Djingarey Maiga: una voz inspiradora para las mujeres de Mal¨ª
La defensora de los derechos humanos ha batallado m¨¢s de dos d¨¦cadas para mejorar la vida de las malienses, que experimentan los ratios de embarazo adolescente, las brechas de escolarizaci¨®n y de oportunidades laborales m¨¢s elevadas de ?frica subsahariana
Djingarey Ibrahim Maiga (Gao, norte de Mal¨ª, 1976) es una de las m¨¢s reconocidas feministas de Mal¨ª, pues ha dedicado m¨¢s de 20 a?os a la defensa de los derechos de las malienses a trav¨¦s de su organizaci¨®n Mujeres y Derechos Humanos, que cofund¨® en el a?o 2000 y de la que es directora general. ¡°La situaci¨®n de las mujeres debe cambiarpara que puedan disfrutar de todos sus derechos como ciudadanas¡±, sentencia en su despacho del Ministerio de Promoci¨®n de la Mujer, la Infancia y la Familia, en Bamako, donde ejerce de asesora.
Mal¨ª, pa¨ªs de ?frica Occidental conocido por su riqueza cultural y su diversidad ¨¦tnica, tambi¨¦n destaca por las desigualdades socioecon¨®micas de g¨¦nero. Pese a los progresos en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, las malienses tienen un acceso limitado a la educaci¨®n ¨Dapenas un 25% de las ni?as acaban la secundaria frente al 31% de los chicos¨D, la sanidad y el empleo formal. As¨ª lo confirman los datos del Banco Mundial, que revelan una elevada mortalidad materna (440 mujeres fallecen por causas relacionadas con el embarazo y el parto por cada 100.000 nacidos vivos), as¨ª como una tasa disparada de embarazos adolescentes (150 de cada 1.000 chicas de entre 15 y 19 a?os dieron a luz en el pa¨ªs en 2021), muy por encima de la media de naciones de bajos ingresos. Las mujeres del campo, en particular, suelen estar marginadas y tienen menos acceso a recursos y oportunidades. La participaci¨®n de la poblaci¨®n femenina en la fuerza laboral es del 54% frente al 80% de los hombres. Estas cifras se dan la vuelta si se observa el empleo informal y vulnerable, que ejercen casi el 88% de las que trabajan, mientras que es del 76% entre los varones.
Maiga recuerda que a una edad muy temprana comprendi¨® la necesidad de organizarse para ayudar a las trabajadoras del campo y, despu¨¦s de casarse, se convirti¨® en mediadora de la comunidad y empez¨® a trabajar para una ONG local que interven¨ªa en el sur en la promoci¨®n de la salud sexual y reproductiva. ¡°En Mal¨ª, ninguna mujer puede decir que no ha sido testigo de discriminaci¨®n, exclusi¨®n o violencia. Yo ve¨ªa estas situaciones y me preguntaba cu¨¢l era el estatus de la mujer en mi pa¨ªs, en nuestra sociedad¡±. Y decidi¨® que quer¨ªa cambiar la respuesta.
En Mal¨ª, ninguna mujer puede decir que no ha sido testigo de discriminaci¨®n, exclusi¨®n o violencia
Como mediadora de la comunidad, se sinti¨® profundamente impresionada por las condiciones en que viv¨ªan aquellas mujeres del campo. Esto la llev¨® a asociarse con otras cuatro mediadoras comunitarias que estaban tan concernidas como ella por la situaci¨®n de estas malienses, que viv¨ªan asfixiadas por tradiciones mucho m¨¢s duras para ellas que para los hombres.
As¨ª naci¨® su asociaci¨®n, que se centra en la b¨²squeda de los derechos humanos en las tradiciones africanas y malienses. Por eso, est¨¢ aprendiendo el N¡¯Ko, un alfabeto creado por el escritor guineano Solomana Kante en 1949 como sistema de transcripci¨®n de las lenguas mandingas de ?frica Occidental. Su objetivo es analizar la Carta del Mand¨¦n, proclamada en Kurukan Fuga en el siglo XIII, y que es considerada una de las constituciones m¨¢s antiguas del mundo, aunque ¨²nicamente existe en forma oral y es transmitida de padres a hijos. En su pre¨¢mbulo y siete cap¨ªtulos se proclaman, de hecho, la paz social en la diversidad, la inviolabilidad del ser humano, la educaci¨®n de las personas, la integridad de la patria, la seguridad alimentaria, la abolici¨®n de la esclavitud por raza y la libertad de expresi¨®n y comercio.
Adem¨¢s de las tradiciones, Maiga investiga los derechos de la mujer en la religi¨®n musulmana, mayoritaria en Mal¨ª. Con la Red de Mujeres Viviendo Bajo Leyes Musulmanas, ha llevado a cabo estudios sobre la jurisprudencia musulmana y los hadices ¨Ddichos y acciones del profeta Mahoma que sirven como orientaci¨®n para la vida cotidiana y se transmiten oralmente¨D que han permitido comprender mejor los derechos de las mujeres en el islam y les ha ayudado a distinguir entre las tradiciones, las interpretaciones y la realidad de su religi¨®n.
Pese a los progresos en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, las mujeres malienses tienen un acceso limitado a la educaci¨®n ¨Dapenas un 25% de las ni?as acaban la secundaria frente al 31% de los chicos¨D, la sanidad y el empleo formal
En el terreno de la pol¨ªtica, es una ferviente defensora de la adopci¨®n de leyes que protejan y fomenten la igualdad de g¨¦nero. Por eso, particip¨® en los anteproyectos y acciones de incidencia pol¨ªtica que desembocaron en la aprobaci¨®n, en 2018, de la Ley 052, que introduc¨ªa una cuota del 30% de mujeres en cargos nominativos y electos en Mal¨ª. Tambi¨¦n hace campa?a contra la violencia de g¨¦nero, incluida la violencia dom¨¦stica, la mutilaci¨®n genital femenina, el matrimonio precoz y el matrimonio infantil, y lucha por el acceso a la justicia.
Al principio, Mujeres y Derechos Humanos funcionaba gracias al trabajo voluntario de sus fundadoras, pero gracias a su esfuerzo se ha convertido en una organizaci¨®n feminista reconocida, lo que les ha permitido acceder a subvenciones y programas de capacitaci¨®n para las activistas que participan en los equipos dedicados a la promoci¨®n y protecci¨®n de los derechos de la mujer.
Como asesora t¨¦cnica del Ministerio de Promoci¨®n de la Mujer, la Infancia y la Familia, ahora Maiga reparte sus esfuerzos entre su ONG y las diversas campa?as que dirige para fomentar la emancipaci¨®n de la mujer maliense. Desde su punto de vista, las activistas de los derechos de la mujer necesitan acercarse m¨¢s a las autoridades si quieren tener m¨¢s ¨¦xito en sus actividades de presi¨®n y defensa desde la base, as¨ª como en la formulaci¨®n de propuestas para la promoci¨®n y protecci¨®n de los derechos humanos. ¡°Las transiciones pol¨ªticas son momentos dif¨ªciles. Nuestro lugar es estar al lado, aportando en ocasiones consejos para promover los derechos de las mujeres malienses¡±, afirma la activista.
¡°Hoy somos una organizaci¨®n feminista y queremos reunir a todas las asociaciones que declaran estar a favor de la protecci¨®n de los derechos de las mujeres y de la igualdad de g¨¦nero. Me parece una oportunidad para que todas podamos hablar con una sola voz y triunfar en la lucha por los derechos de las mujeres¡±, concluye.
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