Marruecos y Espa?a: ocho mentiras y una verdad sobre la tragedia de Melilla
Los tr¨¢gicos sucesos dejaron al menos 37 personas fallecidas y 77 desaparecidas en la ciudad aut¨®noma. El Gobierno espa?ol niega que fallecieran en territorio nacional y el alahu¨ª calla
Lo vio en un v¨ªdeo y entonces lo supo: su t¨ªo estaba (o al menos parec¨ªa) muerto. Luego otras fotos y una organizaci¨®n local se lo confirmaron. Huwaida, la sobrina de Anwar, un sudan¨¦s de 27 a?os que falleci¨® durante los terribles acontecimientos de Melilla del pasado 24 de junio, asegura que lo ¨²nico que quieren es conocer la verdad: ¡°Estamos casi seguros de que ha fallecido. Su madre piensa mucho en ¨¦l. Quiere saber qu¨¦ pas¨®. Os pido que nos ayud¨¦is a conseguir justicia. Rezamos para que nadie m¨¢s sufra este tipo de dolor¡±.
Las mentiras
Mientras las familias rebuscan entre la poca informaci¨®n que les han proporcionado, las autoridades a ambos lados de la frontera contin¨²an entre el silencio y la mentira. El ministro de Interior espa?ol, Fernando Grande-Marlaska, miente cuando dice que no hubo ning¨²n muerto o que ¡°ning¨²n hecho tr¨¢gico¡± sucedi¨® en territorio espa?ol. Sabemos que no fue as¨ª: toda la instalaci¨®n del paso fronterizo del Barrio Chino se encuentra completamente dentro de los l¨ªmites del territorio espa?ol, tal y como aseguran varios expertos consultados por Amnist¨ªa Internacional en base a la informaci¨®n disponible en el Centro Nacional de Informaci¨®n Geogr¨¢fica (CENIG).
Adem¨¢s la organizaci¨®n recuerda que la ¡°zona operacional conjunta¡±, ese limbo con el que el ministro parece referirse a una zona oscura donde no es necesario respetar los derechos humanos, es una regi¨®n internacionalmente reconocida como frontera terrestre de la Uni¨®n Europea (UE), y por lo tanto sujeta a las leyes europeas, entre ellas el conjunto de normas que protegen y regulan el derecho de asilo.
Las fuerzas de seguridad espa?olas hicieron un uso indebido de pelotas de goma, gases lacrim¨®genos, as¨ª como de gas pimienta a corta distancia contra personas atrapadas que estaban siendo asediadas al mismo tiempo por las fuerzas marroqu¨ªes
Y hechos tr¨¢gicos sucedieron: porque las fuerzas de seguridad espa?olas hicieron un uso indebido de pelotas de goma, gases lacrim¨®genos, as¨ª como de gas pimienta a corta distancia contra personas atrapadas que estaban siendo asediadas al mismo tiempo por las fuerzas marroqu¨ªes y que, por lo tanto, no presentaban peligro alguno. Personas heridas varias partes del cuerpo por ser golpeadas por agentes espa?oles ¡ªque necesitaron varios puntos¡ª fracturas de mand¨ªbula, gente inconsciente en el suelo, personas intentando huir, cegados por el gas pimienta... Los testimonios, los v¨ªdeos y las pruebas m¨¦dicas son suficientes como para saber que los hechos distaban mucho de ser poco tr¨¢gicos. El uso excesivo de la fuerza puede constituir tortura cuando se emplea en zonas muy concurridas, o cerradas, como en este caso.
Marlaska enga?a cuando niega la falta de asistencia sanitaria por parte de las autoridades espa?olas: tras dos horas de violenta represi¨®n contra migrantes y posibles refugiados, tanto las autoridades marroqu¨ªes como las espa?olas tardaron otras diez horas en proporcionar ayuda m¨¦dica a los heridos, un fallo (o m¨¢s bien, una violaci¨®n del derecho a la salud y a la vida que constituye tortura y otros tratos crueles y degradantes) que pudo contribuir a la p¨¦rdida evitable de vidas humanas. Si eso no son hechos tr¨¢gicos, no s¨¦ c¨®mo los calificar¨¢ el ministro.
