Por un Manifiesto de la Movilidad Activa
La crisis energ¨¦tica y la falta de recursos renovables obliga a configurar un nuevo modelo de ciudad en la que caminar o ir en bicicleta se conviertan en una palanca hacia espacios m¨¢s sostenibles y resilientes
La era del petr¨®leo abundante y barato ha permitido a nuestra sociedad protagonizar una extraordinaria expansi¨®n urbana y metropolitana en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Todo ello apoyado en un sistema de transportes ideado para recorrer grandes distancias a velocidades elevadas. Nuestras ciudades se llenaron r¨¢pidamente de grandes avenidas y calles con varios carriles, al tiempo que se atascaban de coches. Entre la circulaci¨®n y el aparcamiento, a ellos ¡ªlos coches¡ª hemos consagrado el 80% del espacio p¨²blico.
Esta era ha acabado. Superado el pico de producci¨®n ¡ªen realidad, extracci¨®n¡ª del petr¨®leo, la crisis energ¨¦tica y de materiales apuntan a un horizonte en el que no nos podremos mover en coche con la frecuencia y despreocupaci¨®n a las que nos hab¨ªamos acostumbrado. Sencillamente, no vamos a tener energ¨ªa para ello. A partir de fuentes renovables tampoco nos va a alcanzar para mantener la movilidad motorizada en sus niveles actuales, pues estos fueron posibles gracias a una energ¨ªa f¨®sil abundante y barata que ya no tendremos. Am¨¦n de que una parte significativa de esa energ¨ªa renovable la deberemos haber encauzado hacia el mantenimiento de la actividad industrial y las condiciones de habitabilidad y confort de nuestras viviendas, por ejemplo. El sector de transportes va necesariamente a contraerse, por las buenas o por las malas. Hag¨¢moslo por las buenas, de forma previsora, minimizando los impactos y asegurando la equidad social.
Entre la circulaci¨®n y el aparcamiento, a ellos ¡ªlos coches¡ª hemos consagrado el 80% del espacio p¨²blico
En definitiva, es urgente planificar qu¨¦ vamos a hacer con nuestras ciudades, pues ya no van a ser como antes. Debemos apostar por un urbanismo compacto y recuperar la escala de barrio, mezclando usos y funciones para no tener que ir demasiado lejos a satisfacer nuestras necesidades cotidianas (ir al trabajo, al lugar de estudios, a hacer la compra, etc.). La urbe de los 15 minutos en la que est¨¢n trabajando Par¨ªs, Barcelona, Vitoria, Pontevedra, etc.
Las distancias cortas permiten poner a las personas en el centro, pues los desplazamientos a pie son los protagonistas, junto con la movilidad en bicicleta. Implica redise?ar el espacio p¨²blico y dotarnos de una nueva jerarqu¨ªa viaria en la que el coche ha perdido l¨®gicamente su hegemon¨ªa actual. Maximizar las posibilidades de la movilidad no motorizada (a pie y en bicicleta) tambi¨¦n implica meter m¨¢s verde en la ciudad, pues deberemos dotarnos de aceras sombreadas, plazas, corredores verdes, etc.
Y seguir¨¢ habiendo coches, pero menos que ahora, muchos de estos ser¨¢n de uso compartido. No tenemos que verlo como una privaci¨®n dolorosa, al contrario, va a ser una de las grandes palancas para avanzar hacia urbes m¨¢s habitables, saludables y resilientes en el contexto de cambio clim¨¢tico en el que estamos inmersos. Disfrutaremos de menos atascos y accidentes, mejor espacio p¨²blico, un aire m¨¢s limpio y una revitalizaci¨®n del comercio local y de la vida en los barrios. Junto con el verde urbano, la ¡°producci¨®n¡± (l¨¦ase transformaci¨®n) de energ¨ªa renovable o la econom¨ªa circular, la movilidad no motorizada (a pie y en bicicleta) debe formar parte de una estrategia territorial de adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico. Y de esta estrategia urbana y territorial frente al cambio clim¨¢tico debe surgir un nuevo modelo de ciudad.
Por eso es fundamental hacer de esa necesidad una virtud, para poner las manos a la obra inmediatamente, pues ese horizonte de escasez energ¨¦tica y de materiales, crisis clim¨¢tica y reconfiguraci¨®n urbana y territorial ya est¨¢ aqu¨ª y no podemos evitarlo.
La crisis energ¨¦tica y de materiales apuntan a un horizonte en el que no nos podremos mover en coche con la frecuencia y despreocupaci¨®n a las que nos hab¨ªamos acostumbrado
Para generar una visi¨®n com¨²n en torno a las posibilidades de la movilidad no motorizada, o movilidad activa, un grupo de organizaciones, tanto p¨²blicas como privadas, hemos puesto en marcha un proceso de colaboraci¨®n p¨²blico-privado para identificar las principales palancas de cambio y l¨ªneas de actuaci¨®n para maximizar esta movilidad y generar ciudades m¨¢s habitables, saludables y con un mejor espacio p¨²blico, que coloque a las personas en el centro del nuevo modelo. Los resultados de este trabajo se pondr¨¢n a disposici¨®n en un documento al que llamaremos Manifiesto de la Movilidad Activa y que estar¨¢ a mano de todos los agentes del sector para ayudarlos a orientar mejor sus pol¨ªticas y actuaciones.
El proceso de colaboraci¨®n que hemos comenzado es coherente con la Estrategia de Movilidad Segura, Sostenible y Conectada y la Estrategia de la Bicicleta, ambas impulsadas por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA). No vamos contra la Administraci¨®n o el Gobierno, sino todo lo contrario: queremos ayudar y sumar. Nuestro prop¨®sito, de hecho, es concretar l¨ªneas de actuaci¨®n y facilitar que los ayuntamientos enfoquen mejor sus pol¨ªticas locales.
La corresponsabilidad, el compromiso y la movilizaci¨®n de la ciudadan¨ªa son aspectos fundamentales para que nos pongamos en marcha y pongamos en pie un nuevo modelo de ciudad y de movilidad que responda a una estrategia urbana y territorial acorde a los tiempos de emergencia clim¨¢tica que vivimos.
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