La naturaleza del franquismo
La dictadura dur¨® mucho y fue camale¨®nica, por lo que, sin variar su esencia ¡ªpoder personal, represi¨®n, rechazo de la democracia¡ª, adopt¨® distintas formas, desde el proyecto totalitario al autoritarismo
La publicaci¨®n de los primeros vol¨²menes del Diccionario Biogr¨¢fico Espa?ol por la Real Academia de la Historia ha dado lugar a una pol¨¦mica en los medios de comunicaci¨®n sobre algunas de las afirmaciones que se realizan en el mismo. Es importante que los ciudadanos conozcan las opiniones de otros historiadores y la existencia de un debate ¡°acad¨¦mico¡± que, lejos de escandalizarnos, debe contribuir a un mejor entendimiento y comprensi¨®n de nuestro pasado m¨¢s reciente.
Para comenzar, se debe aclarar que es frecuente confundir naturaleza de un r¨¦gimen pol¨ªtico y forma de ejercicio del poder. Son dos cuestiones distintas, mientras que los conceptos ¡°totalitario¡± y ¡°autoritario¡± se refieren al primero de ellos, el t¨¦rmino ¡°dictadura¡± se aplica al segundo.
Totalitario es un r¨¦gimen pol¨ªtico no democr¨¢tico que busca imponer una integraci¨®n pol¨ªtica total entre el Estado y la sociedad. En dicho r¨¦gimen, la participaci¨®n y adhesi¨®n al mismo son una obligaci¨®n para todos los miembros de la comunidad pol¨ªtica. Mientras que autoritario define a un r¨¦gimen pol¨ªtico no democr¨¢tico, pero en este caso a trav¨¦s del control del Estado, monopolizando el poder pol¨ªtico sin permitir a los ciudadanos participar en la toma de decisiones. No tiene como objetivo controlar la vida social por medio de una ideolog¨ªa, ya que en ocasiones se carece de ella, sino lograr la pasividad de los ciudadanos.
La victoria militar, en la Guerra Civil, de los sublevados contra el orden leg¨ªtimo que representaba el r¨¦gimen republicano supuso la quiebra del Estado democr¨¢tico. El ¡°nuevo Estado¡± se atribuy¨® un car¨¢cter fundacional y se dispuso a construir un ¡°orden pol¨ªtico¡± distinto al democr¨¢tico. Buena muestra de ello fue la extraordinaria concentraci¨®n de poder que se dio en la persona de Francisco Franco. Desde el 1 de octubre de 1936 y hasta su muerte ocup¨® la Jefatura del Estado, del Ej¨¦rcito y del partido ¨²nico; hasta 1973, la del Gobierno y se a?ad¨ªa ¡°la suprema potestad de dictar normas jur¨ªdicas de car¨¢cter general¡±.
Se estableci¨® as¨ª una dictadura soberana que se atribuy¨® un car¨¢cter constituyente. Ello supuso trasladar la soberan¨ªa del pueblo al Estado, suprimir los derechos fundamentales de los ciudadanos, acabar con la divisi¨®n de poderes y establecer l¨ªmites mal definidos para el ejercicio del poder, lo que le permit¨ªa hacer uso de la arbitrariedad en aquellas ocasiones que estimara oportunas. Por ello, no se puede hablar de un Estado de derecho, sino de Estado con derecho, que es algo muy distinto.
¡°El Jefe responde ante Dios y ante la Historia¡±. La clase pol¨ªtica respond¨ªa solo ante Franco
?
Junto al hecho de ser una dictadura, es obligado referirse a la existencia de una identidad represiva. La represi¨®n y la violencia pol¨ªtica fueron una constante. Desde los primeros momentos del fracasado golpe de Estado de 1936 se hizo uso de ella (basta con leer las directrices elaboradas por el general Emilio Mola) para aplastar la resistencia, continuando con estos m¨¦todos a lo largo de toda la dictadura para someter a la oposici¨®n.
El debate sobre la naturaleza del franquismo ha originado una amplia controversia, dando lugar a numerosas definiciones (Juan Jos¨¦ Linz, Juan Mart¨ªnez Alier, Ignacio Fern¨¢ndez de Castro, Salvador Giner, Carlos M. Rama, Javier Tusell, Gino Germani¡) que en ocasiones producen la sensaci¨®n de que nos encontramos en un laberinto sin salida. En nuestra opini¨®n, dada la duraci¨®n del r¨¦gimen, es m¨¢s conveniente hablar de distintas naturalezas y no de una sola, y m¨¢s teniendo en cuenta que a lo largo del tiempo el r¨¦gimen franquista hizo uso de actitudes camale¨®nicas, que variaron no su esencia (poder personalizado, identidad represiva y rechazo a la democracia), sino su forma de actuaci¨®n pol¨ªtica.
La manera m¨¢s id¨®nea de buscar una definici¨®n es analizar la cronolog¨ªa de la dictadura y ver sus comportamientos frente a la situaci¨®n internacional, a los grupos pol¨ªticos predominantes en el interior, al tipo de estructura social y a la pol¨ªtica econ¨®mica. Se puede hablar en un primer momento de la existencia de un proyecto totalitario similar al fascismo, aunque se debe tener en cuenta la debilidad del partido ¨²nico, la posici¨®n de la Iglesia y la fortaleza del Ej¨¦rcito. Este proyecto totalitario se encontraba avalado por los ¨¦xitos en los campos de batalla de Europa de los ej¨¦rcitos del Eje, por la preponderancia del sector falangista (presencia en el Gobierno de Ram¨®n Serrano Su?er), por las pr¨¢cticas intervencionistas y aut¨¢rquicas en la pol¨ªtica social y econ¨®mica, que se conciben no tanto como una pol¨ªtica coyuntural, sino como un modelo cerrado y definitivo. A ello deber¨ªamos a?adir el uso de la est¨¦tica fascista y la pasividad de una Iglesia deudora con el bando nacional.
