Justicia y pol¨ªtica
Es rid¨ªculo que haya tenido que convocarse el pleno de la Sala Penal para deshacer el entuerto
Acompasar los tiempos de la justicia con los tiempos de la pol¨ªtica no es nada f¨¢cil. Incluso podr¨ªa pensarse que no es siquiera deseable, porque la justicia y la pol¨ªtica tienen que transitar guardando siempre las distancias. Pero ambas est¨¢n al servicio de la sociedad y ambas deben responder a los problemas y a los cambios que esta vive. Son de actualidad dos casos judiciales que ponen en evidencia la complejidad de las relaciones entre justicia y pol¨ªtica: el caso Fais¨¢n y el caso Otegi.
Tres responsables policiales, V¨ªctor Garc¨ªa Hidalgo, Enrique Pamies y Jos¨¦ Mar¨ªa Ballesteros han sido acusados de colaboraci¨®n con banda terrorista por el chivatazo a Joseba Elosegui, durante la ¨²ltima tregua de ETA. Que el caso Fais¨¢n haya podido llegar a este extremo es un atentado a la raz¨®n. Estos tres polic¨ªas llevan sobre sus espaldas decenas de detenciones de etarras y han tenido una contribuci¨®n decisiva en el acorralamiento que ha llevado a ETA al borde de la desaparici¨®n.
Basta un segundo de sensatez para saber que es imposible que hayan actuado para ayudar y favorecer a la organizaci¨®n terrorista. No solo es una imputaci¨®n disparatada, sino una humillaci¨®n para personas que se jugaron la vida contra la organizaci¨®n con la que ahora se les relaciona. Es un desprop¨®sito querer convertir el caso en un debate t¨¦cnico sobre si es necesaria o no la voluntad de favorecer a la banda para poder calificar el acto como colaboraci¨®n y es rid¨ªculo que haya tenido que convocarse el pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional para deshacer el entuerto.
?Por qu¨¦ se ha llegado a tan absurda situaci¨®n? Porque la derecha, desde Aznar, decidi¨® utilizar la lucha contra ETA para destruir al adversario
?Por qu¨¦ se ha podido llegar a tan absurda situaci¨®n judicial? Por una raz¨®n muy sencilla: porque la derecha espa?ola, desde el liderazgo de Aznar, decidi¨® utilizar pol¨ªticamente la lucha contra ETA para la destrucci¨®n del adversario. Y ha construido sobre ella todo un aparato medi¨¢tico de coacci¨®n y de presi¨®n.
En la tregua de Argel, Fraga se mostr¨® siempre a disposici¨®n del Gobierno por si pod¨ªa ayudar en algo. La ¨²ltima tregua, el PP la convirti¨® en una guerra permanente contra el Gobierno. Solo despu¨¦s de perder en 2008, Rajoy comprendi¨® que esta crispaci¨®n, adem¨¢s de irresponsable, era contraproducente para ¨¦l. El chivatazo no evit¨® las detenciones. No se sabe muy bien en qu¨¦ benefici¨® a ETA. La justicia ha de ser imparcial, pero no insensible a las circunstancias, al rol y a las motivaciones de cada uno.
La condena a Otegi por contribuir a elaborar la estrategia pol¨ªtica de ETA entra directamente en la cuesti¨®n de los tiempos de la justicia. Da la impresi¨®n de que se ha dictado una sentencia para tiempos que ya han pasado, cuando el Pa¨ªs Vasco ha entrado ya en otra etapa pol¨ªtica.
Por supuesto, la prescripci¨®n judicial y la prescripci¨®n pol¨ªtica no se corresponden en absoluto. Y las razones jur¨ªdicas siempre ser¨¢n distintas de las razones pol¨ªticas. Pero la realidad es que, en el Pa¨ªs Vasco, la izquierda abertzale ha entrado en una fase de incorporaci¨®n al sistema democr¨¢tico que hace cada vez m¨¢s dif¨ªcil y m¨¢s absurdo el retorno de ETA. Y en este proceso Otegi ha jugado un papel positivo.
Evidentemente, hay un argumento a favor de la dureza de los jueces. Si ETA ha permitido que la izquierda abertzale diera los pasos que ha dado es porque ha sido desarbolada por la presi¨®n pol¨ªtica que le ha aislado y por la presi¨®n policial y judicial que la ha dejado en m¨ªnimos operativos.
Se puede argumentar por tanto que la condena a Otegi es un episodio m¨¢s de una presi¨®n asfixiante que es el ¨²nico lenguaje que ETA entiende. Y que mientras ETA no ponga el cierre no hay por qu¨¦ renunciar a una estrategia de presi¨®n que ha sido eficaz.
Pero es leg¨ªtimo tambi¨¦n tener en cuenta un dato esencial: el ¨¦xito electoral de Bildu en las elecciones vascas es, en gran parte, un voto a favor del fin de la violencia, y la izquierda abertzale sabe por experiencia que no puede abandonar este camino, porque el hundimiento electoral ser¨ªa inmediato. El final de un proceso de violencia se acelera si se sabe aprovechar el momento en que los terroristas ya solo son un lastre para los suyos. Quiz¨¢s ha llegado la hora. La sentencia puede cambiar en otras instancias pero, de momento, parece antigua. Aunque hay mentes malintencionadas que piensan que los jueces que han condenado a Otegi no han razonado conforme a tiempos pasados sino con l¨®gica de tiempos venideros: el regreso del PP.
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