El clero quiere perd¨®n rec¨ªproco

¡°Eran de la otra parroquia, la de la plaza del pueblo. Fue all¨ª donde se oficiaron los funerales¡±. Jos¨¦ Mar¨ªa Ormaz¨¢bal, el p¨¢rroco de la iglesia de Santa Cruz, una peque?a ermita de Andoain (Gipuzkoa), el lugar donde ETA asesin¨® al periodista Jos¨¦ Luis L¨®pez de Lacalle y al polic¨ªa local Joseba Pagazaurtundua, no se siente c¨®modo al hablar de los atentados terroristas que se produjeron en su pueblo.

Aunque a¨²n falta una hora para que empiece la misa de siete, tiene prisa, mira el reloj, hace adem¨¢n de levantarse e irse... Dice que sinti¨® alegr¨ªa al escuchar el jueves el comunicado de ETA poniendo fin a tres d¨¦cadas de atentados, pero una alegr¨ªa ¡°sin aspavientos¡±. ¡°Ahora tenemos delante una gran problem¨¢tica: las v¨ªctimas, el acercamiento de presos... Entiendo que el que ha sufrido la muerte de alg¨²n familiar sienta un dolor tremendo, pero tambi¨¦n hubo otras muertes. No solo ahora, tambi¨¦n durante el franquismo, en la Guerra Civil...¡±.

Es un lenguaje que aqu¨ª no cae bien, no hay v¨ªctimas? de la otra parte¡±

El clero guipuzcoano de base, en gran parte af¨ªn al nacionalismo vasco, cree que la normalizaci¨®n en Euskadi solo se lograr¨¢ con el perd¨®n. Pero, para muchos de estos sacerdotes que ejercen en municipios controlados por Bildu ¡ªla coalici¨®n dominada por la izquierda abertzale y que engloba tambi¨¦n a Eusko Alkartasuna y Alternatiba¡ª el perd¨®n debe ser mutuo. No solo debe partir de ETA hacia las 829 v¨ªctimas que ha causado en los ¨²ltimos 43 a?os. La reconciliaci¨®n que ahora debe afrontar Euskadi, dicen, tambi¨¦n exige el reconocimiento de culpas del Estado. Y hablan de torturas a los detenidos, recuerdan la guerra sucia contra el terrorismo, los GAL...

Por eso, algunos de ellos no vieron con buenos ojos la carta que su superior, el obispo de San Sebasti¨¢n, Jos¨¦ Ignacio Munilla, mand¨® leer en todas las parroquias de la provincia en la misa del pasado domingo. Munilla, considerado muy conservador y contrario al nacionalismo, cuyo nombramiento fue entendido por la base como una imposici¨®n del presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio Mar¨ªa Rouco,

daba gracias en ella a Dios por ver m¨¢s cerca la ineludible y urgente ¡°disoluci¨®n¡± de ETA. El texto mandaba un recuerdo especial ¡°a cada una de las v¨ªctimas del terrorismo¡±, cuyo dolor no ha cesado ¡°por el cese de la violencia¡±. Del papel del Estado en la lucha antiterrorista, ni una palabra.

¡°Este es un lenguaje que aqu¨ª no cae bien¡±, explica el sacerdote y catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa Social de la Universidad del Pa¨ªs Vasco Sabino Ayestar¨¢n. ¡°No hay v¨ªctimas de la otra parte ni ninguna referencia a alguna injusticia cometida contra el pueblo vasco. Munilla no siente el nacionalismo, no siente el orgullo de ser vasco. Nunca se ha sentido de este pueblo. Pero ese sentimiento no quita nada al orgullo de ser espa?ol o ser europeo¡±, asegura este profesor em¨¦rito que, en los a?os noventa, vio c¨®mo su cara aparec¨ªa pintada en dianas en las paredes de su facultad por su rotundo y p¨²blico rechazo a la violencia.

