Un pulso para promover la agricultura ecol¨®gica en los cultivos de Maputo
Algunas asociaciones de productoras agr¨ªcolas ensayan el uso de compost y otras t¨¦cnicas org¨¢nicas en colaboraci¨®n con ONG locales e internacionales
¡°Lo que me hizo adoptar la agricultura ecol¨®gica es que es bastante m¨¢s accesible. Antes, cuando no ten¨ªamos dinero, era imposible trabajar porque no pod¨ªamos comprar los fertilizantes qu¨ªmicos y la producci¨®n se deten¨ªa. Estos abonos org¨¢nicos son asequibles y sencillos. Los hacemos nosotras mismas¡±. Son algunas de las explicaciones con las que Violeta Machinguane Mavute justifica su apuesta por los productos ecol¨®gicos en su peque?a machamba (huerto) de Maputo, la capital de Mozambique. Ella es una de las agricultoras que forman la Asociaci¨®n para el Desarrollo de Mula¨²ze (Adema), una entidad local que est¨¢ trabajando en el uso de compost producido a partir de la gesti¨®n de residuos s¨®lidos urbanos.
La agricultura urbana en Maputo se encuentra en un momento complicado. Por un lado, las autoridades municipales y diversas organizaciones sociales llevan a?os promovi¨¦ndola por su aportaci¨®n a la seguridad alimentaria de colectivos populares, a la generaci¨®n de recursos y empleo en los barrios perif¨¦ricos y a la autonom¨ªa de las mujeres, que son mayoritariamente quienes la practican.
Sin embargo, la presi¨®n urban¨ªstica crece en la capital mozambique?a y amenaza a las zonas verdes del entorno de la ciudad. La escasez de infraestructuras como la irrigaci¨®n de los campos dificulta la sostenibilidad de la actividad, mientras que los s¨ªntomas del cambio clim¨¢tico y la irregularidad de las lluvias hacen que cada vez sea m¨¢s dif¨ªcil el cultivo. Ante esta encrucijada, algunas de las asociaciones locales de agricultores, acompa?adas por organizaciones de desarrollo locales como Abiodes y ONG internacionales, est¨¢n orientando su producci¨®n hacia pr¨¢cticas agrarias ecol¨®gicas.
En el distrito de KaMubukwana se desarrolla una de estas experiencias. Enginyeria Sense Fronteres (ESF) lleva a?os trabajando en Maputo sobre el tratamiento de residuos s¨®lidos urbanos y constatando que la mayor parte de esta basura, concretamente el 60%, es de car¨¢cter org¨¢nico. Solo el tratamiento de los desechos vegetales que se producen en los mercados ya supone un paso adelante considerable. ¡°Pensando c¨®mo reutilizar el residuo org¨¢nico¡±, explica Elena Erquiaga, coordinadora de ESF en Maputo, ¡°y hacerlo revertir de manera positiva en la ciudadan¨ªa, empezamos a trabajar con las autoridades municipales de Maputo¡±. ¡°Y as¨ª creamos un centro de compostaje que configuramos como un espacio de escuela¡±, sigue.
El compost org¨¢nico es f¨¢cilmente accesible y no hay grandes gastos para producirlo. Los cultivos crecen sanos y la producci¨®n es mayor
La respuesta ha sido satisfactoria. Las productoras que participan en este programa son sus principales embajadoras. Silvina Soquisso es otra de las agricultoras de Adema y no duda de la necesidad de atraer a otras a su causa: ¡°Otros productores deber¨ªan utilizar el compost org¨¢nico, porque es f¨¢cilmente accesible y no hay grandes gastos para producirlo. Hemos comprobado los resultados, los cultivos crecen sanos y la producci¨®n es mayor¡±. Otra de sus compa?eras, Raulina Fernando Muchanga, refuerza esas opiniones: ¡°Para que otras mujeres y hombres productores puedan aprovechar los insumos org¨¢nicos, tenemos que acercarnos a ellos y ense?arles. Son caros, pero estos los hacemos nosotras mismas¡±. Y la propia Muchanga a?ade: ¡°Los productores que pasan por aqu¨ª y ven nuestro trabajo sienten curiosidad y tratan de aprender, para producir mejor¡±.
La experiencia de ESF ratifica las sensaciones de las productoras. ¡°Cuando hemos ofrecido el compost del centro-escuela, ha habido filas de productoras que han llegado para recogerlo y usarlo en sus huertas. Es decir, hay inter¨¦s por el compost, por aprender nuevas t¨¦cnicas y por compartir experiencias¡±, asegura Elena Erquiaga.
En un reciente informe elaborado por el investigador mozambique?o Carlos Bavo y promovido por el Centre d¡¯Estudis Africans (CEAi) y ESF, bajo el t¨ªtulo Desaf¨ªos de la agricultura urbana en Maputo: acceso al agua, tecnolog¨ªa e ingresos, las preguntas se dirigen tambi¨¦n a la cuesti¨®n del uso de abonos org¨¢nicos. Bavo certifica que existe consenso entre los productores en cuanto a que el empleo de fertilizantes org¨¢nicos disminuye el de insumos y los costes de producci¨®n, as¨ª como que ¡°para la generalidad de los encuestados, las ventajas de utilizar el compost son claras, ya que permite una mayor sostenibilidad de la naturaleza¡±.
La comercializaci¨®n de los productos y su aspecto est¨¦tico es el principal inconveniente recogido por Bavo: ¡°Los productores destacaron el aspecto reluciente y atractivo de los productos resultantes de la utilizaci¨®n de fertilizantes inorg¨¢nicos en contraposici¨®n a los productos nutridos por esti¨¦rcoles org¨¢nicos. Para los consumidores, dicen los encuestados, cuenta mucho la apariencia del producto para la decisi¨®n final de compra¡±. A pesar de estos obst¨¢culos, el investigador concluye: ¡°El empleo de la variedad org¨¢nica parece tener posibilidades, ya que los productores son favorables a adoptarlo y no requiere inversiones imposibles¡±.
En gran medida, el ¨¦xito de estas t¨¦cnicas de cultivo se encuentra con una buena disposici¨®n entre las productoras de la agricultura urbana de Maputo por una cuesti¨®n de familiaridad. ¡°Hay toda una serie de insumos que se emplean ancestralmente, que tampoco contienen qu¨ªmicos y que ellas elaboran¡±, comenta Erquiaga. Izilda Lu¨ªs Chitive, otra de las asociadas a Adema, expone claramente el ejemplo: ¡°Uso pesticidas hechos a base de tabaco y de ajo que acaban con las plagas, sobre todo, con los caracoles. Creo que tiene otras ventajas, pero lo que s¨¦ seguro es que antes mis coles no ten¨ªan brillo y ten¨ªan bichos, y ahora ya no¡±.
Para la coordinadora de ESF en Maputo, todas estas actividades orientadas a reforzar la agricultura urbana promoviendo los cultivos org¨¢nicos han hecho sentir a las productoras que su trabajo tiene un valor en muchos sentidos: ¡°Normalmente, la agricultura de subsistencia es puesta en pr¨¢ctica por grupos sociales de pocos recursos y por eso no perciben que son importantes en la sociedad. Ahora, sienten que se valora lo que hacen¡±.
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