Pacto, ?qu¨¦ pacto?
Un acuerdo solo podr¨ªa referirse a la toma de decisiones no regladas ante iniciativas de los terroristas
?Existe un pacto antiterrorista entre el Gobierno y el principal partido de la oposici¨®n? Si se atiende solo a los hechos, habr¨ªa que concluir que no, puesto que la idea de pacto parece incompatible con la presencia de unos dirigentes populares en manifestaciones en las que se pide prisi¨®n para el ministro del Interior, y con la insistencia de otros en el infundio de una quim¨¦rica negociaci¨®n entre el Ejecutivo y la banda terrorista. Pero si se atiende solo a las declaraciones, la respuesta se vuelve confusa, puesto que puede ser afirmativa o negativa dependiendo de los protagonistas y las circunstancias. Mientras que unos dirigentes populares aseguran en las ruedas de prensa que s¨ª, que existe pacto, otros act¨²an en las calles dando por descontado que no. Algunos, como Federico Trillo, llegan incluso m¨¢s lejos, proclamando al mismo tiempo una cosa y la contraria, tanto en las calles como en las ruedas de prensa.
Declarar que el principal partido de la oposici¨®n mantiene un pacto con el Gobierno para detener terroristas es tanto como no decir nada, por m¨¢s que, como resulta habitual entre los distintos portavoces populares, se envuelva en un tono solemne. ?O es que es concebible un pacto para hacer lo que exige la ley? El pacto, de existir, solo podr¨ªa referirse a aquellos asuntos en los que el Gobierno se enfrenta a la necesidad de adoptar decisiones no regladas ante iniciativas de los terroristas y de su entorno. En el caso de los planes de la izquierda abertzale para presentarse a las elecciones municipales de mayo, si existiera un pacto, el Partido Popular habr¨ªa apoyado al Gobierno cuando este recurri¨® a la Fiscal¨ªa y la Abogac¨ªa del Estado para comprobar que no existe continuidad entre las nuevas marcas electorales y las anteriores. Pero esta es la hora en que los dirigentes populares siguen pasando de puntillas sobre la decisi¨®n de ir a los tribunales adoptada por el Gobierno mientras que, por el contrario, no cesan de acosar al Gobierno por las decisiones adoptadas por los tribunales. ?Qu¨¦ hubieran hecho ellos, con o sin pacto antiterrorista? ?Denegar la inscripci¨®n de Sortu o, llegado el momento, la proclamaci¨®n de las listas abertzales, mediante una orden del Ejecutivo y no de un auto de la justicia?
Un acuerdo solo podr¨ªa referirse a la toma de decisiones no regladas ante iniciativas de los terroristas
Ante la excarcelaci¨®n de Antonio Troiti?o, la actitud del Partido Popular no ha sido menos equ¨ªvoca con respecto a la divisi¨®n de poderes, siempre con el prop¨®sito de que algunos de sus dirigentes puedan mantener con palabras que existe pacto antiterrorista para que otros lo nieguen con hechos. A tenor de las contradictorias declaraciones de los populares, parece que el Gobierno deber¨ªa, o bien haberlo mantenido en la c¨¢rcel a pesar del auto judicial que ordenaba dejarlo salir, o bien colocarlo en una zona gris en la que ni quedara libre del todo ni tampoco detenido del todo. Se tratar¨ªa, en resumidas cuentas, de regresar al derecho penal de autor, en el que los tribunales castigan de acuerdo con las leyes, no los delitos terroristas que cometen algunos ciudadanos, sino a los ciudadanos que son terroristas. Una sentencia, seg¨²n esta siniestra visi¨®n, no castiga una acci¨®n sino que estampa un estigma. Si existiera pacto antiterrorista, el Partido Popular habr¨ªa apoyado al Gobierno cuando este orden¨® a la Fiscal¨ªa recurrir el auto por el que se puso en libertad a Troiti?o sobre la base de una doctrina jur¨ªdica acerca del c¨®mputo de las penas que se encuentra en discusi¨®n. Ha preferido, en cambio, criticarlo por la decisi¨®n de la Audiencia Nacional, sin importarle que, para fingir que mantiene un pacto antiterrorista, su actitud reclame un impl¨ªcito regreso al derecho penal de autor.
Sostener que existe pacto cuando, a todas luces, no aparece en ninguna de las ocasiones en las que deber¨ªa haberlo hecho quiz¨¢ ofrezca r¨¦ditos electorales al Partido Popular, pero a costa de desacreditar a la justicia al mismo tiempo que al Gobierno. Si, una vez en el poder, seg¨²n parecen vaticinar las encuestas, se sintiera comprometido por lo que est¨¢ diciendo y haciendo estos d¨ªas, no es la eficacia de la lucha antiterrorista lo que avanzar¨ªa, sino el deterioro del Estado de derecho. Pero si no se sintiera comprometido, el castigo de los electores cuyas pasiones est¨¢ contribuyendo a encender se volver¨ªa seguramente contra ¨¦l. El Partido Popular se encontrar¨ªa entonces ante una encrucijada en la que no podr¨ªa mantenerse en la indefinici¨®n como hasta ahora, declarando que hay pacto y actuando como si no lo hubiera. Y, vista su trayectoria en materia antiterrorista, ser¨ªa una radical innovaci¨®n estrat¨¦gica que los populares se decantaran abiertamente por sacrificar apoyos electorales para defender el Estado de derecho.
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