Los ¡°aperturistas¡±
no quer¨ªan un cambio
de r¨¦gimen sino
cambios en el r¨¦gimen?
A partir de la crisis de Gobierno de 1942, que supuso el cese definitivo de Serrano Su?er, y de los cambios que se estaban produciendo en la II Guerra Mundial a favor de los aliados se entr¨® en un periodo de indefinici¨®n, a los que Franco era muy proclive, dado que le permit¨ªa ganar tiempo y consolidar su poder.
A partir de 1945, el fin de la II Guerra Mundial y el nuevo orden internacional (llegada al poder, en algunos Estados europeos, de fuertes partidos dem¨®crata-cristianos, la extensi¨®n del Estado social y el ¨¦xito del capitalismo) condujeron a la dictadura a variar su naturaleza pol¨ªtica. En esta ocasi¨®n se trataba de buscar apoyos en el bloque occidental, lo que se vio favorecido por el inicio de la guerra fr¨ªa. En el interior tuvieron un especial protagonismo los ¡°cat¨®licos pol¨ªticos¡±, que adem¨¢s contribuyeron a lavar la cara del r¨¦gimen en el exterior y a partir de la d¨¦cada de los cincuenta favorecieron la transformaci¨®n social y el crecimiento econ¨®mico dentro de la l¨®gica capitalista. Pero en ning¨²n caso propiciaron reformas democr¨¢ticas, ya que los denominados ¡°aperturistas¡± (Jos¨¦ Sol¨ªs, Manuel Fraga, Laureano L¨®pez Rod¨®¡) no quer¨ªan un cambio de r¨¦gimen sino cambios en el r¨¦gimen.
La nueva naturaleza era autoritaria, al menos en los t¨¦rminos que en 1964 estableci¨® Juan Jos¨¦ Linz. Para este autor, las caracter¨ªsticas del autoritarismo se refieren a un sistema pol¨ªtico no democr¨¢tico, no responsable, con una mentalidad caracter¨ªstica, carente de movilizaci¨®n pol¨ªtica y l¨ªmites formalmente mal definidos en el ejercicio del poder.
Durante la dictadura de Franco no existieron medios de control pol¨ªticos sobre sus miembros. Comenzando por el jefe del Estado, como afirmaban los Estatutos de FET y de las JONS: ¡°El Jefe responde ante Dios y ante la Historia¡±; y continuando con toda la clase pol¨ªtica que respond¨ªa solo ante Franco, siendo la adhesi¨®n a su persona el mayor m¨¦rito que se pod¨ªa presentar.
La movilizaci¨®n pol¨ªtica es uno de los objetivos centrales de los reg¨ªmenes totalitarios (fascismos y comunismos) y para ello es imprescindible una ideolog¨ªa cerrada. En cambio, durante el franquismo se prim¨® la desmovilizaci¨®n y la pasividad de los ciudadanos. As¨ª, las escasas movilizaciones habidas en la plaza de Oriente de Madrid respond¨ªan a motivaciones nacionalistas (retirada de embajadores, ¡°proceso de Burgos¡± o condena internacional tras los fusilamientos del 27 de septiembre de 1975), habiendo otras de car¨¢cter religioso (Congreso Eucar¨ªstico Internacional de 1952 en Barcelona), o sentimental (visita de Eva Per¨®n de 1947). Esta carencia de movilizaci¨®n se basaba en la existencia de una mentalidad cambiante, en la que el r¨¦gimen antepon¨ªa sus intereses de supervivencia frente a los intereses de Espa?a.
Junto a las caracter¨ªsticas mencionadas, Linz hablaba de pluralismo pol¨ªtico limitado. Es cierto que entre los miembros de la ¡°coalici¨®n reaccionaria¡± exist¨ªan grupos pol¨ªticos diferentes (fascistas, conservadores, tradicionalistas, alfonsinos¡), pero eso no era lo decisivo, lo que anula la existencia de dicho pluralismo. Lo decisivo era lo que les un¨ªa a todos ellos: 1?) la fidelidad a la persona de Franco; 2?) la hostilidad a la democracia parlamentaria; 3?) un r¨ªgido concepto del orden p¨²blico; 4?) la creencia en la necesidad de la Guerra Civil; 5?) el convencimiento de que Espa?a deb¨ªa ser basti¨®n del catolicismo; 6?) una imagen tradicional y autoritaria de la vida y la sociedad, y 7?) un nacionalismo espa?ol excluyente.
?lvaro Soto Carmona es catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea de la Universidad Aut¨®noma de Madrid (UAM) y autor de ?Atado y bien atado? Institucionalizaci¨®n y crisis de franquismo (Biblioteca Nueva, 2005).
Pedro A. Mart¨ªnez Lillo es profesor titular de Historia Contempor¨¢nea de la UAM y codirector del M¨¢ster en Gobernanza y Derechos Humanos (C¨¢tedra de Estudios Iberoam¨¦ricanos Jes¨²s de Polanco).
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