La metamorfosis (econ¨®mica) de ZP
El presidente cambi¨® de rumbo con la crisis y pas¨® a defender los recortes en gasto p¨²blico
Septiembre de 2003. Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero apura los ¨²ltimos meses como candidato socialista, apenas medio a?o antes de dar la sorpresa e imponerse en las elecciones de marzo de 2004. Zapatero habla de econom¨ªa en el Congreso de los Diputados junto con el que despu¨¦s ser¨¢ uno de sus ministros, Jordi Sevilla. Los micr¨®fonos le dan el siguiente disgusto:
¡ª ¡°Esto est¨¢ chupao, a no ser que quieras hacer una tesis doctoral¡±, dice Sevilla.
¡ª ¡°S¨ª, pero es complicado. ?T¨² prefieres que lo entienda?¡±, contesta Zapatero.
¡ª Se te nota todav¨ªa inseguro. Has cometido un par de errores. Has dicho que aumenta la progresividad en el sistema fiscal y lo que aumenta es la regresividad... Pero son chorradas.
¡ª ?He dicho progresividad?
¡ª Lo que t¨² necesitas para saber esto¡ Son dos tardes.
¡ª ?Sabes lo peor de todo? Que me gusta.
La presidencia de Zapatero ha sido la m¨¢s abrupta de toda la democracia desde el punto de vista puramente econ¨®mico: a un largu¨ªsimo e intenso ciclo de bonanza ¡ªal presidente le tocaron los a?os finales de un periodo de crecimiento ininterrumpido durante m¨¢s de una d¨¦cada¡ª, le sigui¨® la crisis m¨¢s dura, m¨¢s aguda de la historia contempor¨¢nea.
"Necesitas dos tardes para saber de esto", le asegur¨® Sevilla en 2003
Hombre de profundas convicciones dem¨®cratas y de grandes intuiciones sociales, Zapatero gestion¨® aceptablemente los a?os buenos, que fueron de enormes avances en derechos sociales. Entonces lleg¨® la crisis internacional, que no hizo sino adelantar el final de un boom insostenible.
Espa?a ha avanzado en los ¨²ltimos 50 a?os de manera admirable; el problema es que en la ¨²ltima fase de crecimiento (1995-2007) ese empuje proced¨ªa de dos superburbujas: el ritmo insostenible de la construcci¨®n de viviendas y el recurso masivo a los mercados internacionales para financiar con monta?as de deuda (sobre todo privada) ese boom inmobiliario. Cuando la marea baj¨®, se vio que el pa¨ªs entero estaba nadando desnudo. Y que Zapatero no se hab¨ªa aplicado en las dos tardes con Sevilla: ¡°A pesar de estos a?os, Zapatero no sabe de econom¨ªa y sus asesores no le han ayudado: Miguel Sebasti¨¢n tiene un gran potencial intelectual; pero su gran idea ha sido cambiar las bombillas¡±, explica un consejero del Banco de Espa?a.
El presidente neg¨® la crisis, luego la minimiz¨® y al final cedi¨®
a los mercados
El primer problema fue el negacionismo de la crisis; ¡°despu¨¦s se minimiz¨® su alcance; m¨¢s adelante se presumi¨® de la fortaleza del sistema financiero; y al final, los mercados financieros impusieron un ajuste que no va a impedir que suceda lo mismo que est¨¢ ocurriendo en media Europa¡±, que ha entrado en un proceso de semiestancamiento en el que no se encuentran soluciones por la falta de decisi¨®n pol¨ªtica, sostiene el economista Antonio Torrero, de la Universidad de Alcal¨¢.
El momento clave de la presidencia de Zapatero llega en medio de esa vor¨¢gine, en la segunda semana de mayo del a?o 2010: hasta entonces, y tras acabar aceptando a rega?adientes que la crisis empezaba a ser dolorosa, el presidente apenas hab¨ªa puesto en marcha medidas paliativas de inspiraci¨®n keynesiana, bienintencionadas pero en su mayor¨ªa poco eficientes, discutibles a la luz de lo sucedido (es incre¨ªble la claridad con la que se advierten los excesos y los errores a posteriori, pero esa es otra historia).
