La educaci¨®n de las ¨¦lites
Espa?a ha de elevar el nivel educativo de toda la poblaci¨®n y no solo el de unos cuantos
Para el profesorado academicista nada hay m¨¢s deseable que agrupar a los alumnos en funci¨®n de su rendimiento. Como era de esperar, la propuesta de Esperanza Aguirre de crear centros de Bachillerato de excelencia cuenta con el apoyo de importantes sectores del profesorado de este nivel educativo. Prueba de ello es el art¨ªculo recientemente publicado en estas p¨¢ginas por C¨¦sar Molinas, catedr¨¢tico de Educaci¨®n Secundaria. Su texto no va m¨¢s all¨¢ del mero enunciado de prejuicios segregadores contrarios por completo a la evidencia emp¨ªrica de que disponemos. Mal empezamos si queremos partir desde aqu¨ª para formar nada m¨¢s y nada menos que a las ¨¦lites adolescentes de este pa¨ªs.
Sin ning¨²n g¨¦nero de dudas, la investigaci¨®n m¨¢s se?era sobre el tema de la agrupaci¨®n del alumnado en funci¨®n de su nivel educativo es la de Jeannie Oakes titulada Keeping Track y en ella se advierte taxativamente contra sus m¨²ltiples inconvenientes. Se suele pensar que los alumnos aprenden mejor en grupos homog¨¦neos y que se retrasar¨¢ el aprendizaje de los estudiantes brillantes si se mezclan con los menos aplicados. Se supone, por otro lado, que los estudiantes m¨¢s lentos desarrollan actitudes m¨¢s positivas hacia s¨ª mismos y hacia la escuela si no comparten aula con los alumnos brillantes. A ello se a?ade que se tiende a creer que la agrupaci¨®n refleja los logros ya conseguidos y los futuros. Finalmente, y esta es la clave, los profesores consideran m¨¢s f¨¢cil bregar con grupos homog¨¦neos.
En lo que se refiere al pretendido beneficio de la segregaci¨®n para los alumnos menos acad¨¦micos, lo que en realidad sucede es que una vez que determinados estudiantes son situados en los grupos lentos son contemplados por sus compa?eros y por el profesorado como torpes, lo que provoca el desarrollo de autopercepciones negativas. Oakes se?ala que el agrupamiento no iguala, no incrementa la eficacia de las escuelas. Muy al contrario, retrasa el aprendizaje de los menos avezados, promueve una baja autoestima y separa a los estudiantes a lo largo de l¨ªneas socioecon¨®micas. Oakes sustenta estas afirmaciones en un estudio dirigido por ella y realizado en 25 escuelas. Son muy llamativas las diferencias en las respuestas de los alumnos a ciertas cuestiones en funci¨®n del itinerario al que perteneciera su grupo. Una de las preguntas era: ?Qu¨¦ es lo m¨¢s importante que has aprendido en esta clase? Entre los estudiantes de los grupos avanzados se obten¨ªan respuestas del siguiente tenor: ¡°He aprendido a analizar historias que he le¨ªdo¡±, ¡°estoy desarrollando una mentalidad abierta¡±, ¡°he aprendido a hacer experimentos¡±. Entre los alumnos de los grupos menos aplicados las respuestas eran de este tipo: ¡°Me he dedicado a inflar globos luminosos¡±; ¡°no he aprendido nada, solo los n¨²meros romanos¡±; ¡°he aprendido que el ingl¨¦s es aburrido¡±.
Los alumnos situados en los itinerarios de bajo nivel reciben una educaci¨®n de considerable peor calidad que la de los que est¨¢n los grupos de mayor rendimiento. Es la profec¨ªa que se cumple a s¨ª misma. Para los elegidos Molinas propone una educaci¨®n en la que estos ¡°deber¨ªan aprender a hacer preguntas y dudar de las respuestas que obtengan¡±. ?Por qu¨¦ no se desea una educaci¨®n de este tipo para todos? ?Es que solo unos pocos tienen derecho a la autonom¨ªa intelectual? El mensaje es de un elitismo hiriente. Para Molinas es poco menos que imposible que los alumnos m¨¢s aplicados den de s¨ª todo lo que pueden si se juntan con los indolentes. Sin embargo, la realidad es tozuda y esto no tiene por qu¨¦ ser as¨ª. Finlandia, por ejemplo, desmont¨® el r¨ªgido sistema de itinerarios y elimin¨® los ex¨¢menes estatales utilizados para este prop¨®sito. En su lugar se preocup¨® por contar con profesores muy preparados y un curr¨ªculo y una evaluaci¨®n basados en la resoluci¨®n de problemas, en la creatividad, en el aprendizaje independiente y en el trabajo colaborativo en el aula.
