Poco que rascar
Las propuestas de Rubalcaba para mejorar la situaci¨®n financiera del sistema sanitario son una muestra de las rigideces de este
Las propuestas de Rubalcaba para mejorar la situaci¨®n financiera del sistema sanitario son una muestra de las rigideces de este. Simplificando, pueden agruparse en tres categor¨ªas: aumento de la eficacia (cobrar la atenci¨®n a extranjeros o a trabajadores de mutuas), las simb¨®licas (eliminar exenciones fiscales) y las pedag¨®gicas (los impuestos de alcohol y tabaco).
Todas ellas tienen en com¨²n dos aspectos: son f¨¢ciles de vender y no suponen un cambio radical del sistema. Las primeras no son m¨¢s que hacer bien algo que ya es posible. El problema es que para cobrar a las mutuas o a los Gobiernos extranjeros hace falta saber qu¨¦ se factura. Las recientes propuestas de emitir facturas en la sombra pueden ser el primer paso en esta direcci¨®n, pero su t¨ªmida implantaci¨®n demuestra que esas herramientas no est¨¢n disponibles y que ponerlas en marcha no es tan f¨¢cil. Eliminar las desgravaciones, en cambio, es f¨¢cil. Pero de una capacidad recaudatoria muy limitada.
El asunto de los impuestos especiales tiene una doble lectura. Los estudios avalan que esas medidas reducen el consumo (en tabaco se calcula que cada 10% que sube el precio consigue que la demanda baje un 4%). Y eso es bueno, sanitaria y econ¨®micamente. Pero pone de manifiesto la falta de la medida que muchos ¨Cempezando por la actual ministra de Sanidad, Leire Paj¨ªn¨C hab¨ªan pedido: un cambio en el sistema de financiaci¨®n auton¨®mica que asegure que lo que se asigna por parte del Gobierno central a sanidad es luego dedicado por las comunidades aut¨®nomas, que son las competentes, a ese concepto. Porque puede aumentarse la recaudaci¨®n, pero eso no tiene por qu¨¦ reflejarse en las cuentas de los sistemas de salud.
La propuesta de Rubalcaba queda a medio camino: no supone un cambio total del sistema, pero s¨ª que est¨¢ condicionada. Es decir, las comunidades deben comprometerse a emplear ese dinero -el PSOE calcula que puede llegar a 3.000 millones- a reducir la deuda si quieren cobrarlo.
Este requisito, que hasta ahora solo existe para el c¨¦ntimo sanitario que puede gravar los carburantes, es indispensable. El presidente Zapatero y su vicepresidenta econ¨®mica, Elena Salgado, ya han vivido lo que es asignar un dinero para deuda y no ver su efecto. Cuando despu¨¦s de la primera Conferencia de Presidentes de 2004 el Gobierno central aport¨® 3.000 millones a las comunidades para atajar el d¨¦ficit sanitario, un estudio posterior del Ministerio de Econom¨ªa desvel¨® que este no hab¨ªa disminuido. Y es que mientras no exista una financiaci¨®n finalista ¨Cque lo que se da para sanidad se gaste en sanidad¨C, no est¨¢ garantizado que las cantidades extra que se destinen a esta partida se gasten en ese concepto. Llevar esta idea a todo el sistema sanitario implicar¨ªa cambiar el actual modelo de financiaci¨®n auton¨®mica. Eso ya se baraj¨® en el frustrado pacto de Estado por la sanidad que naufrag¨® esta legislatura. Pero cambiar el modelo es demasiado prometer.
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