Zapatero mantiene hasta ese momento que la crisis no va a hacer mella en sus convicciones, asegura testarudo que no va a haber una salida antisocial de la crisis econ¨®mica. Pero llega el insoportable pulso de los mercados, llegan las presiones de Barack Obama y de sus socios europeos y, con Europa al borde del abismo, Zapatero da un giro copernicano y abraza con la fe del converso pol¨ªticas con ribetes neoliberales: la convicci¨®n ¡ªun Consenso de Berl¨ªn al que se ha sumado toda Europa, no solo Espa?a¡ª de que los recortes y sucesivos tijeretazos al Estado de bienestar acabar¨¢n devolviendo la magia de la confianza a la econom¨ªa y de que esa confianza ser¨¢ la luz que permitir¨¢ dar con la salida del t¨²nel.
Por cortas o excesivas, las reformas no han convencido a nadie
La metamorfosis de Zapatero es radical, pese a que el presidente sostiene que cambi¨® de opini¨®n ¡°por las circunstancias, no por convicciones¡± (en una frase que recuerda al mejor Keynes, por cierto: ¡°Cuando las circunstancias cambian, yo cambio de opini¨®n¡±). El nuevo Zapatero aparece la ma?ana del 12 de mayo bajando los escalones hacia la tribuna del Congreso para anunciar el recorte de sueldo a los funcionarios, la congelaci¨®n de pensiones, la subida de impuestos, el recorte draconiano del gasto p¨²blico, con aquel ¡°me cueste lo que me cueste¡±.
Y pone punto final a un proyecto pol¨ªtico que defendi¨® con convicci¨®n, y que coincide grosso modo con el de la socialdemocracia, para poner en marcha otro al dictado del mercado. ¡°Ese d¨ªa, la experiencia de Gobierno te dicta que, una vez tomada la decisi¨®n, la tienes que defender con todas sus consecuencias¡±, declar¨® a este peri¨®dico meses m¨¢s adelante.
"Sus asesores no le han ayudado", opina un consejero del
Banco de Espa?a
A esa defensa ha dedicado todo su empe?o Zapatero en los ¨²ltimos meses, aunque sin acabar de convencer a nadie: unos critican que las reformas ¡ªde una intensidad y un calado desconocido desde la llegada de la democracia, a pesar de los pesares¡ª se han quedado cortas; otros, que el reparto de la crisis es tremendamente injusto: funcionarios, pensionistas y clase media por un lado; supresi¨®n del impuesto de patrimonio, recortes sucesivos del impuesto de sociedades y pr¨¢cticamente ninguna medida que afecte a los que m¨¢s tienen por otro.
Y esa sospecha de que Espa?a es una v¨ªctima m¨¢s de lo que ha venido a llamarse totalitarismo de mercado. El economista Torrero sostiene que son ¡°pueriles¡± las protestas de los dirigentes pol¨ªticos que aseguran que no van a actuar al dictado de los mercados financieros: ¡°Por supuesto que s¨ª [van a actuar a su dictado]; esa es la servidumbre del que se endeuda sin medida y precisa la renovaci¨®n, no para financiar un programa de inversi¨®n extraordinario, sino para costear el gasto corriente en una econom¨ªa que funciona al ralent¨ª¡±.
Frente a ese amateurismo que los expertos apuntan en materia econ¨®mica, es posible que esa conversi¨®n que se sustanci¨® en mayo de 2010 fuera totalmente forzada por unos mercados que han enloquecido. Puede que el mundo haya cambiado y que a Zapatero no le haya quedado m¨¢s remedio que cambiar con ¨¦l en esa kafkiana metamorfosis. ¡°?Qu¨¦ me ha sucedido?¡±, se pregunta Gregorio Samsa al despertar de un sue?o intranquilo en ese libro extra?o y delirante de Franz Kafka. En fin, puede que la ma?ana del 21-N haya quien tenga que responder preguntas de ese tipo.
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