Rajoy centra su ataque en el paro y Rubalcaba en c¨®mo salir juntos de la crisis
El l¨ªder del PP: "Nos jugamos seguir as¨ª o gestionar de otra manera" El candidato del PSOE: "Saldremos juntos de la crisis, codo con codo, y con Europa"


No pod¨ªa ser de otra manera. La crisis, y sobre todo el paro, su elevado nivel actual por encima del 20% y su cobertura en el futuro, han centrado totalmente el primer bloque y el fondo del debate entre los dos principales candidatos a la Presidencia del Gobierno que se ha celebrado esta noche. El primero que ha sacado el asunto ha sido naturalmente Mariano Rajoy, el l¨ªder del PP, para minar la credibilidad de su rival. Rajoy le ha lanzado as¨ª el primer golpe: "Ustedes se han visto forzados a anticipar las elecciones porque la situaci¨®n es insostenible con cinco millones de personas que no pueden trabajar". Alfredo P¨¦rez Rubalcaba ha intentado no eludir ese asunto clave, que pesa sobre su campa?a como una losa. Ha admitido que el momento es grave pero ha advertido de que los dos modelos en juego, el del PP y el del PSOE, no son iguales tampoco sobre ese asunto. Y ha aprovechado para lanzar un dardo envenenado al acusar a su rival de ocultar su intenci¨®n de modificar el sistema de cobertura de desempleo para bajarlo si gana como quiere la CEOE, la patronal.
El debate no fue un debate m¨¢s. Era un debate a vida o muerte. Los dos candidatos sab¨ªan lo que se jugaban porque no habr¨¢ revancha. Habr¨¢ encuestas y sondeos interpretativos. Pero la sensaci¨®n general ayer, tras el quinto debate que se celebra durante esta etapa democr¨¢tica, no fue de derrota apabullante ni de victoria reluciente para ninguno. Ambiente de empate t¨¦cnico. La encuesta de Metroscopia para POL?TICA y EL PA?S as¨ª lo ratifica, apenas cuatro puntos de ventaja a favor en este caso de Rajoy. En algunas redes sociales, como Youtube, el triunfo se otorgaba a Rubalcaba.
Despu¨¦s de casi dos horas, el debate, adem¨¢s, acab¨® muy parecido a c¨®mo empez¨®, pero con otro tono. Rajoy recalc¨® su idea madre: "La cuesti¨®n es continuar as¨ª o gestionar de otra manera. Espa?a necesita cambio. Tenemos una oportunidad para recuperar lo que no ten¨ªamos que haber perdido. Se puede hacer, Espa?a es una gran naci¨®n, no se rinde nunca".
Rubalcaba fue en el argumentario final m¨¢s efectista, emocional y contundente: "La situaci¨®n es muy dif¨ªcil. Hay que combatir la indiferencia. La abstenci¨®n no da becas ni crea riqueza para la democracia. Podemos salir de la crisis, juntos, con acuerdos, codo a codo, con los europeos, no para desequilibrar los servicios fundamentales y elementales ni las aportaciones sociales. No tengo la soluci¨®n a todos los problemas. Pero no me arrugo, no me echo para atr¨¢s, porque hay que trabajar y ayudar. Espa?a merece la confianza y la m¨ªa la tiene". La ¨²ltima fase de esta parrafada iba destinada a la l¨ªnea de flotaci¨®n de una de las carencias m¨¢s cuestionadas y que m¨¢s molesta al presidente del PP: su capacidad de trabajo.
Rajoy hab¨ªa empezado primero, porque se hab¨ªa decidido as¨ª por sorteo, el determinante bloque econ¨®mico. Traje gris, corbata azul. Cre¨ªa llegar con todas las cartas en su mano para barrer.
El l¨ªder del PP fij¨® sus posiciones de inmediato: "El debate no es si gobierna uno u otro, lo que est¨¢ en juego es si se sigue en la misma senda o se cambia de rumbo y se empieza a ver la luz al final del t¨²nel".
Rubalcaba replic¨® con dos t¨¢cticas. Primero explicar que la crisis que padecemos tuvo su origen en Estados Unidos y ahora con sus secuelas en Grecia. Y, segundo, y sobre todo, interpelar al candidato del PP para intentar demostrar que no precisa nada en su programa ni en sus ideas para poder tener manos libres a la hora de actuar si gana las elecciones del 20 de noviembre. Rubalcaba, adem¨¢s, se quiso presentar como un hombre de Estado al adelantar tres compromisos si llega a ser presidente: un acuerdo nacional de empleo, un equilibrio de las pol¨ªticas sociales y una garant¨ªa para los servicios b¨¢sicos y p¨²blicos.
Todo ese cap¨ªtulo lo resumi¨® en una m¨¢xima que ya hab¨ªa anticipado en los ¨²ltimos d¨ªas. Rubalcaba quiere "tirar de los poderes p¨²blicos para crear empleo". Un Plan Marshall europeo. Y en esa l¨ªnea demandar¨¢ actuaciones determinantes del G-20, del Banco Central Europeo y del Banco Europeo de Inversiones.