Por desgracia, el actual Gobierno, en la Ley de Econom¨ªa Sostenible, incurre en el mismo error con los itinerarios propuestos en cuarto de la ESO. Al alumnado se le ofrecer¨ªan tres opciones de entre las cuales habr¨ªa de elegir tres materias. La primera de aquellas es la que posiblemente elegir¨ªan los alumnos que vayan a cursar en Bachillerato las modalidades de Humanidades y Ciencias Sociales o la de Artes. La segunda ¡ªdada la presencia de materias como ¡°tecnolog¨ªa¡±, ¡°f¨ªsica y qu¨ªmica¡± y ¡°biolog¨ªa y geolog¨ªa¡±¡ª est¨¢ claramente concebida para los alumnos m¨¢s aplicados: los que elegir¨ªan en Bachillerato la modalidad de Ciencias y Tecnolog¨ªa. Finalmente, la tercera ¡ªen la que ya no hay segunda lengua extranjera¡ª conformar¨¢ el itinerario de los alumnos de menor rendimiento a los cuales se orientar¨¢ hacia una formaci¨®n profesional crecientemente estigmatizada. En definitiva: unos ponen el fusil y otros cargan la bala.
En la propuesta de Aguirre se habla de crear grupos de excelencia en los centros convencionales. Molinas va m¨¢s lejos y plantea una separaci¨®n radical: los ¡°buenos¡± alumnos ¡ª5.000 es la arbitraria cifra que propone, sin aducir ning¨²n tipo de explicaci¨®n¡ª se educar¨¢n lejos del resto, de los hijos de lo que ¨¦l llama ¡°masas embrutecidas en las ¨²ltimas d¨¦cadas¡±.
Seg¨²n Molinas las ¨¦lites espa?olas ¡ªde los ¨²ltimos siglos dice como si Espa?a existiera desde la ¨¦poca del Imperio Romano¡ª son conformistas y para acabar con tal molicie propone una secundaria superior de ¨¦lite. La educaci¨®n en Espa?a es un desastre y para demostrarlo no se apoya en los informes de referencia para la comunidad cient¨ªfica internacional ¡ªel PISA de la OCDE¡ª sino que lo hace en el Informe de competitividad global, el cual nos sit¨²a a la cola del mundo. Tal informe, como ya se?alara Vicen? Navarro, profesor de Pol¨ªticas P¨²blicas de la Universidad Johns Hopkins, se basa en una encuesta de opini¨®n a personas o instituciones del ¨¢mbito empresarial y no es el resultado de una investigaci¨®n con datos objetivos (La manipulaci¨®n neoliberal de la imagen de Espa?a).
De acuerdo con lo que se ve en los informes PISA, tenemos sin duda el problema de que es muy reducido el porcentaje de alumnos espa?oles que est¨¢ en los niveles de rendimiento m¨¢s alto y ello pese a que los hijos de la gente m¨¢s acomodada acude a centros privados donde ya eluden a las clases bajas (a la masa embrutecida y embrutecedora). Sin embargo, nuestros alumnos procedentes de entornos socioeducativos bajos obtienen mejores resultados que la media de los que est¨¢n en igual situaci¨®n desfavorecida en los dem¨¢s pa¨ªses. Es lo que Jos¨¦ S. Mart¨ªnez, uno de nuestros principales analistas de los informes PISA, sintetizaba diciendo que tenemos unos pijos tontos y unas clases populares listas (www.debatecallejero.com). No obstante, siempre y cuando queramos una econom¨ªa competitiva, la soluci¨®n consiste en elevar el nivel educativo de toda la poblaci¨®n y no solo el de unos pocos.
Quiz¨¢s Molinas haya sido catedr¨¢tico de secundaria hace mucho tiempo y desconozca c¨®mo se selecciona a los directores de nuestros centros sostenidos con fondos p¨²blicos. Decir que la gesti¨®n es ¡°rotativa entre los profesores del centro, como si fuera una comunidad de vecinos¡± es enga?ar al lector. Los candidatos a directores han de haber obtenido una acreditaci¨®n y son seleccionados por una comisi¨®n en la que hay representantes del centro al que se presenta el candidato y de la administraci¨®n educativa correspondiente. Es cierto que se podr¨ªa crear un cuerpo de directores profesionales, pero no ha sido esta la opci¨®n de la democracia espa?ola, le guste o no a Molinas.
Si de crear ¨¦lites se trata, y parece mentira que se cite a Ortega, el lugar id¨®neo para formarlas ser¨ªa la universidad y no la secundaria superior, nivel que deber¨ªa alcanzar ¡ªbien sea en su rama acad¨¦mica o en la profesional¡ª m¨¢s del 85% de nuestros j¨®venes si es que queremos que la nuestra sea una sociedad del conocimiento. En cualquier caso, no olvide el lector que ya existen centros con curr¨ªculo adaptado para ni?os y ni?as que destaquen en la m¨²sica o en el deporte (ahora habr¨¢ quien proponga centros de infantil y primaria o, por qu¨¦ no, vientres de excelencia). Y, de igual modo, contamos desde hace tiempo con el Bachillerato internacional.
Rafael Feito es profesor de sociolog¨ªa en la UCM.
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