?Indicios suficientes para una acusaci¨®n?
Los penalistas examinan la consistencia de los hechos imputados a los procesados
Las acusaciones del caso Fais¨¢n se basan en indicios. No hay pruebas directas de que participaran en los hechos los tres procesados: el inspector de la Brigada de Informaci¨®n de ?lava Jos¨¦ Mar¨ªa Ballesteros; el jefe superior del Pa¨ªs Vasco, Enrique Pamies; y el director general de la Polic¨ªa cuando el chivatazo se produjo, V¨ªctor Garc¨ªa Hidalgo. Tendr¨¢ que dirimirse si los indicios en los que se basa el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz son suficientes para sostener el procesamiento: la presencia de Ballesteros en las cercan¨ªas del bar Fais¨¢n en la ma?ana del 4 de mayo de 2006 sin una explicaci¨®n que el magistrado haya considerado l¨®gica (el inspector se dedicaba al terrorismo islamista); el tr¨¢fico de llamadas entre Ballesteros y Pamies y Pamies y Garc¨ªa Hidalgo; y el uso de tel¨¦fonos ¡°de seguridad¡±, prepago, por parte de los tres.
La investigaci¨®n policial y judicial contra el aparato de extorsi¨®n de ETA se remonta a 1998. La red que actuaba en Espa?a operaba alrededor del bar Fais¨¢n en Behobia (Ir¨²n, Gipuzkoa), regentado por Joseba Elosua y su familia. A comienzos de 2006 se cre¨® un equipo conjunto de investigaci¨®n con funcionarios espa?oles y franceses y el 14 de marzo de ese a?o se coloc¨® en el coche de Elosua un sistema de seguimiento con audio incorporado. D¨ªas m¨¢s tarde ETA declar¨® un alto el fuego ¡ªel 22 de marzo de 2006¡ª. Pese a ello, la red de extorsi¨®n sigui¨® con su actividad. La polic¨ªa organiz¨® la llamada Operaci¨®n Urogallo y el 4 de mayo se estableci¨® un dispositivo de vigilancia en torno al bar Fais¨¢n. Ese mismo d¨ªa, alguien pas¨® un tel¨¦fono a Elosua. La persona que estaba al otro lado le comunic¨® algunos detalles del dispositivo. Despu¨¦s, ¨¦l avis¨® al miembro de ETA con el que iba a reunirse para hacerle entrega del cobro de impuesto para que no cruzara la frontera. Se reunieron en Francia. Finalmente, por los cambios en el operativo debidos al soplo y la falta de colaboraci¨®n de Francia, ese d¨ªa no se produjo ninguna detenci¨®n.
Elosua habl¨® despu¨¦s del soplo con su yerno, Carmelo Luquin, dentro de su coche. Le cont¨® todo lo que le hab¨ªan dicho: ¡°Tienes polic¨ªa ah¨ª en la frontera, ?eh? Para cogerle a Jos¨¦ Antonio [Cau Aldanur, quien presuntamente iba a recoger el dinero de la extorsi¨®n]¡±; ¡°ya sabes cu¨¢l es la situaci¨®n pol¨ªtica, ?no?... y hay quien quiere... esto que se rompa y hay quien quiere y lo que no queremos es... armar un... un circo pol¨ªtico, ?no?¡±.
Terradillos: ¡°Se desconoce el contenido de las conversaciones¡±
La prueba de la existencia del chivatazo se basa en esas conversaciones en el coche de Elosua, y en las declaraciones posteriores de este. El chivatazo parece acreditado. Cuesti¨®n distinta es la autor¨ªa. Elosua no reconoci¨® a Ballesteros ¡ªseg¨²n el juez Pablo Ruz, la persona que entr¨® en el bar Fais¨¢n y le entreg¨® el m¨®vil¡ª ni en los ¨¢lbumes policiales ni en la rueda de reconocimiento. ¡°Se lo juro, yo soy cat¨®lico, este no es el hombre que me entreg¨® el tel¨¦fono¡±, dijo al juez.
¡°Parece que hay prueba de que un funcionario de polic¨ªa estuvo presente en las cercan¨ªas del establecimiento y se comunic¨® con Elosua, contacto de ETA, suponi¨¦ndose en la instrucci¨®n que lo hizo avis¨¢ndole de una operaci¨®n policial en curso¡±, sostiene el catedr¨¢tico de Derecho Penal Manuel Cancio. ¡°Que Elosua no haya reconocido a ese polic¨ªa no tiene por qu¨¦ significar mucho. Parece razonable ver aqu¨ª un indicio suficiente teniendo en cuenta que el procesamiento no es a¨²n una condena, es solo la constataci¨®n de que lo planteado en la instrucci¨®n merece ser debatido en juicio oral¡±.
Ruz sortea ese obst¨¢culo con su presencia en el lugar de los hechos y con los informes policiales de la investigaci¨®n sobre las llamadas cruzadas entre Ballesteros y Pamies (el que supuestamente habl¨® a Elosua por el m¨®vil) y entre este y el director de la Polic¨ªa, V¨ªctor Garc¨ªa Hidalgo. Se sabe que esas llamadas existieron, pero no lo que hablaron.
Estas conversaciones, que implicar¨ªan a Pamies y Garc¨ªa Hidalgo son, sin embargo, para Cancio ¡°indicios mucho m¨¢s d¨¦biles¡±. ¡°Mientras que parece razonable conectar, en el plano de los indicios, la presencia f¨ªsica del funcionario de polic¨ªa con el hecho de que Elosua recibiera un aviso, en el caso de las conversaciones, al no conocerse su contenido, el mero hecho de la existencia de esos contactos telef¨®nicos con los superiores del agente f¨ªsicamente presente quiz¨¢s sea demasiado endeble¡±, sostiene el catedr¨¢tico.
La investigaci¨®n policial del soplo la llev¨® a cabo Carlos Germ¨¢n, el polic¨ªa a cargo de la Operaci¨®n Urogallo al que su propio jefe, Jos¨¦ Cabanillas, ha acusado como responsable del chivatazo. Para el catedr¨¢tico de C¨¢diz Juan Terradillos ese dato resta credibilidad a la investigaci¨®n. ¡°El juez parte de hechos cuya existencia se basa en las aportaciones de un equipo de investigaci¨®n que coincide con el equipo de vigilancia que intervino en los hechos investigados. Esta identidad relativiza la verosimilitud de la base f¨¢ctica del proceso¡±.
¡°Por otra parte¡±, prosigue, ¡°los hechos que sustentan la imputaci¨®n responden a deducciones, a partir de grabaciones y de m¨²ltiples llamadas telef¨®nicas, pero no siempre se ha identificado a sus autores-receptores, y, sobre todo, se desconoce el contenido concreto de las conversaciones que entre s¨ª tuvieron los procesados, lo que resta solidez a los presupuestos f¨¢cticos del auto de procesamiento. Es la tesis mantenida, en su momento por el Ministerio Fiscal para solicitar el sobreseimiento. La valoraci¨®n jur¨ªdica de los hechos parte, a efectos puramente dial¨¦cticos, de la consideraci¨®n de estos como probados. Lo que sigue siendo generando dudas¡±.
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