Tambi¨¦n mienten las autoridades espa?olas cuando dicen que es posible solicitar asilo en la frontera de Beni Enzar, el ¨²nico puesto fronterizo en Melilla, tal y como demuestran numerosos informes de organismos internacionales acerca de c¨®mo las autoridades marroqu¨ªes impiden, a trav¨¦s de pr¨¢cticas discriminatorias, a las personas racializadas acercarse a ¨¦l. Tampoco las embajadas son una opci¨®n para quienes quieren solicitar protecci¨®n internacional.
Y, por supuesto, miente cuando justifica las devoluciones sin los debidos procedimientos.
Los derechos de las personas migrantes y refugiadas no se limitan en funci¨®n de c¨®mo y por qu¨¦ llegan a un pa¨ªs. Por ejemplo, el principio de ¡°no devoluci¨®n¡±, piedra angular del derecho internacional de los derechos humanos sobre refugiados, y que proh¨ªbe que toda persona sea devuelta a un lugar donde corre peligro de sufrir graves abusos (como persecuci¨®n, tortura, etc¨¦tera), sigue vigente, independientemente de que una entrada de migrantes se complique.
Las autoridades espa?olas y marroqu¨ªes mostraron una cruel indiferencia por este principio. Espa?a devolvi¨® de forma ilegal hasta a 470 personas (seg¨²n el propio Defensor del Pueblo). Dej¨® a personas ¡°sangrando y con heridas abiertas¡± en manos de las fuerzas marroqu¨ªes, que han sido acusadas de terribles violaciones de derechos humanos durante d¨¦cadas, un pa¨ªs que no ha adoptado legislaci¨®n nacional sobre refugiados ni procedimientos de asilo compatibles con las normas internacionales.
Algunas fueron llevadas a las prisiones marroqu¨ªes, y despu¨¦s sometidas, m¨¢s de 60 de ellas, a juicios que podr¨ªan ser injustos ante los indicios de vulneraci¨®n de garant¨ªas procesales por cargos relacionados con los hechos del 24 de junio y condenadas a penas de prisi¨®n de entre dos y tres a?os por cargos que van desde ¡°insulto y violencia contra agentes de las fuerzas de la autoridad y el orden¡± hasta ¡°facilitaci¨®n y organizaci¨®n de la emigraci¨®n irregular y la entrada irregular¡±, aunque fueron absueltos de los delitos de ¡°reuni¨®n armada¡± y ¡°causar heridas con armas blancas¡±.
Otras fueron trasladadas en autobuses y abandonadas en zonas remotas a 1.000 kil¨®metros de Nador sin ayuda m¨¦dica para los malheridos y sin pertenencias con las que poder encontrar un refugio.
El silencio
Marlaska no dice la verdad, pero Marruecos calla. Su ¨²nica explicaci¨®n ha sido que los migrantes iban armados con palos y machetes, piedras y cuchillos y atacaron a las fuerzas de seguridad, frente al ¡°alto nivel de control y profesionalidad¡± con la que actuaron sus oficiales, seg¨²n el embajador de Marruecos. Respondieron, alegan, ¡°de manera responsable¡± y con la intenci¨®n de ¡°no dar ning¨²n incentivo a las redes de tr¨¢fico de seres humanos¡±, seg¨²n su ministro de Exteriores. Declararon que la mayor¨ªa de las muertes se produjeron por las ca¨ªdas desde lo alto de la valla, cuando los 19 testimonios recopilados por Amnist¨ªa Internacional aseguran que no vieron a nadie morir por la ca¨ªda, y que las vallas eran demasiado bajas para causar la muerte.
