Me bajo en Sol
Ha ganado. El Movimiento del 15-M se ha crecido y desbordado el discurso electoral
Arranquemos con un problema matem¨¢tico.??
Todos sabemos que bajo el asfalto de la Puerta del Sol no se oculta ninguna playa. S¨®lo una estaci¨®n de metro, profunda y vertiginosa, de la que salen diariamente miles de personas. Si a este gent¨ªo an¨®nimo se le aplica no ya la met¨¢fora sino la estad¨ªstica, resulta que aproximadamente un tercio de los que suben las escalerillas son j¨®venes, de los cuales uno de cada tres no tiene trabajo y del resto, m¨¢s de la mitad ocupa un empleo temporal o precario muy por debajo de sus posibilidades y t¨ªtulos. Vistas as¨ª las cosas, viene la pregunta: ?cu¨¢ntos de esos desempleados y mileuristas cree usted que, al llegar a la superficie, querr¨¢n sumarse a una concentraci¨®n pac¨ªfica, formada por sus iguales y que pide, no una playa, sino un empleo digno y un ambiente pol¨ªtico m¨¢s respirable?
La respuesta a la inc¨®gnita da la medida del ¨¦xito de la autodenominada #spanishrevolution, ese movimiento que, en menos de una semana, ha logrado hacerse con las simpat¨ªas de cientos de miles de personas y arrebatar el relato de la actualidad a la pol¨ªtica tradicional. Unos partidos enfrascados en una campa?a extremadamente aburrida y que hoy se resuelve sin haber atendido a la reflexi¨®n fundamental que, apartando toda la hojarasca, se les ha planteado desde el kil¨®metro 0. A saber: ?por qu¨¦ la generaci¨®n mejor preparada de la historia siente que ha perdido el tren? Sea cual sea el resultado electoral, los balbuceos de la mayor¨ªa de los partidos frente a esta cuesti¨®n, oscilantes entre el temor y la aversi¨®n, han dejado en evidencia algunas de sus deficiencias. Quiz¨¢ la m¨¢s patente, pero en la que pocos han reparado, es que ninguno de los grandes dirigentes habituados a encontrar maravillosas playas en lugares insospechados, ha tenido el valor (ni siquiera metaf¨®rico) de coger el metro, bajar en la estaci¨®n Sol, subir las escalerillas, mirar a su alrededor y pararse a hablar con los contestatarios.
La suerte ya est¨¢ echada. Y el ganador, lo estamos viendo, es el Movimiento del 15-M?
La ¨²nica respuesta oficial que han recibido los acampados ha procedido parad¨®jicamente de la Junta Electoral Central. Y no deja de ser discutible, porque, como se?ala la propia doctrina del Tribunal Constitucional, extender el car¨¢cter de acto de campa?a a todo aquello que pueda incidir en la voluntad de los votantes y someterlo a las restricciones de la legislaci¨®n electoral implica, a la postre, abrir una puerta a que en periodo de elecciones se proh¨ªba toda manifestaci¨®n ideol¨®gica que no sea la efectuada por candidatos y partidos. Es decir, impone una mordaza a la expresi¨®n pol¨ªtica de la sociedad civil.
La suerte, de todos modos, ya est¨¢ echada. Y el ganador ha sido el Movimiento del 15-M. Ahora falta ver en qu¨¦ queda esta ola y si sobrevivir¨¢ al 22-M. En Portugal, donde en marzo pasado surgi¨® el precedente m¨¢s claro, un colectivo similar ha cristalizado en una estructura s¨®lida (M12M) que se ha puesto como objetivo volver a salir a la calle en las elecciones del 5 de junio. Posiblemente otro tanto ocurra aqu¨ª con las elecciones generales. Veremos.
Pero sea lo que sea, la #spanishrevolution habr¨¢ tenido la facultad de descubrir a mucha gente que en otras ¨¦pocas fue ut¨®pica tambi¨¦n, que bajo el asfalto de la Puerta del Sol no hab¨ªa ninguna playa tropical, cierto, sino una estaci¨®n de metro poblada de desempleados y mileuristas indignados, capaces de subir las escalerillas para exigir un futuro mejor.
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