?ptica y ac¨²stica de la campa?a
Al PSOE nada le sirve de excusa, todo se le computa como agravante
La ¨®ptica y la ac¨²stica de la campa?a electoral confirman que las actuales circunstancias han alterado la naturaleza de los medios en que se propagan las se?ales sonoras y luminosas emitidas por los candidatos y por los partidos contendientes. En las actuales condiciones de presi¨®n y temperatura los medios han dejado de comportarse como is¨®tropos, es decir de garantizar la igualdad de transmisi¨®n en todas direcciones de los est¨ªmulos ¨®pticos o ac¨²sticos que reciben. Hay un ¨ªndice de refracci¨®n que depende de la longitud de onda y se produce el fen¨®meno de la dispersi¨®n. En efecto, podemos comprobar que la situaci¨®n se ha invertido respecto de la de 2004. Ahora toda noticia favorable al PP multiplica su onda expansiva y toda noticia perjudicial se extingue al instante. Mientras que al PSOE le sucede al contrario, todo cuanto le pueda favorecer se queda sin eco y todo lo que le pueda perjudicar entra en resonancia indefinida.
Se ha producido una impermeabilizaci¨®n admirable. Ni G¨¹rtel, ni el Canal Nou de Valencia, ni Camps, ni los gastos de Gallard¨®n, ni las patosidades de Gonz¨¢lez Pons, ni el casticismo de Aguirre, ni la entrada de Cospedal como elefante en la cacharrer¨ªa de Castilla-La Mancha, ni el atraco de la CAM, ni el impagable invento de Caixanovagalicia, ni la permanencia en el registro de Santa Pola, despiertan la menor atenci¨®n del p¨²blico, que hace o¨ªdos sordos a semejantes asuntos. Incluso Rajoy puede plantearse una campa?a sin ruedas de prensa, o suprimir las preguntas de los periodistas que siguen sus comparecencias, sin merecer reproches perceptibles de los medios. En sentido contrario cualquier menudencia procedente de Rajoy se encomia como s¨ªntoma de sabidur¨ªa y presagio de luminosos amaneceres.
Al PSOE le sucede a la inversa. Nada le sirve de excusa, todo se le computa como agravante. Zapatero est¨¢ fuera de la campa?a y del Gobierno que le acompa?a nunca m¨¢s se supo. Adem¨¢s, todo esto sucede sin necesidad de que haya renacido aquel estigmatizado ¡°sindicato del crimen¡±, que hubo de confabularse para salvarnos de Felipe Gonz¨¢lez, aunque consumar esa operaci¨®n de acoso y derribo amenazara la estabilidad del sistema constitucional. En la ocasi¨®n presente, nadie mueve los hilos, todo funciona conforme a la armon¨ªa preestablecida de Leibnitz.
El caso es que vivimos estos d¨ªas expuestos a una campa?a donde las diferentes opciones pol¨ªticas que contienden con sus candidaturas exponen sus argumentos para capturar el voto de los ciudadanos. Los jefes de todo este aparato saben que el bien m¨¢s escaso y perecedero es la atenci¨®n del p¨²blico sin el logro de la cual todo el esfuerzo y toda la inversi¨®n se pierde. Recurren a la publicidad de pago en los medios cl¨¢sicos, donde se incluyen la carteler¨ªa exterior, los anuncios en la prensa de papel, las cu?as en los programas de radio y los spots en las cadenas de televisi¨®n, al mismo tiempo que busca el impacto en las redes sociales, convertidas por algunos avispados en el ung¨¹ento amarillo. Seg¨²n donde est¨¦ empadronado el elector, es decir, de d¨®nde sea vecino, as¨ª ser¨¢ su particular observaci¨®n de la campa?a. Porque mientras en algunas ¨¢reas del territorio prevalece una bipolarizaci¨®n, que reduce el espectro disponible a la confrontaci¨®n PP-PSOE; en otras, como Catalu?a o Pa¨ªs Vasco, la presencia de factores nacionalistas diversifica el juego de contrastes y lo hace m¨¢s plural.
Ambos partidos en sus leyendas urbanas, las que han a?adido a las efigies de sus l¨ªderes, se dirigen a los electores trat¨¢ndoles de t¨² y utilizando el imperativo. El PP de Rajoy indica s¨²mate al cambio y el PSOE pelea por lo que quieres. El primer lema parece un bander¨ªn de enganche, busca el alistamiento. El segundo, un toque de generala para combatir en orden abierto cada uno por sus propios objetivos. Un observador sometido a una cata a ciegas hubiera cambiado las atribuciones y habr¨ªa adjudicado el primer lema a los socialistas siempre m¨¢s propensos a la disciplina social y el segundo a los populares afines al liberalismo que recela de la planificaci¨®n. Pero la actual campa?a tiene otra singularidad muy relevante. Los dos contendientes comparecen habiendo interiorizado los resultados sin un ¨¢pice de incertidumbre. Mariano se sabe tan ganador como Alfredo derrotado. Por eso, la campa?a en la c¨²pula est¨¢ siendo de guante blanco. Ninguno de los dos tendr¨ªa nada que ganar acudiendo al golpe bajo, adem¨¢s que ese recurso dificultar¨ªa la pel¨ªcula que empezar¨¢ a proyectarse el 21 de noviembre. Los dos saben que aunque los resultados les separen, su entendimiento ser¨¢ necesario para enviar una se?al de confianza a los mercados. Am¨¦n.
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