?No hay cura rojo? No hay misa
Los fieles de un pueblo de Ourense plantan en la iglesia al vicario que sustituye a un colega represaliado El obispado le apart¨® por ser concejal del PSOE
El vicario general de la Di¨®cesis de Ourense aguant¨® ayer como pudo el plant¨®n de m¨¢s de 150 feligreses de las cuatro parroquias del municipio de Pi?or (1.500 habitantes) que tiene a su cargo el ¡°cura rojo¡± Antonio Fern¨¢ndez Blanco, a quien el obispado oblig¨® a renunciar a su acta de concejal del PSOE, ganada en el municipio de A Gudi?a, si quer¨ªa mantener su actividad pastoral. Fern¨¢ndez renunci¨® a ella el mi¨¦rcoles pasado, pero el obispado le mantiene la suspensi¨®n. Los feligreses se plantaron y ayer no fueron a misa de domingo.
¡°?A qu¨¦ vino usted aqu¨ª? ?Por qu¨¦ echan a don Antonio?¡±, espetaron los feligreses al anciano vicario que se dispon¨ªa a decir misa en la primera parroquia de Pi?or (Carballeda) en sustituci¨®n del cura represaliado. ¡°Nunca hizo campa?a ni desde el p¨²lpito ni fuera, ayuda a los m¨¢s pobres pese a que el obispado lo persigue, y desde que est¨¢ aqu¨ª viene m¨¢s gente a la iglesia¡±, contaban los vecinos de su p¨¢rroco, de 36 a?os, seguidor de la Teolog¨ªa de la Liberaci¨®n.
¡°Desde que lleg¨® no han hecho m¨¢s que perseguirlo¡±, asegura su sacrist¨¢n, Etelvino Lourenzo, y corroboran los fieles de Pi?or. Sus antiguos feligreses de A Gudi?a, a 180 kil¨®metros de Pi?or, cuentan la misma historia de ¡°persecuci¨®n pol¨ªtica¡± del sacerdote. ¡°Hasta que lo echaron, no pararon; el PP se emple¨®¡±, se?ala el portavoz socialista en A Gudi?a, Miguel Rodr¨ªguez.
Algunos p¨¢rrocos del PP s¨ª pudieron ser ediles en pueblos de Galicia?
Fern¨¢ndez lleg¨® desterrado de A Gudi?a a la casa rectoral de Carballeda (Pi?or) en octubre de 2009. Pero no pudo quedarse en ella: era una ruina. El obispado le dijo que ya la arreglar¨ªa. Dos a?os despu¨¦s, crece el musgo en la rectoral y el p¨¢rroco mantiene su residencia en A Gudi?a. Aunque el resto de curas de la provincia perciben dietas por kilometraje, ¨¦l paga sus 180 kil¨®metros y la pensi¨®n de jueves a domingo en Pi?or.
El obispado tampoco le ha dado residencia al cura rojo de O Carballi?o (municipio de la provincia de 14.000 habitantes), Emilio Vi¨¦itez, de la misma edad que Fern¨¢ndez. ¡°Me dijeron que no estaba en comuni¨®n con la Iglesia¡±, explica para precisar que solo dan alojamiento ¡°a los adeptos al r¨¦gimen¡±.
Vi¨¦itez asegura que cuando la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica ataca a su compa?ero tambi¨¦n le atacan a ¨¦l. Y se?ala con el dedo acusador al presidente de la Diputaci¨®n ¡ªel bar¨®n del PP Jos¨¦ Luis Baltar¡ª que ¡°coloca en puestos muy bien pagados¡± a los curas ¡°que piden el voto para ese partido¡±.
Es de recordar al fallecido p¨¢rroco de Tamaguelos, en Ver¨ªn, que manten¨ªa una estrecha vinculaci¨®n con Manuel Fraga y tuvo que responder judicialmente por adjudicar irregularmente obras de la Xunta. Mientras tanto, daba clases de religi¨®n y manten¨ªa las parroquias. Y hubo sacerdotes que fueron concejales del PP en otros Ayuntamientos de la provincia.
Dicen los feligreses que el cura rojo de Pi?or no ha hecho pol¨ªtica en el p¨²lpito: ¡°Si hacer pol¨ªtica es pedir el voto, no lo hizo jam¨¢s. Pero ¨¦l s¨ª que cree en Dios. Los otros hablan de Dios y no creen en ¨¦l¡±, sentencia una de sus feligresas. A su lado, otro vecino completa la descripci¨®n: ¡°Los otros tienen la sotana hasta los tobillos y los bolsillos hasta la rodilla; ya me entiende¡±. Los vecinos han amenazado con no volver a la iglesia hasta que no retornen al cura y han recogido firmas de feligreses de todas las ideolog¨ªas.
Antonio Fern¨¢ndez es un cura at¨ªpico: anima a los fieles a ¡°aprender y a que nadie piense por ellos¡±. En sus homil¨ªas, ataca a los poderosos. El a?o pasado reprob¨® desde el p¨²lpito el ¡°excesivo gasto¡± de la visita del Papa a Galicia. Los vecinos escuchan en misa la Salve Rociera de Roc¨ªo Jurado, Un mill¨®n de amigos, de Roberto Carlos, y canciones de Perales. Y les ha cambiado el tradicional ministerio de la confesi¨®n por uno colectivo: ¡°Todos nos arrepentimos, pedimos perd¨®n y cada uno se pone su penitencia¡±. La de Fern¨¢ndez es constante: ¡°Lo machacan porque es el cura de los pobres, pero el se?or obispo nunca vino aqu¨ª¡±, dicen los vecinos.
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