Lo que esconden las palabras
Rajoy, portavoz de las propuestas econ¨®micas del PP consciente de que es el principal argumento Las encuestas ven al candidato popular como el mejor gestor
"No utilices su lenguaje", aconseja George Lakoff. Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero no habl¨® de crisis mientras pudo y us¨® desaceleraci¨®n, debilidades o situaci¨®n dif¨ªcil, entre otros muchos eufemismos, para evitar decir la palabra que evocaba un diagn¨®stico negativo de la econom¨ªa. Ahora Mariano Rajoy sustituye la palabra recortes por "estabilidad y reformas". Los dos t¨¦rminos son repetidos en su programa y se evitan otros que se entiendan como sacrificios. Se habla de "racionalizar organismos y entes p¨²blicos", pero se evita mencionar si supondr¨¢ reducciones de puestos de trabajo en la Administraci¨®n p¨²blica.
Se usa la expresi¨®n "revisi¨®n generalizada del gasto" y "pol¨ªtica general de austeridad" y se evita cualquier referencia a recortes de prestaciones o de servicios p¨²blicos. Todo en positivo, siguiendo el consejo de sus estrategas electorales. "Reforma laboral con un cambio coherente y coordinado de la contrataci¨®n, la negociaci¨®n colectiva, el sistema de relaciones laborales, la formaci¨®n orientada al empleo y la intermediaci¨®n", asegura el programa, en lugar de hablar de p¨¦rdida del poder de los sindicatos al limitar el alcance de los convenios colectivos. Se habla de liberalizaciones en lugar de privatizaciones para explicar la entrada de empresas en la gesti¨®n de servicios p¨²blicos, a semejanza de lo que ha hecho el PP en algunas comunidades.
"Las soluciones no son muy distintas de las que han venido aplicando hace tiempo los pa¨ªses europeos que m¨¢s crecen y mejor han sabido capear la crisis, adaptadas y actualizadas teniendo en cuenta la situaci¨®n espa?ola". Esa es la declaraci¨®n de intenciones sobre pol¨ªtica econ¨®mica de Mariano Rajoy en su libro En confianza. Pero, en realidad, el programa del PP ni menciona siquiera medidas fiscales adoptadas por otros gobernantes europeos de centroderecha como Merkel, Cameron o Sarkozy para empresas energ¨¦ticas o grandes fortunas.
A partir de ah¨ª, el PP busca la cuadratura del c¨ªrculo: reducir el d¨¦ficit p¨²blico bajando los impuestos y con reformas que no supongan recortes. Las propuestas de Rajoy est¨¢n sometidas pues al escrutinio de encontrar lo que esconden las palabras pero tambi¨¦n al de la realidad. Es decir, al de la capacidad para ponerlas en pr¨¢ctica en funci¨®n de los datos.
El equipo econ¨®mico del PP admite que, una vez que tomen posesi¨®n, una de las primeras tareas ser¨¢ la de confrontar los datos oficiales con los reales. La "herencia recibida" ser¨¢ el mantra de los primeros meses de Gobierno del PP, como ha ocurrido en Castilla-La Mancha y como en 1996 cuando el Ejecutivo de Aznar se lanz¨® a denunciar supuestas actas de inspecci¨®n de Hacienda a amigos del PSOE que se dejaron prescribir. "La realidad es que 200.000 millones dejaron de ingresarse y el Tribunal de Cuentas dice que no aparecen 99 coches del Parque M¨®vil", asegur¨® entonces el portavoz del Gobierno Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, en un asunto que qued¨® en nada tras una investigaci¨®n parlamentaria y que dej¨® muy tocado pol¨ªticamente al entonces secretario de Estado de Hacienda, Juan Costa. Ahora, los primeros meses de gesti¨®n del PP ser¨¢n con seguridad los de las "facturas en los cajones" y los planes de choque.
En 2008, Rajoy dej¨® en manos de Manuel Pizarro, su fichaje estrella, la portavoc¨ªa de sus propuestas econ¨®micas, con la idea de anunciar una crisis que apenas se intu¨ªa. El PP no logr¨® entonces que calara la idea de la incipiente crisis. Ahora es Rajoy quien asume ese papel, porque si algo explica las buenas expectativas del PP y las p¨¦simas del PSOE es la crisis econ¨®mica.
O, mejor dicho, la gesti¨®n de la crisis econ¨®mica que facilita que Rajoy pueda cabalgar a lomos de las p¨¦simas cifras de paro. Seg¨²n los estudios de Metroscopia para EL PA?S, a los ciudadanos les mueve m¨¢s a apoyar al PP el malestar por la gesti¨®n del PSOE que las propias propuestas de Rajoy, aunque la mayor¨ªa considera que es el que mejor gestionar¨ªa la crisis.
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