Rajoy, claro, lo ten¨ªa relativamente f¨¢cil. Y no se desvi¨® del guion previsto. No tard¨® el candidato del PP en recordar a Rubalcaba que todas sus ideas estaban muy bien pero que sonaban a excusas porque ¨¦l hab¨ªa estado en el Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero hasta hace muy pocos meses y no las hab¨ªa puesto en pr¨¢ctica. El dirigente popular reiter¨® de nuevo la cifra de los cinco millones de parados, la de los 3.314.000 desempleados en esta legislatura, la del 45% de j¨®venes sin trabajo. Y sentenci¨®: "Si ustedes hubieran hecho bien las cosas no estar¨ªamos como estamos, la crisis nos habr¨ªa afectado menos". Es decir, remach¨® los errores de diagn¨®stico del Gobierno Zapatero.
Rubalcaba, entonces, mir¨® hacia atr¨¢s. Se remont¨® a la ¨¦poca de los Gobiernos de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y del propio Rajoy para achacarles el fomento de la especulaci¨®n y de la burbuja inmobiliaria en Espa?a. El popular buce¨® en la hemeroteca y ofreci¨® los datos r¨¦cords de construcci¨®n de viviendas y licencias de visados durante la primera legislatura socialista. Rubalcaba admiti¨® que hab¨ªan tardado en pinchar la burbuja generada e impulsada por la ley del Suelo del Ejecutivo Aznar en 1998.
En ese punto, el actual l¨ªder socialista repiti¨® algunas de las promesas que lleva en su programa para liberar de los costes de la Seguridad Social a las empresas de menos de 50 trabajadores los pr¨®ximos dos a?os, a los contratos de formaci¨®n y a los de pr¨¢cticas.
Fue ah¨ª cuando Rubalcaba endureci¨® su tono y pas¨® al ataque. Rescat¨® unas supuestas declaraciones de Rajoy al diario argentino La Naci¨®n en las que habr¨ªa puesto en duda el futuro de la cobertura de desempleo. Y le exigi¨® a su contrincante que aclarase si lo iba a hacer ya que no figuraba en su programa electoral. El dirigente socialista apreci¨® pronto que ese directo hab¨ªa sentado muy mal a Rajoy y profundiz¨® en la herida. Fue cuando asegur¨® que Rajoy tambi¨¦n ten¨ªa pensado sacar a las pymes, peque?as y medianas empresas, de los actuales convenios colectivos.
Rajoy quiso reaccionar de inmediato. Salt¨® y neg¨® la mayor. Acus¨® a Rubalcaba de mentir y le llam¨® "insidioso". Y agreg¨®: "Conoci¨¦ndole, no me sorprende". Pero se vio obligado a ir a remolque y a precisar: "No voy a modificar el seguro de desempleo y ustedes s¨ª lo hicieron, con la reforma laboral, que provoc¨® una huelga, y con los contratos temporales". Los candidatos se enzarzaron y empezaron a cruzar reproches. Rajoy negaba y negaba. Rubalcaba apostill¨®: "Yo le digo lo que va a pasar, usted va a cambiar el sistema de desempleo y lo va a bajar".
Mariano Rajoy terci¨® de nuevo: "Usted baj¨® el sueldo de los funcionarios, usted elimin¨® el cheque beb¨¦, suprimi¨® los 400 euros, la deducci¨®n de vivienda, el IVA subi¨®, congel¨® las pensiones, y no lo llevaba en su programa. Yo no soy como usted".
El debate se enred¨® a continuaci¨®n con el cap¨ªtulo de la defensa o cuestionamiento de la sanidad y de la educaci¨®n p¨²blica. No se sacaron muchas conclusiones. Rubalcaba aprovech¨® para poner en solfa el nombre y capacidad de gesti¨®n de la presidenta madrile?a, la popular Esperanza Aguirre, contra esos servicios p¨²blicos. Y no perdi¨® ocasi¨®n para ironizar con la idea de Rajoy de conceder m¨¢s autoridad a los profesores mientras en Madrid los populares les tachan de vagos. Rajoy volvi¨® a la defensiva. Rubalcaba sentenci¨®: "La sanidad y la educaci¨®n p¨²blica no est¨¢n garantizadas con ustedes".
El debate avanzaba hacia su recta final. El moderador, Manuel Campo Vidal, toda la noche en su papel, sin provocar grandes interrupciones, sin molestar, sugiri¨® entrar en el gen¨¦rico apartado de otros: democracia, seguridad, derechos sociales... Los duelistas lo interpretaron a su manera. Rubalcaba apunt¨® contra el recurso del PP contra los matrimonios Gays todav¨ªa a la espera de resoluci¨®n en el Tribunal Constitucional. Rubalcaba inquiri¨® a Rajoy para que dijera que lo retirar¨ªa "porque la gente tiene derecho a casarse con quien quiere, no se obliga a nadie". No lo logr¨®. Rajoy no aclar¨® qu¨¦ har¨¢. S¨ª admiti¨® que no lo lleva en su programa y que quiere esperar a ver qu¨¦ hace el Constitucional.
Nada se avanz¨® sobre la reforma de las administraciones. Primero porque Rajoy quiere un pacto global por la austeridad que implique a todas. Rubalcaba prefiere comenzar por eliminar ya las Diputaciones. Rajoy, que fue presidente de la Diputaci¨®n de Pontevedra con 28 a?os, al inicio de su carrera pol¨ªtica, las glos¨® como algo importante porque gracias a ellas ¨¦l vio llegar "la luz el¨¦ctrica" a algunos municipios de su provincia. Sobre ETA, nada, sobre Seguridad Ciudadana, apenas nada, sobre inmigraci¨®n, medio ambiente, pol¨ªtica exterior, nuestro protagonismo internacional, nada. El duelo se hab¨ªa pactado, negociado y cerrado en tres bloques. No dio para m¨¢s.
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