Los ¡®abertzales¡¯ se sacuden la exigencia
La coalici¨®n hace borr¨®n y cuenta nueva. Con ETA, que hable el Gobierno
No deber¨ªa entenderse como una predicci¨®n pretenciosa augurar que Bildu jam¨¢s pedir¨¢ a ETA su disoluci¨®n. No lo va a hacer porque ha sabido dotarse de un discurso pol¨ªtico que regatea h¨¢bilmente la l¨®gica exigencia que el resto de fuerzas democr¨¢ticas le viene planteando.
Ayer mismo, en la hist¨®rica conquista de la Diputaci¨®n de Guip¨²zcoa, la izquierda abertzale, que inflige al PNV una hiriente derrota de largo recorrido al arrebatarle el poder y la supremac¨ªa pol¨ªtica, se sacudi¨® otra vez del emplazamiento. De hecho, Mart¨ªn Garitano, el nuevo diputado general, con un lenguaje ya exhibido durante la campa?a electoral del 22-M, deriv¨® el envite en la sesi¨®n de investidura de las Juntas Generales hacia el cat¨®n que ideologiza la impronta de Bildu, e incluso el de Sortu: las cuestiones relativas a ETA son una competencia exclusiva del Gobierno espa?ol y de la banda terrorista, y solo a ellos les corresponde decidir.
Y es que cuando Bildu, henchido de poder en Guip¨²zcoa y determinante ya en la Diputaci¨®n de ?lava, aventura un nuevo escenario pol¨ªtico en Euskadi, posiblemente dice la verdad. Lo hace, adem¨¢s, sobre un punto de partida, el de borr¨®n y cuenta nueva, que, sobre todo, desgarra la sensibilidad de quienes se han sentido castigados por la violencia de ETA desde hace cinco d¨¦cadas en una sociedad hastiada que solo quiere un escenario definitivo de paz sin tutela alguna.
Esta contumaz desafecci¨®n de Bildu hacia la crudeza de un pasado reciente explica la inmediata acci¨®n-reacci¨®n de los dem¨®cratas. Pero el esfuerzo en tal requisitoria resultar¨¢ bald¨ªo porque la coalici¨®n abertzale se ha aprendido la respuesta: ¡°Yo no soy ETA¡±, vienen a decir con una proverbial facilidad. Por supuesto, en la misma l¨ªnea argumental, tampoco ahora saben qui¨¦n puede servir de mensajero para tan peliaguda misi¨®n. Adem¨¢s, ante la duda ¡ªmuy extendida intencionadamente lejos del Pa¨ªs Vasco, aunque sin dato objetivo alguno que la sustente¡ª le basta con exhibir la resoluci¨®n favorable del Tribunal Constitucional.
As¨ª las cosas, la bater¨ªa de mociones que el PP ha empezado a desplegar por algunas instituciones vascas aparecen condenadas al fracaso. Sin duda resultar¨¢ desmoralizador, pero Bildu no se sentir¨¢ concernido por la demanda. M¨¢s a¨²n, en su respuesta, regatear¨¢ el compromiso con su aprendido alegato en favor de la paz, donde, eso s¨ª, nunca habr¨¢ un hueco para se?alar a ETA por su violencia ni siquiera lamentablemente para delimitar que no todas las violencias son iguales.
En este escenario es cuando cobra fuerza el simbolismo que Bildu exhibe como gui?o a sus esencias. Por encima del intencionado pin de Garitano en recuerdo a Otegi, que se asegura la relevancia medi¨¢tica tan bien cuidada por este sector, no debe olvidarse el mensaje dirigido a los presos etarras, cuyo futuro sustentar¨¢ prolijos debates en las instituciones vascas cuando ya parec¨ªan superados.
Guip¨²zcoa pasa a convertirse as¨ª en el laboratorio pol¨ªtico de Euskadi. Un ensayo de alto voltaje, que tendr¨¢ la permanente vigilancia del Gobierno, al que se llega tras un masivo respaldo popular a Bildu fraguado en un territorio n¨ªtidamente nacionalista y ¨¢vido de paz, y al que ha contribuido decisivamente la ostensible incapacidad de PNV y PSE para ponerse de acuerdo. Con este desencuentro, de dif¨ªcil comprensi¨®n en sectores econ¨®micos y principalmente mientras se asiste en paralelo al apoyo parlamentario en Madrid de los nacionalistas a Zapatero, Bildu ensancha su radio de penetraci¨®n. Lo hace, especialmente, en detrimento del PNV, al que desplaza del granero abertzale y le distorsiona a medio plazo su discurso, hasta ahora el m¨¢s soberanista de toda la organizaci¨®n; pero, sobre todo, le despoja del poder y cortocircuita, de paso, su red clientelar, propia de quien ha dominado el territorio desde que se implant¨® la democracia. Mientras, los socialistas se siguen buscando a s¨ª mismos, azuzados por su debacle electoral.?
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