Vencedores y vencidos
Con el fin de ETA vencen el Estado de derecho, la democracia, el nacionalismo democr¨¢tico y las v¨ªctimas
Cada una de las treguas de ETA ha tenido como consecuencia la sensaci¨®n de que la pesadilla del terrorismo tocaba a su fin. Con mayor raz¨®n ahora que resulta evidente su estado de debilidad, y que por a?adidura no es menos claro que el protagonismo en la izquierda abertzale es ejercido por su rama pol¨ªtica. Tal escenario no es irrelevante, e invita a reflexionar sobre las pol¨ªticas que puedan impulsar la autodisoluci¨®n de la banda. Aun cuando la derrota hasta ahora visible de ETA se haya debido exclusivamente al rigor de la acci¨®n policial espa?ola, y a la colaboraci¨®n con Francia, cabe admitir que determinados movimientos ¡ªcomo el acercamiento de los presos apuntado por el lehendakari, Patxi L¨®pez¡ª, resultar¨¢n beneficiosos en el caso de que se compruebe el distanciamiento del terror de los encarcelados etarras. Tambi¨¦n puede ser ¨²til que las instancias judiciales de obediencia estatal act¨²en para evitar en lo posible el caos registrado en meses pasados en cuanto a ilegalizaciones, legalizaciones y condenas. Conviene tener en cuenta la aparente paradoja de que si bien la sociedad vasca es ya abiertamente contraria a ¡°la violencia¡±, contempla en sentido contrario las concesiones al c¨ªrculo de los terroristas como una contribuci¨®n a la deseada ¡°paz¡±. En consecuencia, la sensaci¨®n de inseguridad y los comportamientos de apariencia contradictoria solamente pueden favorecer un ambiente de confusi¨®n en cuyo seno muchos vascos vean en la izquierda abertzale la v¨ªctima de un Estado que en palabras de la misma desea obstaculizar esa ¡°paz¡±. Con las consecuencias pol¨ªticas ya comprobadas el 22-M.
Tampoco parece razonable llevar demasiado lejos el optimismo, sobre la base de que el fin de ETA es ya algo ¡°irreversible¡±. Una cosa es el protagonismo de Batasuna/izquierda abertzale, reforzado por la sensaci¨®n de impotencia del aparato armado, y otra que despu¨¦s del ¨¦xito de la m¨¢scara Bildu, la banda tenga hoy demasiadas razones para acordar su autodisoluci¨®n. M¨¢s bien a corto plazo no tiene ninguna. Como hizo notar Florencio Dom¨ªnguez, la eliminaci¨®n de Ekin no fue m¨¢s que enterrar a un muerto. Con la impagable colaboraci¨®n de Brian Currin y su grupo, ETA est¨¢ en condiciones de sostener por un tiempo la propaganda de que desea negociar el fin, pero que el Gobierno espa?ol se opone. Y no puede hacer otra cosa porque la negociaci¨®n resultante de la mediaci¨®n ¡°internacional¡± ser¨ªa necesariamente una negociaci¨®n pol¨ªtica, con las ventajas para los presos como simple pr¨®logo.
Al sobrevivir hibernada, ETA est¨¢ en condiciones de reaparecer cuando lo estime oportuno, cualesquiera que sean sus recursos, para incidir sobre el proceso pol¨ªtico que, tanto para ella como para los hoy miembros de Amaiur, tiene por metas sucesivas la autodeterminaci¨®n y la independencia. La insistencia complementaria en la amnist¨ªa total, legalmente imposible en las actuales circunstancias, o en la uni¨®n con Navarra, nos prueba que seguimos encerrados en un escenario m¨¢s cercano a las ¡°alternativas democr¨¢ticas¡± precedentes de ETA que a la b¨²squeda de reformas efectivas.
Hay que aplicar el refr¨¢n de que no es bueno vender la piel del oso antes de cobrarlo. De otro modo entraremos de lleno en una puja de concesiones por la paz, y que en lugar de empujar a ETA a la autodisoluci¨®n, la recompensa por las buenas intenciones mostradas superficialmente. Volvemos a la equidistancia de hace 10 a?os. Un fiscal en Euskadi apunta a las concesiones sobre presos que habr¨ªa que hacer; regresa a la vida pol¨ªtica desde la Fundaci¨®n Sabino Arana el obispo Uriarte para amonestar a los jueces en busca de una adecuaci¨®n a la circunstancia actual, aun cuando considere inviable la amnist¨ªa, y si mi lectura no falla, el propio lehendakari habla de atenci¨®n a todas las v¨ªctimas de todo terrorismo, lo cual es justo, pero lo es menos no singularizar a ETA por encima de cualquier otro responsable del terror.
En palabras de Uriarte, no debe haber ¡°vencedores ni vencidos¡±, lo cual es tanto un desprop¨®sito como un cable de salvaci¨®n lanzado a ETA. Con el fin de ETA, quienes vencen son el Estado de derecho, la democracia en Euskadi, el propio nacionalismo democr¨¢tico, y a su lado las v¨ªctimas. ?Por qu¨¦ evitar que los terroristas aparezcan como vencidos? Pero sobre todo importa comprobar que existe un arrepentimiento real por haber escogido el camino de la deshumanizaci¨®n y de la muerte. Algo que apenas comienza a despuntar en el colectivo etarra. Y que no es solo cuesti¨®n individual, sino que concierne a la mentalidad totalitaria impuesta por ETA sobre la sociedad vasca.
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