Un proyecto que irrita al Kremlin

El proyecto de escudo antimisiles es un plan que ha causado grandes tensiones entre Washington y Mosc¨² a lo largo de los ¨²ltimos a?os. La finalidad declarada del proyecto es el establecimiento de un sistema defensivo para neutralizar eventuales ataques a Occidente procedentes desde Oriente Pr¨®ximo, con especial atenci¨®n a Ir¨¢n. Rusia, sin embargo, considera que el despliegue tiene a la vez como objetivo neutralizar parte de sus capacidades ofensivas.

La primera versi¨®n del proyecto, impulsada por la Administraci¨®n de George W. Bush, caus¨® un duro enfrentamiento diplom¨¢tico, al prever el despliegue de misiles interceptores en Polonia y Rep¨²blica Checa. Mosc¨² consideraba que ese posicionamiento estaba pensado para neutralizar sus capacidades.

Barack Obama ha dado sin embargo un giro radical. Su Administraci¨®n ha optado por un sistema de intercepci¨®n m¨¢s ¨¢gil que el anterior, que utiliza misiles SM-3, dise?ado para ser instalado en buques de guerra y dirigido a neutralizar misiles de corto y medio alcance.

El escudo de Bush, en cambio, estaba pensado para contrarrestar misiles de largo alcance, y habr¨ªa tenido que ser necesariamente instalado en silos. Ir¨¢n no tiene misiles de largo alcance y no es previsible que los tenga en los pr¨®ximos a?os. Esto alimentaba la suspicacia de Mosc¨².

La decisi¨®n de Obama se debe a dos factores: la voluntad de mejorar las relaciones con Rusia y el deseo de optar por un proyecto m¨¢s barato y en fase de desarrollo m¨¢s avanzado y testado.

Sin duda el nuevo plan es m¨¢s aceptable para Mosc¨², que sin embargo ha seguido manifestando cierto malestar, aunque con intensidad menor.

Espa?a pondr¨¢ a disposici¨®n la base de Rota para ofrecer apoyo naval al proyecto. Otros pa¨ªses europeos acoger¨¢n otras instalaciones, principalmente radares. Buques armados con los SM-3 patrullar¨¢n el mediterr¨¢neo oriental para poder interceptar las amenazas que procedan de Oriente.