Una autonom¨ªa que no fue fruto de la Guerra Civil
Mees: ¡°La gesti¨®n del Estatuto comenz¨® antes del golpe¡± Goiogana: ¡°Aguirre y Prieto son dos caras de una moneda¡±
El 7 de octubre de 1936, en plena Guerra Civil, Jos¨¦ Antonio Aguirre se convert¨ªa en lehendakari del primer Gobierno vasco de la historia, en virtud del Estatuto aprobado por las Cortes seis d¨ªas antes.
?Pregunta ?En qu¨¦ circunstancias se aprueba el Estatuto de Gernika de 1936?
Ludger Mees. Para empezar, convendr¨ªa acabar con una idea muy arraigada, pero no por eso m¨¢s cierta, de que el Estatuto fue fruto de la Guerra Civil. Hoy sabemos perfectamente que la gesti¨®n que conduce a la aprobaci¨®n del Estatuto comienza bastante antes del 18 de julio. Se inicia tras la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, cuando en la Comisi¨®n de Estatutos, que presid¨ªa el socialista Indalecio Prieto, con el nacionalista Jos¨¦ Antonio Aguirre como secretario, se negocia para poder plasmar esa idea que durante tantos a?os hab¨ªa sido la primera reivindicaci¨®n del nacionalismo vasco: el Estatuto. Cuando el tema ya est¨¢ muy perfilado, se produce el golpe de Estado, y la necesidad de cerrar filas entre todos los dem¨®cratas acelera el proceso estatutario. Pero no es el golpe la causa de la aprobaci¨®n del Estatuto.
I?aki Goiogana. Aguirre publicaba en el diario Euzkadi todos los d¨ªas en que se reun¨ªa la Comisi¨®n de Estatutos una carta de opini¨®n informando de c¨®mo se hab¨ªa avanzado. Ah¨ª se ve muy claro que el Estatuto no es fruto del 18 de julio. Se empieza a discutir muchos meses antes, y ya tienen muy adelantado el texto cuando empieza la guerra. Esta cataliza el proceso, porque a la Rep¨²blica le interesaba atraer a los nacionalistas vascos, y al nacionalismo vasco le interesaba el Estatuto, por el que hab¨ªa estado luchando durante a?os. El Estatuto del 36 no es algo que surja del golpe; es un proceso largo.
P. ?Qu¨¦ supone el Estatuto en ese momento de guerra?
I. G. Supone que, por primera vez, el nacionalismo toca poder y se junta con las izquierdas, con los dem¨®cratas, para enfrentarse a los sublevados. No s¨¦ si es moneda de cambio, pero en esos primeros meses de guerra los que han optado por la Rep¨²blica est¨¢n negociando entre ellos para formar, por ejemplo, el Gobierno de Largo Caballero, y el Estatuto es una de las condiciones que piden los nacionalistas. La situaci¨®n de guerra, con la zona republicana dividida en dos, es una forma de lograr la unidad entre los dem¨®cratas.
P. ?Qu¨¦ supuso para la sociedad vasca, cuyo territorio ya hab¨ªa sido en gran parte ocupado por los golpistas?
L. M. Se puede dar una respuesta doble. La primera es que el proceso que conduce a la aprobaci¨®n del Estatuto significa que una naci¨®n que hasta en ese momento se hab¨ªa articulado sobre todo en t¨¦rminos culturales ya se convierte en una naci¨®n pol¨ªtica, porque tiene un texto b¨¢sico que rige su convivencia en un documento pactado con el Gobierno central. Desde ese momento Euskadi se constituye en una identidad pol¨ªtica administrativa con altas cotas de autogobierno. Hist¨®ricamente, es una cosa muy nueva y que hay que subrayar. La segunda respuesta es que en las circunstancias concretas de la guerra, cuando buena parte del territorio, como ?lava y parte de Gipuzkoa, ya ha ca¨ªdo, por lo menos la Euskadi democr¨¢tica tiene un ¨®rgano que se ocupa de la defensa de un territorio. Ese ¨®rgano est¨¢ en sus manos, dirigido directamente por el lehendakari Aguirre, que pone toda la carne en el asador para que los golpistas no puedan avanzar.
P. ?Sin guerra se hubiese aprobado el Estatuto?
I. G. S¨ª
L. M. S¨ª, sin duda, y eso hoy en d¨ªa ya no es cuestionable.
P. ?Por qu¨¦ no se pudieron consensuar textos anteriores, como el Estatuto de Estella de 1932 o el llamado de las gestoras provinciales, un a?o m¨¢s tarde?
I. G. La Rep¨²blica llega a ra¨ªz del Pacto de San Sebasti¨¢n, donde los nacionalistas no participan, pero s¨ª lo hacen los catalanes, y uno de los puntos de ese pacto es la autonom¨ªa para Catalu?a. Entonces, la Rep¨²blica cumple con lo que hab¨ªan pactado en Donostia. Hay que tener en cuenta que en aquel momento el PNV es un partido integrista, que no se f¨ªa de las opciones republicanas, y entonces se junta con toda la derecha del pa¨ªs.
P. Incluso con los carlistas.
I. G. Precisamente por la defensa de la religi¨®n, porque ten¨ªan miedo a lo que pod¨ªa ser la Rep¨²blica. Eso cambia, y entonces, desde esas posiciones integristas se inicia el camino hacia el centro que se recorre durante los pocos a?os que dura la Rep¨²blica. La evoluci¨®n del 31 al 36 es bastante r¨¢pida.
