Discursos intercambiables, nervios y ning¨²n reaccionario
El embajador de EE UU Aguirre glos¨® el debate de 2008 entre Zapatero y Rajoy en dos cables
Sus discursos no fueron determinantes para los votantes indecisos; las ¨²ltimas palabras de los candidatos eran tan parecidas que si las hubieran intercambiado pocos se habr¨ªan percatado; mientras el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, mostr¨® cierto nerviosismo ante las c¨¢maras, el l¨ªder de la oposici¨®n, Mariano Rajoy, logr¨® sortear la imagen de "reaccionario peligroso".? Se trata de algunos de los comentarios que el entonces embajador estaodunidense en Espa?a, Eduardo Aguirre, escribi¨® en dos cables remitidos al Departamento de Estado el 26 de febrero y 3 de marzo de 2008, un d¨ªa despu¨¦s de los dos debates entre los candidatos.
Estos documentos diplom¨¢ticos son parte de los llamados Papeles del Departamento de Estado que Wikileaks filtr¨® primero a cinco medios internacionales (entre ellos EL PA?S) y despu¨¦s decidi¨® publicar ¨ªntegramente. Las palabras de Aguirre trazan, en realidad, una especie comentario de texto, que, en cualquier caso, aporta una visi¨®n m¨¢s distante sobre los ¨²ltimos cara a cara.?
"El primer debate entre candidatos a la presidencia del Gobierno que se celebraba en 15 a?os fue candente. En m¨¢s de una ocasi¨®n, los aspirantes se acusaron de mentir o de sembrar discordia", apunta el embajador, quien se?ala tambi¨¦n que "el hecho de que Rajoy fuera el primero en hablar de cada asunto le daba la oportunidad de marcar el ritmo de la discusi¨®n". Zapatero, en cambio, en su opini¨®n parec¨ªa m¨¢s forzado, a la zaga de su contrincante y, de alguna manera, acababa jugando con actitud defensiva y m¨¢s nervios. ?
En relaci¨®n con los temas tratados, el diplom¨¢tico destaca "poca sustancia" en materia de pol¨ªtica exterior, el asunto que ten¨ªa m¨¢s inter¨¦s para su Departamento, ya que esas cuestiones fueron sustituidas por el terrorismo de ETA. Sin embargo, observa, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero hizo una menci¨®n favorable al plan de est¨ªmulo econ¨®mico aprobado por el entonces presidente de EE UU, George W. Bush. Ese comentario lo hizo el presidente, en opini¨®n de Aguirre, precisamente para afear al PP una conducta irresponsable frente a la ¡°oposici¨®n leal¡± de los dem¨®cratas estadounidenses. Aguirre tambi¨¦n subraya que Zapatero m¨¢s de una vez mencion¨® el apoyo ¡°ilegal¡± que el PP brind¨® al presidente Bush en la guerra de Irak.
?Qui¨¦n gan¨®, entonces, ese primer debate? "Hay muchas maneras de medir la victoria en un discusi¨®n", dice Aguirre antes de aclarar que su parecer Rajoy goz¨® de algunas ventajas. En primer lugar, disfrut¨® de las bajas expectativas que suscitaba en principio su intervenci¨®n. Y, pese a eso, o tal vez precisamente por eso, logr¨® tres cosas: mantuvo una actitud tan "presidencial" como la de Zapatero, consigui¨® controlar la conversaci¨®n y aprovech¨® el hecho de que el jefe del Gobierno empleara mucho tiempo en "hablar de los errores de las ¨²ltimas administraciones de los PP (el Ejecutivo de Aznar, el tr¨ªo de las Azores...) y quiz¨¢s demasiado poco para hablan de sus propias realizaciones y planes".? El l¨ªder del PP, adem¨¢s, logr¨® cerrar el debate sorteando la imagen de "reaccionario peligroso" que le habr¨ªa podido da?ar. De todas formas, los ¨²ltimos tres minutos del debate, las alocuciones finales, hubieran podido ser intercambiables, "y pocos se habr¨ªan dado cuenta".
El segundo debate
Zapatero y Rajoy celebraron su segundo y ¨²ltimo debate el 2 de marzo de 2008, otra "confrontaci¨®n caliente" en la cual ninguno de los dos candidatos aport¨® muchos detalles nuevos, observa un cable fechado al d¨ªa siguiente, 3 de marzo.
"Rajoy", relata Aguirre, "hizo otra vez hincapi¨¦ en que los espa?oles de a pie sufren una econom¨ªa en declive", mientras que el presidente del Gobierno acus¨® a su oponente de haber descubierto recientemente la econom¨ªa.
Con respecto a la pol¨ªtica exterior, Zapatero volvi¨® a hablar de la guerra de Irak y Rajoy lo acus¨® en varias ocasiones de apoyar una resoluci¨®n de Naciones Unidas que impulsaba contribuciones de las tropas en Irak despu¨¦s de sacar a los contingentes espa?oles del pa¨ªs.
La conclusi¨®n de la legaci¨®n diplom¨¢tica, explica Aguirre, cuando faltaban pocos d¨ªas para las elecciones, fue que los debates no lograron cambiar opiniones ya formadas sobre los partidos y las? opciones de voto, y que los electores indecisos no pudieron aclarar las ideas viendo las confrontaciones entre los dos principales candidatos.
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