19 testimonios recopilados por Amnist¨ªa Internacional aseguran que no vieron a nadie morir por la ca¨ªda, y que las vallas eran demasiado bajas para causar la muerte
Desde entonces, salvo con algunas excepciones, el silencio ha imperado sobre el imperio alahu¨ª, que tampoco ha contestado a los informes de Amnist¨ªa Internacional. Su silencio no ser¨ªa tan da?ino si no fuera porque estamos hablando de que a¨²n hay familias que no saben si sus seres queridos est¨¢n vivos o muertos, o si pueden enterrar sus cuerpos.
Marruecos oculta cuando impide a los familiares encontrar a sus desaparecidos: al menos a dos ONG del pa¨ªs se les impidi¨®, en los d¨ªas posteriores, visitar hospitales e identificar cad¨¢veres en las morgues. Las autoridades no han publicado un listado de los fallecidos ni se han puesto en contacto con los familiares, ni mucho menos han hecho nada por encontrar a los que pueden estar vivos.
El Estado africano calla sobre graves violaciones de derechos humanos y cuando oculta que en los 84 d¨ªas antes del 24 de junio realizaron 31 ataques, aproximadamente el mismo n¨²mero que en todo 2021. La polic¨ªa y las fuerzas de seguridad marroqu¨ªes hicieron redadas en el campamento donde se alojaban muchas de las personas migrantes, quemaron sus pertenencias y arrojaron bombas lacrim¨®genas y piedras, destruyendo sus pertenencias y dej¨¢ndoles sin comida ni bebida durante los d¨ªas previos a los hechos. Los ataques, cada vez m¨¢s violentos, por parte de las fuerzas marroqu¨ªes, hicieron la vida imposible en los bosques, por lo que muchos migrantes se pusiero en marcha.
A¨²n hay familias que no saben si sus seres queridos est¨¢n vivos o muertos, o si pueden enterrar sus cuerpos.
Su silencio es clamoroso cuando los v¨ªdeos analizados por organizaciones y medios de comunicaci¨®n muestran con claridad la fuerza con la que golpearon a las personas migrantes atrapadas en el puesto fronterizo de Barrio Chino, la despiadada crueldad con la que los subieron heridos a autobuses que los dejaron en zonas remotas a cientos de kil¨®metros. No es la primera vez que Marruecos abandona a migrantes a su suerte, pero s¨ª quiz¨¢ una de las m¨¢s impactantes cuando las ONG locales hablan de 77 personas desaparecidas. Kori, un joven sudan¨¦s de 17 a?os, perdi¨® muchos amigos es d¨ªa. Dijo que, despu¨¦s del intento de entrada, ¨¦l, junto con ¡°todas las personas capturadas por la polic¨ªa¡±, fueron llevados por la polic¨ªa marroqu¨ª a la prisi¨®n, donde fueron ¡°golpeados a martillazos en la cabeza hasta que fallec¨ªan¡±. ¡°Estuve en prisi¨®n durante dos d¨ªas. Luego me subieron a un autob¨²s y me dejaron en Beni Milal. En el camino, dos de mis colegas murieron en el autob¨²s¡±, le explic¨® a Amnist¨ªa Internacional.
Los hechos
¡°?La verdad? Puede que no la soportaras¡±, dec¨ªa Amen¨¢bar en Abre los ojos. Y es que esta verdad, que algunas de las personas entrevistadas describen como un laberinto hacia la muerte, es dif¨ªcil de afrontar.