L. M. Yo har¨ªa una valoraci¨®n m¨¢s cr¨ªtica. Es cierto que el PNV al comienzo de la Rep¨²blica es un partido claramente ubicado a la derecha, muy cat¨®lico, incluso integrista. Eso es verdad, pero el mayor error que comete el PNV en la Rep¨²blica es pensar que iba a ser posible conseguir su mayor reivindicaci¨®n, el Estatuto, ali¨¢ndose con una fuerza claramente antisistema como los tradicionalistas. Y lo hace al comienzo de la Rep¨²blica, cuando esta todav¨ªa no se hab¨ªa asentado y se encontraba en pleno periodo constituyente.
P. ?Qu¨¦ papel jug¨® la izquierda en el proceso estatutario?
I. G. Creo que el ¨¦xito fue atraerlos al autonomismo, al centro, porque la izquierda aqu¨ª no era autonomista.
L. M. A la izquierda le cuesta asumir la caracter¨ªstica multinacional del Estado, eso es evidente. En Catalu?a es visible por que el nacionalismo o el catalanismo es un movimiento republicano y laico, pol¨ªticamente cercano a los que gobiernan. Entonces no existen esas suspicacias que aumentan aqu¨ª con el PNV tras su coalici¨®n electoral con el carlismo. En la izquierda tambi¨¦n se produce una lenta evoluci¨®n como en el PNV y se dan acontecimientos importantes. En primer lugar, la acusaci¨®n de la derecha al PNV de haber ¡°convivido¡± con los revolucionarios del 34. Se encuentran en las c¨¢rceles y la represi¨®n es para todos, cuando el color pol¨ªtico del Gobierno central ha cambiado a la derecha. Esto ayuda a acercar posturas. En segundo lugar, la evoluci¨®n en el PNV, donde una nueva generaci¨®n con el propio Aguirre, con Irujo, toma las riendas del partido y margina a gente de la vieja guardia como Luis Arana Goiri. Abren el partido y lo conducen al centro, lo que ayuda al acercamiento posterior. Y, en tercer lugar, es tambi¨¦n importante el realismo pol¨ªtico de Indalecio Prieto y otros, que analizan la gran victoria del PNV en las elecciones del 33 y constatan que es una realidad que no se puede obviar.
P. ?Qu¨¦ represent¨® entonces el primer Gobierno vasco?
I. G. Creo que un factor de unidad y pluralismo. Ah¨ª est¨¢n representados desde el centro-derecha del PNV hasta el PCE. Y ah¨ª est¨¢ Aguirre como el pol¨ªtico aglutinador, con carisma y personalidad. Es un organismo reconocido por todos y con menos conflictos de los que hubo en los Gobiernos de Madrid o Barcelona.
L. M. Para m¨ª el mensaje de aquel Gobierno es el de la preponderancia de la democracia por encima de ideolog¨ªas, la preponderancia de la idea del pacto entre diferentes. Ah¨ª hay gente pol¨ªticamente muy diversa. En los a?os siguientes surgieron conflictos entre ellos, pero su mensaje no solamente es v¨¢lido para el 36, sino para el futuro.
P. Ese acercamiento se produjo tambi¨¦n por la intensa relaci¨®n entre dos de los l¨ªderes m¨¢s carism¨¢ticos de la ¨¦poca: Jos¨¦ Antonio Aguirre e Indalecio Prieto. ?Cu¨¢l es su opini¨®n como historiadores de ambos pol¨ªticos?
I. G. Son como las dos caras de la misma moneda. Podr¨ªan ser de la misma cuadrilla: piensan diferente, pero est¨¢n unidos. Lo dec¨ªan ellos mismos. Aguirre comentaba que, cuando Prieto iba de M¨¦xico a Nueva York, nunca dejaba de pasar por su casa. Tambi¨¦n para discutir, pero siempre siendo tan amigos. Ten¨ªan la voluntad de acercarse: t¨² piensas as¨ª y yo de otra forma, pero estamos en la misma mesa, este es nuestro pa¨ªs y tenemos que salir adelante. Uno en el mundo nacionalista y el otro en el socialista hacen el esfuerzo para encontrar lo que les une y compartirlo como dem¨®cratas. El programa que pactan en Gernika en el 36 es un programa reformista de centro que pod¨ªan adoptar tanto unos como otros. Es m¨¢s, hoy en d¨ªa nos parecer¨ªa hasta de izquierdas, tal y como est¨¢ el mundo.
L. M. Para subrayar lo que dices, no debemos olvidar que, para la mayor¨ªa de los nacionalistas vascos, Indalecio Prieto era sin duda la oveja negra, el enemigo, el adversario pol¨ªtico m¨¢s peligroso, porque era un l¨ªder en su mundo con el apoyo mayoritario de los socialistas vascos, o no. Luego tambi¨¦n hubo conflictos, como cuando a?os m¨¢s tarde pide la abolici¨®n de todas las instituciones republicanas, incluido el Gobierno vasco, para facilitar la negociaci¨®n con los mon¨¢rquicos, por ejemplo. L¨®gicamente, era una agresi¨®n a todo lo que ven¨ªa de antes, pero ambos supieron mantener ese nivel de confianza. He visto un mont¨®n de protocolos confidenciales de reuniones entre l¨ªderes nacionalistas con Prieto donde hablan a tumba abierta, sin secretismos. Se cuentan lo que saben, pese a que luego igual se ponen a parir en los medios. Pero a nivel personal la confianza era absoluta.
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