Al borde del abismo

A medida que vayan elevando o descendiendo a lo largo del d¨ªa de hoy los votos de los grandes y peque?os partidos en las circunscripciones provinciales espa?olas en comparaci¨®n con los resultados de los comicios anteriores, podr¨¢n comprobarse las diferencias existentes seg¨²n los calendarios horarios de las participaciones y las abstenciones de referencia. Pero en esta ocasi¨®n se habr¨¢ de prestar tambi¨¦n una especial¨ªsima atenci¨®n a un hecho de singular trascendencia: la crisis de la eurozona de 17 pa¨ªses sacudida en su estructura. ?Qu¨¦ podr¨ªa ocurrir el lunes 21 de noviembre de 2011, una vez celebradas las elecciones espa?olas, si estallase con todo el fragor imaginable una nueva explosi¨®n de la crisis de la deuda soberana en la Uni¨®n Europea y el Fondo Monetario Internacional se viese obligado a una intervenci¨®n en Italia y en Espa?a?

Seg¨²n la ley del Gobierno ¡ªdictada en 1997 por un Consejo de Ministros de Aznar¡ª el Ejecutivo cesa tras la celebraci¨®n de elecciones generales, pero contin¨²a en ejercicio hasta la toma de posesi¨®n de su sucesor, con las limitaciones establecidas en esa norma. As¨ª, el Gobierno en funciones limitar¨¢ su gesti¨®n al despacho de los asuntos p¨²blicos, absteni¨¦ndose de adoptar, salvo casos de urgencia debidamente acreditados o por razones de inter¨¦s general cuya acreditaci¨®n expresa as¨ª lo justifique, cualesquiera otras medidas, hasta la toma de posesi¨®n del sucesor.

Desde luego, el presidente del Gobierno en funciones ¡ªZapatero¡ª no podr¨¢ disolver las C¨¢maras, plantear la cuesti¨®n de confianza o proponer al Rey la convocatoria de un refer¨¦ndum consultivo. Tampoco podr¨¢ aprobar los Presupuestos Generales, ni presentar proyectos de ley al Congreso de los Diputados o al Senado. De a?adidura, las delegaciones legislativas otorgadas por las Cortes quedar¨¢n en suspenso durante todo ese periodo.

El formidable conflicto que durante ese periodo podr¨ªa estallar har¨ªa remontar la historia europea seguramente (como ha se?alado la se?ora Merkel) a los peores tiempos de la posguerra europea y descabalar¨ªa el delicado y peligroso mecanismo montando para hacer viable el sistema de pagos internacionales. Ni Espa?a ni Italia tienen el tama?o adecuado para ser amparadas por un sistema de rescate que no se llevara al traste los mecanismos de protecci¨®n del sistema internacional. No es seguro, por desgracia, que el omnisciente registrador de la propiedad de Santa Pola tenga la capacidad de imaginaci¨®n y la preparaci¨®n t¨¦cnica necesarias para prevenir esa eventual cat¨¢strofe. Porque la codicia de los mercados internacionales, la obstinaci¨®n de Angela Merkel, las marruller¨ªas en la sombra de Berlusconi y las incompetencias del resto de la eurozona podr¨ªan precipitarnos a los infiernos como hace un siglo. La capacidad del mundo de avanzar hacia el abismo y sumergirse en sus honduras parece marchar en contra de las posibilidades racionales; sin embargo, hace un siglo sucedi¨® algo muy parecido.