Pero los hechos son irrefutables. En la ma?ana del 24 de junio entre 1.500 y 2.000 personas migrantes y refugiadas, en su mayor¨ªa procedentes de Sud¨¢n, intentaron cruzar la frontera entre Marruecos y Melilla. Llegaron en grupo desde los bosques que rodean Nador hasta el Barrio Chino en al ciudad aut¨®noma, donde se encontraron con alrededor de cien efectivos marroqu¨ªes armados con equipos antidisturbios. Durante las siguientes dos horas, quienes intentaban por un lado abrir la valla, y por otro, escalarla, se enfrentaron a la respuesta de la polic¨ªa de ambos pa¨ªses, atrap¨¢ndoles en lo que algunos testimonios describen como una caja o una jaula. Por un lado, la guardia magreb¨ª dispar¨¢ndoles con gases lacrim¨®genos, arroj¨¢ndoles piedras y golpe¨¢ndolos con porras. Por otro, la espa?ola disparando pelotas de goma, botes de humo, gas pimienta y gases lacrim¨®genos a corta distancia, incluso cuando ya estaban atrapadas dentro del recinto fronterizo y estaba claro que ya no pod¨ªan escapar.
En la ma?ana del 24 de junio, entre 1.500 y 2.000 personas migrantes y refugiadas, en su mayor¨ªa procedentes de Sud¨¢n, intentaron cruzar la frontera entre Marruecos y Melilla
En ese momento, unas 400 personas quedaron atrapadas en 200 metros cuadrados, mientras los agentes segu¨ªan dispuestos a disparar y golpear, vivos o muertos, heridos o sin mostrarse responsivos, sin tampoco importarles que estuvieran en un espacio encerrado. ¡°Nos dimos cuenta entonces de que est¨¢bamos en una caja: las fuerzas marroqu¨ªes y espa?olas segu¨ªan tir¨¢ndonos de todo (gas, piedras, pelotas de goma...). No pod¨ªamos ver nada, y era muy dif¨ªcil respirar¡±, cuenta Zacharias, de 22 a?os y procedente de Chad. Abdessalam, de origen sudan¨¦s, relataba c¨®mo, mientras escalaba la primera valla antes de que se derrumbara, vio c¨®mo los agentes marroqu¨ªes pegaban hasta la muerte a su hermano y a su t¨ªo. ¡°Murieron por los golpes¡±, lamenta.
Las t¨¦tricas escenas no dejaron de sucederse en esas dos horas. Tal y como relata Zacharias fue la polic¨ªa espa?ola la que le cogi¨® cuando consigui¨® saltar la valla, y le golpe¨® en la cabeza con una porra: ¡°Mi cara estaba cubierta de sangre. Me ataron las manos a la espalda, me agarraron de la camiseta y me pasaron a trav¨¦s de la valla hasta donde los genderames marroqu¨ªes me estaban esperando. Segu¨ª viendo c¨®mo golpeaban a m¨¢s gente que estaba en el suelo inconsciente¡±.
La falta de informaci¨®n oficial sobre lo sucedido genera un dolor y una angustia constante a los familiares de las v¨ªctimas y de los desaparecidos
Despu¨¦s, como bien es sabido, las ambulancias tardaron en llegar y en atender a los heridos.
La verdad
Marlaska no es el ¨²nico que miente, tambi¨¦n representantes de otros partidos pol¨ªticos han aprovechado la coyuntura para difundir bulos racistas sobre las personas migrantes.
Pero entre tanta mentira, hay una grave verdad: la falta de informaci¨®n oficial sobre lo sucedido genera un dolor y una angustia constante a los familiares de las v¨ªctimas y de los desaparecidos, y vulnera sus derechos a la verdad, la justicia y la reparaci¨®n. M¨¢s all¨¢ de que seis meses despu¨¦s ni un solo responsable haya sido llevado hasta la justicia, tampoco las investigaciones abiertas parecen analizar el papel que el racismo contra las personas negras y racializadas jugaron en las violaciones de derechos humanos antes, durante y despu¨¦s del 24 de junio. Tal y como se?ala la secretaria general de Amnist¨ªa Internacional, estas mentiras, este silencio, ¡°huele a encubrimiento y a racismo¡±.
Y si Espa?a y Marruecos encubren, ?ser¨¢ el Parlamento Europeo o algunos organismos internacionales, como Naciones Unidas, quienes tendr¨¢n que desentra?ar la verdad sobre delitos de derecho internacional, incluidos asesinatos y torturas y otros malos tratos?
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