La victoria del PP ya est¨¢ amortizada
El cambio de Gobierno por s¨ª solo no garantiza nada. Y los silencios de Rajoy empiezan a pasarle factura
Tantas reverencias a los mercados y estos, tozudos ellos, no hacen sino amargar la fiesta a los pol¨ªticos, vengan de donde vengan. Uno de los t¨®picos de la campa?a del PP, que ven¨ªa arrastr¨¢ndose ya desde media legislatura, es que el simple cambio de Gobierno tendr¨ªa un efecto bals¨¢mico para la deuda espa?ola porque con la llegada de la derecha volver¨ªa la confianza. Puesto que lo caracter¨ªstico de la campa?a de Rajoy han sido las ambig¨¹edades, las pocas ideas concretas que ha soltado adquieren gran relevancia. Y ciertamente alguna gente ha comprado la idea de que cambiar de Gobierno pod¨ªa servir para reanimar, aunque solo fuera psicol¨®gicamente, al enfermo. Los mercados se han encargado de desvanecer r¨¢pidamente esta ilusi¨®n.
Por si hab¨ªa alguna duda, las encuestas del pasado fin de semana han dejado claro que el PP gobernar¨¢ Espa?a la pr¨®xima legislatura. El PP simb¨®licamente ya ha llegado, el Gobierno de Zapatero est¨¢ completamente eclipsado, y los mercados siguen castigando sin contemplaciones a la econom¨ªa espa?ola. No, el cambio de Gobierno por s¨ª solo no garantiza nada. Y los silencios de Rajoy empiezan a pasarle factura. ?C¨®mo los mercados pueden apostar su dinero a favor de un Gobierno que no se sabe qu¨¦ va a hacer?
La crisis no perdona, los Gobiernos van cayendo en Europa. En Grecia y en Italia han ca¨ªdo de mala manera. Papandreu tuvo la osad¨ªa de querer consultar a la ciudadan¨ªa y el directorio europeo y los mercados le mandaron inmediatamente a la calle. Se ha instalado la idea de que ante la crisis los ciudadanos han de obedecer y callar. Berlusconi era ya solo un pat¨¦tico buf¨®n, pero no han sido los ciudadanos sino, otra vez, el directorio europeo y los mercados los que le han echado. En su lugar, el reino de los tecn¨®cratas.
El discurso ideol¨®gico dominante dice que la crisis es solo econ¨®mica y que se requieren soluciones t¨¦cnicas. Por eso hay que poner a los que saben. Es la gran fantasmada. ?Qu¨¦ hicieron los que saben para evitar los estropicios que llevaron a la crisis? ?D¨®nde estaban cuando se impuso el principio de que todo era posible y se arras¨® la econom¨ªa europea? No, la crisis no es solo econ¨®mica, es tambi¨¦n pol¨ªtica. Durante muchos a?os se ha practicado el descr¨¦dito sistem¨¢tico de la pol¨ªtica. Y, sin embargo, solo la pol¨ªtica puede recomponer los equilibrios rotos que se han llevado por delante a mucha gente y que ahora amenazan con arrastrar a Europa y a la democracia.
En Espa?a, hemos tenido la suerte de que el cambio de Gobierno lo votar¨¢n los ciudadanos. ?Ser¨¢ el pr¨®ximo Gobierno el ¨²ltimo antes de llegar a la soluci¨®n tecnocr¨¢tica? Como revelan todas las encuestas la gente est¨¢ deprimida, pesimista y asustada. No es el mejor estado de ¨¢nimo para hacer sentir su voz ante los gobernantes. Con este esp¨ªritu m¨¢s bien hay tendencia a aceptar lo que impongan los mercados y el directorio europeo sin rechistar. Es decir, a dar por hecho que nuestros Gobiernos pintan poco. Ante la magnitud de los problemas que se acumulan, la sensaci¨®n de que Europa sigue obsesionada en unas pol¨ªticas cuyos efectos positivos no se ven por ninguna parte, la sospecha de que todo est¨¢ orientado a un solo objetivo que es salvar a los bancos alemanes y franceses (una estrategia ciega, porque cuando se haya destruido el resto de Europa tambi¨¦n se hundir¨¢n ellos) hacen que la llamada fiesta de la democracia, el d¨ªa electoral, se presente m¨¢s bien con m¨²sica de funeral.
En este clima, en las ¨²ltimas horas ha cundido la idea de un virtual Gobierno de concentraci¨®n nacional. Otro disparo al coraz¨®n de la pol¨ªtica. Llegar a las soluciones de ¨²ltima instancia siempre es de alto riesgo. El Gobierno de concentraci¨®n es un remedo del gobierno de tecn¨®cratas. Es una manera de decir que los problemas tienen una ¨²nica soluci¨®n, que cualquiera que gobernara deber¨ªa aplicar la misma receta, que la receta ser¨¢ dura y que hay que aunar fuerzas para hacerla tragar a los ciudadanos. ?Y cuando fracase el Gobierno de concentraci¨®n, qu¨¦? No, el que gane que asuma sus responsabilidades y gobierne. Rajoy ya no puede vivir m¨¢s de ¡°estar por ah¨ª¡±. Por el hecho de estar, los mercados ya han avisado, no resolver¨¢ nada. Y el que est¨¦ en la oposici¨®n que trabaje para reconstruirse como alternativa y para mantener viva la deliberaci¨®n democr¨¢tica. Hay que evitar a toda costa que la crisis se lleve la democracia por delante.
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