Elecciones sin pistolas
No est¨¢ escrito que los ciudadanos prefieran como gestores de la paz a los que ganaron la guerra
No est¨¢ escrito que los ciudadanos prefieran como gestores de la paz a los que ganaron la guerra. Winston Churchill pag¨® esta veleidad de los votantes al t¨¦rmino de la II Guerra Mundial, Truman se salv¨® por los pelos en el ¨²ltimo minuto y contra pron¨®stico.
Suponer que el comunicado de ETA con el anuncio del final definitivo de su ¡°actividad armada¡± es un bal¨®n de ox¨ªgeno al candidato socialista es, aparte de una suposici¨®n gratuita, un pretexto para deslizar de corrido la sospecha de infames pactos hurtados al escrutinio p¨²blico. El ¨²nico voto que ETA quiere reforzar es el de la izquierda abertzale, que hist¨®ricamente ha conseguido sus mejores cosechas en tiempos de tregua terrorista. Evitar que este patr¨®n se repita es una tarea que compete a todos los partidos que concurren el 20-N. Por lo dem¨¢s, Rubalcaba ha demostrado una extraordinaria eficacia en la fase de acoso y derribo de ETA, al punto de forzar su rendici¨®n, pero nada tendr¨ªa de extra?o que una parte del electorado prefiriera a Rajoy para gestionar la extinci¨®n definitiva de la banda mediante la entrega de las armas y su disoluci¨®n.
Por oprobioso que sea el comunicado de ETA ¡ªy lo es en sumo grado para las v¨ªctimas y para la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos¡ª, por complejas que sean las tareas pendientes hasta que la banda terrorista entre definitivamente en la secci¨®n ominosa de nuestra historia, no podemos despreciar el hecho de que las elecciones del 20-N van a ser las primeras de nuestra democracia que van a producirse sin la amenaza de las pistolas. En demasiadas ocasiones los ciudadanos de este pa¨ªs han tenido que acudir a las urnas con el alma encogida por asesinatos a¨²n calientes: Francisco Tom¨¢s y Valiente, Fernando M¨²gica (ambos en v¨ªsperas de las elecciones de 1996), Fernando Buesa (febrero de 2000) y tantos otros. No siempre o no necesariamente, figuras pol¨ªticas notorias. En su estrategia de socializaci¨®n del sufrimiento, no vacilaron en asesinar a socialistas o populares sin mayor relevancia p¨²blica, con el solo prop¨®sito de aterrorizar a cuantos se mov¨ªan por territorios ideol¨®gicos excluidos en su proyecto totalitario. En el vigilante ejercicio de memoria al que estamos obligados, no est¨¢ de m¨¢s recordar que las ¨²ltimas elecciones generales (9 de marzo de 2008) se celebraron bajo el impacto del asesinato de un exconcejal socialista, Isa¨ªas Carrasco, en Mondrag¨®n, dos d¨ªas antes de la cita con las urnas, mediante el m¨¦todo expeditivo del tiro en la nuca. El, entonces, lehendakari Ibarretxe, que hab¨ªa condenado el crimen con contundencia, se negaba a hacer una lectura pol¨ªtica del atentado, qui¨¦n sabe si por temor a que pudiera beneficiar las expectativas electorales de los socialistas. Como escribi¨® Soledad Gallego-D¨ªez en estas p¨¢ginas, a Isa¨ªas Carrasco no lo mataron porque fuera un hombre bueno y sencillo, ETA lo hizo solo porque representaba una opci¨®n pol¨ªtica que los terroristas no estaban dispuestos a tolerar.
?Por qu¨¦ hemos de creer que el final del terrorismo favorece inevitablemente a los herederos de ETA?
Votos frente a pistolas editorializaba EL PA?S en su primera p¨¢gina el d¨ªa de reflexi¨®n bajo este titular a toda plana: Los partidos llaman al voto masivo frente al crimen de ETA. Ese comunicado conjunto de las fuerzas pol¨ªticas no estuvo exento de fuertes disputas tras una campa?a en la que el PP hab¨ªa aireado profusamente la sospecha de que Zapatero segu¨ªa negociando con ETA bajo la mesa. Ignacio Astarloa no la despej¨® en la conferencia de prensa que dio en nombre del PP despu¨¦s de firmar la declaraci¨®n unitaria. Es positivo que un Mariano Rajoy que ya se ve preinvestido como presidente de la naci¨®n haya proclamado esta vez que el final del terrorismo es una buena noticia y que se ha conseguido sin pagar un precio pol¨ªtico, por mucho que en un lateral del proscenio Mayor Oreja pregone su mantra del pacto ETA-Zapatero.
Aquel 9 de marzo de 2008, EL PA?S abr¨ªa su primera p¨¢gina con unas emocionadas palabras de Sandra Carrasco, hija del exconcejal asesinado: ¡°Quien quiera solidarizarse con mi padre que vote¡±. Al lado, una gran fotograf¨ªa en la que una decena de pol¨ªticos socialistas, con Patxi L¨®pez y Jes¨²s Eguiguren al frente, llevan a hombros el f¨¦retro de su compa?ero.
Entonces, como en tantas y tantas ocasiones, no faltaron respuestas miserables que costar¨¢ superar en el dif¨ªcil camino de reconciliaci¨®n al que est¨¢ abocada la sociedad vasca en la fase posterrorista. Por de pronto, la alcaldesa de Mondrag¨®n, Inocencia Galparsoro, que representaba a una de tantas siglas refugio de la izquierda abertzale (ANV en su caso), vot¨® en contra del comunicado de condena del asesinato, junto a otros seis concejales de su grupo. El m¨¢ximo signo de respeto que se dign¨® prestar fue no aparecer por el Ayuntamiento mientras estuviera all¨ª la capilla ardiente de Isa¨ªas Carrasco.
El cese definitivo de la violencia terrorista no cierra esta pesadilla
El ignominioso mensaje ¨²ltimo de la banda, que pretende erigirse en padre de la paz despu¨¦s de medio siglo de cr¨ªmenes, ?puede acaso enga?ar a alguien fuera del c¨ªrculo de la propia secta?
Desde luego que el cese definitivo de la violencia terrorista no cierra esta pesadilla. Quedan muchos cabos pendientes: m¨¢s de 700 presos con largas condenas que la mayor¨ªa social no est¨¢ dispuesta a condonar, al menos 300 cr¨ªmenes a¨²n sin juzgar y la entrega o destrucci¨®n de los arsenales, que en Irlanda del Norte fue un incierto proceso que solo culmin¨® ocho a?os despu¨¦s del Acuerdo de Viernes Santo. ?Qui¨¦n ser¨¢ en nuestro caso el general De Chastelain que lo verifique? Tareas arduas que tendr¨¢ que incluir en su agenda el pr¨®ximo presidente del Gobierno, que seg¨²n todas las encuestas ser¨¢ Rajoy. Pero los vascos ¡ªy todos los espa?oles¡ª podr¨¢n votar el 20-N a sabiendas de que ha terminado la pesadilla del tiro en la nuca. En 2008, los socialistas ganaron las elecciones en el Pa¨ªs Vasco y lo hubieran hecho sin aquel asesinato. Si la voluntad de los votantes fue capaz de expresarse contra el crimen, ?por qu¨¦ hemos de creer que el final del terrorismo favorece inevitablemente a los herederos de ETA? Intentar que no sea as¨ª es la primera obligaci¨®n de los partidos que concurren a las pr¨®ximas elecciones.
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