ETA no se retractar¨¢; admitir que ha sido in¨²til es humillante¡±

M¨¢s conciliador con la opini¨®n del obispo se muestra Luis Aranalde, p¨¢rroco de la iglesia del Esp¨ªritu Santo, en San Sebasti¨¢n, que en general est¨¢ de acuerdo con el contenido de la carta, de la que ley¨® los pasajes que consideraba m¨¢s importantes tras rezar el padrenuestro, ¡°una oraci¨®n que habla de paz¡±. ¡°El recuerdo a las v¨ªctimas del terrorismo y a todos los que se han comprometido contra la violencia y han trabajado por la paz era muy adecuado¡±, asegura. ¡°Quiz¨¢s al hablar de las v¨ªctimas tambi¨¦n ten¨ªa que haber dicho que el Estado ha hecho acciones terroristas, que ha torturado, pero bueno. Tampoco ten¨ªa que hacer una exposici¨®n de diez p¨¢ginas¡±.

Munilla tambi¨¦n hablaba en su carta de la necesidad de que la Iglesia se implique en la pacificaci¨®n y la reconciliaci¨®n, pero ?c¨®mo lograrla?, ?qu¨¦ pasos puede dar el clero en esa direcci¨®n? Sabino Ayestar¨¢n se muestra muy esc¨¦ptico. El profesor de la UPV cree que ser¨¢ un trabajo de a?os y que quiz¨¢ requiera la desaparici¨®n de una generaci¨®n.

Quiz¨¢s tendr¨ªa que haber dicho que el Estado tambi¨¦n ha torturado¡±

¡°Tenemos un problema muy serio¡±, dice. ¡°Las v¨ªctimas del terrorismo, sobre todo las no nacionalistas, van a pedir a los miembros de ETA y los que les apoyaron que se retracten, que reconozcan que lo hicieron mal. Y con las v¨ªctimas, toda la derecha espa?ola y el PSOE. Pero creo que lamentablemente no lo van a conseguir porque la izquierda abertzale no puede hacer eso¡±, explica. ?La raz¨®n? ¡°Matar es una cosa terrible y los que tomaron la decisi¨®n de hacerlo tienen que justificarlo. Lo necesitan. Si no, la conciencia les mata. Es muy dif¨ªcil soportar que t¨² hayas matado y reconocer que no ha servido para nada¡±, prosigue. ¡°Podr¨¢n decir que comparten el dolor, incluso aceptar compensar a las v¨ªctimas econ¨®micamente, reconocer que ha sido cruel... Pero admitir que todo ha sido in¨²til es lo m¨¢s humillante¡±.

Para Aranalde, que ETA pida perd¨®n ETA es esencial. ¡°Tenemos derecho a exigirles que tengan entereza para hacer una autocr¨ªtica, cosa que es mucho m¨¢s dif¨ªcil que pegar un tiro en la nuca¡±, afirma. ¡°El que no pide perd¨®n no se humaniza. Es lo ¨²nico que puede ayudar al violento a cambiar de sentimientos y sanar. Pero eso es muy dif¨ªcil. Reconocer el sinsentido de m¨¢s de 30 a?os es duro. Es como cumplir al 100% el Evangelio¡±, a?ade.

Los que mataron lo justifican porque tienen mala conciencia¡±

Pero el perd¨®n, seg¨²n el p¨¢rroco de la iglesia donostiarra del Esp¨ªritu Santo, debe ser rec¨ªproco. ¡°Hay gente que ha muerto a nuestro alrededor fruto de torturas. Me acuerdo ahora de Lasa y Zabala [asesinados por los GAL y enterrados en cal viva en 1983], ese horror. Ha habido cantidad de gente torturada en un Estado leg¨ªtimo y democr¨¢tico¡±, se?ala Aranalde. ¡°Ninguno de los que en estos a?os han contribuido a esa espiral no han pedido disculpas. Nadie ha dicho que el GAL es un borr¨®n espantoso de la democracia. S¨¦ que todo eso ha sido provocado por ETA, pero yo no puedo caer en esa provocaci¨®n. Que pidan perd¨®n por eso. Es l¨®gico¡±, concluye.