ªan motivado a aprender a leer y escribir gracias a esas cartas. Un gesto tan inocente hizo que se creara en ellos la inquietud de aprender¡±, cuenta emocionado.

As¨ª, replicaron el gesto y las cartas llegaron desde aquella remota escuela de la selva amaz¨®nica a Badajoz. Esta vez, los pacenses recolectaron 75 kilos de material escolar que Marzal entreg¨®. Los ni?os peruanos lo agradecieron liberando mariposas en el bosque. En su despacho de la universidad, el cient¨ªfico ya tiene preparada una caja con material deportivo que entregar¨¢ pr¨®ximamente en San Rafael.

Este investigador idealista considera su labor como el hecho de vivir conforme a su visi¨®n ante la vida, que sintetiza con el lema de Evergreen Institute, la organizaci¨®n ambiental de su antiguo alumno Esteban Fong, tomada del escritor Eduardo Galeano: ¡°Mucha gente peque?a, en lugares peque?os, haciendo cosas peque?as, pueden cambiar el mundo¡±.

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