El ¡®lehendakari¡¯ busca el fin de ETA con una propuesta para acercar presos
La izquierda ¡®abertzale¡¯ acoge con satisfacci¨®n la iniciativa del ?lehendakari'
El lehendakari, Patxi L¨®pez, oficializ¨® ayer el fin del terrorismo de ETA al desarrollar, durante el debate de pol¨ªtica general en el Parlamento vasco, un dec¨¢logo de iniciativas desde el reconocimiento de un nuevo tiempo pol¨ªtico. L¨®pez respondi¨® as¨ª a quienes le ven¨ªan exigiendo un paso al frente, a modo de ejercicio de liderazgo, tras el rechazo a todo tipo de violencia del entorno abertzale y, sobre todo, del grupo de presos ortodoxos de la organizaci¨®n terrorista. En ese contexto, el lehendakari plante¨® ¡°el acercamiento progresivo¡± de este colectivo ¡°siempre y cuando¡± se favorezca su reinserci¨®n.
La iniciativa, aunque solo ocup¨® 14 de los 56 folios de un discurso orientado principalmente a la b¨²squeda de soluciones a la crisis econ¨®mica y de una nueva pol¨ªtica fiscal, se convirti¨® en el denominador com¨²n del pleno. Por el hondo significado que contiene a modo de habilitar f¨®rmulas de entendimiento en favor de una paz definitiva, ninguno de los grupos parlamentarios se sinti¨® ajeno. Incluso, desde fuera de la C¨¢mara, la izquierda abertzale se apresur¨® a hablar de ¡°un paso en la buena direcci¨®n¡±, aunque, en base a sus exigencias, lo considera, obviamente, ¡°insuficiente¡±.
Este clima de comprensi¨®n, que aporta al lehendakari una proyecci¨®n pol¨ªtica largamente buscada durante esta legislatura tan complicada para su gesti¨®n, se extendi¨® tambi¨¦n a otras fuerzas de inspiraci¨®n independentista como Aralar y Eusko Alkartasuna. Ambas formaciones, ahora coincidentes en la coalici¨®n Amaiur, apoyan el plan de convivencia porque entienden que es un cambio en la manera que el PSE-EE entend¨ªa hasta ahora la deslegitimaci¨®n del terrorismo para abrazar as¨ª el objetivo de una ¡°convivencia en concordia¡±.
El PNV cree que ¡°llega tarde¡± y el PP lamenta que hable de ETA ¡°en pasado¡±
Esta significativa aceptaci¨®n abertzale contrasta con los reparos que PNV y PP, por motivos contrapuestos, dejaron entrever en sus turnos de intervenci¨®n. Desde el lado nacionalista, Joseba Egibar, su portavoz parlamentario, se tuvo que refugiar en el retraso con el que llega la propuesta para no darle su apoyo. Pero esta resistencia deber¨ªa entenderse m¨¢s en una clave de rentabilidad pol¨ªtica que de convencimiento. De hecho, I?igo Urkullu, presidente del PNV, est¨¢ a favor de un cambio en la pol¨ªtica penitenciaria y abomina de la posibilidad de llegar a una amnist¨ªa como exig¨ªa el colectivo de presos de ETA el pasado viernes. El PNV, muy cr¨ªtico con Patxi L¨®pez desde el primer d¨ªa que accedi¨® al Gobierno vasco, no quiere perder papel en este nuevo periodo que se abre.
El menoscabo del PP tiene, en cambio, fundamentos m¨¢s ideol¨®gicos, aunque su propio presidente en el Pa¨ªs Vasco, Antonio Basagoiti, no tuvo reparos ayer en reconocer abiertamente que ¡°se nota un nuevo tiempo¡±, aunque apostill¨® con rapidez que ¡°ETA sigue existiendo¡±. Pero el discurso de los populares en Vitoria, siempre pendientes de no herir susceptibilidades en la l¨ªnea dura de G¨¦nova en materia de terrorismo aunque saben que son el socio preferente del Gobierno vasco, le llev¨® a decir a su portavoz parlamentario, Leopoldo Barreda, que la decisi¨®n de L¨®pez de ¡°hablar en pasado¡± de ETA es ¡°una forma de retrasar el objetivo de la disoluci¨®n¡± de la banda armada. Pero, en su documento, L¨®pez sigue manteniendo su exigencia al entorno abertzale y a los presos para que exijan la disoluci¨®n de ETA.
En esa l¨ªnea de resta?ar heridas, L¨®pez tampoco se olvid¨® de quienes sufrieron ¡°los excesos policiales¡±, con una contundente referencia expl¨ªcita a los GAL: ¡°Y tambi¨¦n ha habido pr¨¢cticas, que abandonando el Estado de derecho, buscaron poner fin al terrorismo de ETA con otros terrorismos, como el Batall¨®n Vasco-Espa?ol o el GAL que pertenecen al pasado, pero que se hacen presentes en el recuerdo de sus v¨ªctimas. Las actuaciones ilegales y antidemocr¨¢ticas que ejecutaron funcionarios p¨²blicos, han tenido una especial perversidad porque actuaban en nombre del Estado de derecho y debilitaban los argumentos de los defensores de la democracia. Y yo quiero volver a reconocer la verdad de lo acontecido y volver a repudiar aquellos hechos, para legitimar nuestro sistema democr¨¢tico actual que, hace ya tiempo, supo superar y erradicar las lacras del pasado¡±.
As¨ª las cosas, el lehendakari ha acabado de un plumazo con la acusaci¨®n de que estaba ¡°ausente¡± en el dibujo de un futuro sin violencia. Pero L¨®pez pondr¨¢ ahora especial ¨¦nfasis en que su dec¨¢logo no quede reducido a la simple petici¨®n de acercamientos de presos etarras. Su prop¨®sito tiene como punto de partida acompasar un relato sobre una idea n¨ªtida: ¡°Miramos al futuro pero construimos el pa¨ªs sobre la memoria de la violencia padecida para que no vuelva a suceder¡±.
A su vez, la r¨¢pida sucesi¨®n de acontecimientos a partir de la catarsis de la izquierda abertzale ha propiciado en la clase pol¨ªtica vasca un clima de reconocida ansiedad para agilizar el desenlace en favor de la paz. Es aqu¨ª donde el lehendakari advierte de que ¡°dejar atr¨¢s el pasado no quiere decir olvidarlo¡± por lo que hay que construir ¡°un futuro con memoria¡±, a?adi¨®. Se trata, en definitiva, de mantener una escrupulosa sensibilidad con quienes han sufrido el efecto del terror, en l¨ªnea con la postura de reconocimiento expl¨ªcito que el Gobierno vasco convirti¨® en una de sus banderas.
Con la iniciativa de L¨®pez, los socialistas vascos, abatidos por los resultados adversos del 22-M y ensombrecidos por el impulso de Bildu, entienden que ahora cogen sitio definitivamente en el devenir pol¨ªtico de Euskadi porque su l¨ªder ¡°ha abierto las puertas a la paz¡±, como dijo su portavoz Jos¨¦ Antonio Pastor.
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