Cinco a?os investigando el chivatazo... y vuelta a empezar
Tres jueces no han podido reunir pruebas del ¡®caso Fais¨¢n¡¯
Una cosa es radicalmente cierta en el caso Fais¨¢n, porque est¨¢ grabada y tres polic¨ªas la escucharon en directo: que el 4 de mayo de 2006, a eso de las 11.30, Joseba Elosua, due?o del bar Fais¨¢n, se subi¨® en su coche y le cont¨® a su yerno, Carmelo Luqu¨ªn, que un polic¨ªa (un ¡°madero¡± de la ¡°txakurrada¡±) le hab¨ªa avisado de que ambos iban a ser detenidos en una operaci¨®n contra el aparato de extorsi¨®n de ETA. El aviso se lo hab¨ªan dado, se jact¨® Elosua, ¡°para no fastidiar el proceso¡±, es decir, el llamado proceso de paz que en esas fechas estaba en marcha entre el Gobierno y ETA. Tras cinco a?os de investigaci¨®n con tres jueces instruyendo el caso, tras cinco a?os en el que el asunto se ha convertido en un arma pol¨ªtica arrojadiza, poco m¨¢s se sabe: ni qui¨¦n fue, ni c¨®mo ni siquiera si lo que dijo Elosua era verdad.
La decisi¨®n de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional dice fundamentalmente esto ¨²ltimo: que aquel d¨ªa pas¨® algo en Ir¨²n que ¡°reviste indicios suficientes de un hecho que reviste los caracteres de delito¡±, pero que para procesar a tres personas como supuestos autores de ello ¡ªal exdirector general de la Polic¨ªa, V¨ªctor Garc¨ªa Hidalgo; al jefe superior de Polic¨ªa del Pa¨ªs Vasco, Enrique Pami¨¦s, y al inspector Jos¨¦ Mar¨ªa Ballesteros¡ª hace falta algo m¨¢s, pruebas o indicios suficientes. Y si Ruz quiere sostener el procesamiento debe investigar m¨¢s para hallarlos o acusar a otros. O archivar porque no encuentra nada.
La decisi¨®n de la sala, de hecho, supone devolver el caso a sus or¨ªgenes, cuando el juez Fernando Grande-Marlaska ¡ªquien entonces sustitu¨ªa a Baltasar Garz¨®n en el Juzgado Central de Instrucci¨®n n¨²mero 5¡ª fue informado del chivatazo por el entonces jefe de la Unidad Central de Inteligencia (UCI) de la Comisar¨ªa General de Informaci¨®n, el comisario Jos¨¦ Cabanillas.
La primera decisi¨®n del juez fue encargar la investigaci¨®n de la supuesta delaci¨®n al entonces inspector jefe Carlos Germ¨¢n, que era precisamente quien ten¨ªa encomendada la operaci¨®n contra el aparato de extorsi¨®n presuntamente frustrada y que fue se?alado por su superior, Cabanillas, como uno de los principales sospechosos del chivatazo. La operaci¨®n acab¨® desarroll¨¢ndose un mes y medio despu¨¦s, y Elosua fue detenido.
La causa del chivatazo ¡ªya convertida en ariete del PP para arremeter contra el Gobierno y, especialmente, contra Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, entonces ministro del Interior¡ª pas¨® posteriormente a manos de Garz¨®n, cuando este regres¨® de su estancia en Nueva York. El caso ralentiz¨® su paso y estuvo varias veces al borde de la extinci¨®n: la fiscal¨ªa ya pidi¨® en 2009 el archivo del asunto al no apreciar claros indicios incriminatorios. Por aquel entonces, Elos¨²a hab¨ªa sido incapaz de identificar en varias ruedas de reconocimiento a la persona que, seg¨²n su propio relato del chivatazo, le hab¨ªa puesto en la oreja un tel¨¦fono m¨®vil a trav¨¦s del que otra persona le hab¨ªa dado el soplo.
Cuando Garz¨®n fue suspendido de su puesto en mayo de 2010 por investigar los cr¨ªmenes del franquismo, el caso pas¨® a una nueva mano, el juez Pablo Ruz, quien reactiv¨® la pesquisa, mientras arreciaban las cr¨ªticas contra Garz¨®n, al que se acusaba de haber metido el asunto en un caj¨®n para beneficiar al Gobierno. Ruz decidi¨® llevar la investigaci¨®n hasta donde pudiera. A trav¨¦s de una procelosa investigaci¨®n sobre el tr¨¢fico de llamadas en la zona del chivatazo ¡ªpesquisa de la que fueron excluidos los tel¨¦fonos de todo el equipo de Carlos Germ¨¢n¡ª, el equipo de investigaci¨®n ¡ªratificado por tres jueces y cuyas tesis fueron dadas por buenas por la fiscal¨ªa de la Audiencia Nacional¡ª mont¨® una teor¨ªa.
La tesis era que el inspector Ballesteros ¡ªque estaba en Ir¨²n ese d¨ªa y merode¨® por el Fais¨¢n¡ª hab¨ªa sido la persona que le hab¨ªa puesto el tel¨¦fono en la oreja a Elosua y que a trav¨¦s de ese aparato el comisario Pami¨¦s le hab¨ªa dado el chivatazo. Soplo que, supuestamente, le hab¨ªa encomendado V¨ªctor Garc¨ªa Hidalgo, quien hab¨ªa dejado de ser director general de la Polic¨ªa de forma s¨²bita y no exenta de pol¨¦mica el 8 de septiembre de 2006. Garc¨ªa Hidalgo y Pami¨¦s son amigos, hablaban casi a diario. Ballesteros era uno de los hombres de confianza de Pami¨¦s, una especie de fontanero, de hombre para todo.
Los tres han negado en todo momento, incluso con indignaci¨®n, que hubieran sido ellos los autores del delito (de esa chapuza, han llegado a decir, porque fue un chivatazo de aficionados). Lo ¨²nico que les se?alaba era el tr¨¢fico de llamadas entre ellos en los momentos anterior y posterior del chivatazo.
Sesenta y cuatro meses despu¨¦s, con tres jueces de por medio y decenas de sesiones en el Congreso de gresca entre el PP ¡ªdirigidas por Ignacio Gil L¨¢zaro¡ª y Rubalcaba, la sala de lo Penal ha dado parcialmente la raz¨®n a los procesados: los indicios contra ellos no son suficientes.
El sumario contiene datos para abrir la pesquisa a decenas de personas. Pero, seg¨²n fuentes jur¨ªdicas y policiales, todo lo m¨¢s que se podr¨¢ conseguir son ¡°nuevos indicios¡± similares a los que ya est¨¢n en manos del juez Ruz. Y en sus manos est¨¢ decidir si sigue investigando.
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