Grupo para Amaiur
Hay m¨¢s razones a favor de que la coalici¨®n ¡®abertzale¡¯ tenga voz propia que en contra
La Mesa del Congreso debe decidir hoy si aplica el reglamento en t¨¦rminos estrictos o con la flexibilidad necesaria para que tanto Amaiur (siete diputados) como UPyD (cinco diputados) puedan formar grupo parlamentario pese a que les faltan algunos votos para alcanzar el m¨ªnimo requerido. El dilema es especialmente afilado en el caso de la coalici¨®n abertzale por razones formales, pol¨ªticas y pr¨¢cticas.
Formales: cuenta con m¨¢s del 15% de votos en cada circunscripci¨®n del Pa¨ªs Vasco, como exige el reglamento, pero no lo alcanza, por unas cent¨¦simas, en Navarra. Para intentar esquivar ese obst¨¢culo, no tom¨® posesi¨®n su ¨²nico diputado navarro a fin de constituir grupo con solo los seis diputados del Pa¨ªs Vasco (al que se integrar¨ªa en el futuro el de Navarra). Es evidente que se trata de un truco f¨¢cilmente calificable como fraude de ley, pero menos que la pr¨¢ctica tantas veces repetida (y avalada luego por los tribunales) de cesi¨®n temporal de diputados de otros partidos para constituir un grupo del que m¨¢s tarde desaparecen esos tr¨¢nsfugas provisionales. La f¨®rmula de que un miembro de la propia coalici¨®n salga y entre parece m¨¢s natural que esa otra.
Tambi¨¦n se han invocado razones pol¨ªticas. El nuevo portavoz del PP, Alfonso Alonso, no ve razones para hacer una excepci¨®n con una coalici¨®n articulada en torno al antiguo brazo pol¨ªtico de ETA y que todav¨ªa ¡°tiene que demostrar su voluntad democr¨¢tica¡±. Esto es cierto, pero la cuesti¨®n es c¨®mo se favorece esa evoluci¨®n pendiente. La otra cara de la descentralizaci¨®n es la participaci¨®n en las instituciones (y la pol¨ªtica) comunes. M¨¢s bien habr¨ªa que felicitarse de que los electos de la izquierda abertzale, tras a?os de no participaci¨®n en el Parlamento una vez tomaban posesi¨®n, quieran ahora hacerlo, aunque duden si de manera permanente o no.
Tambi¨¦n se han invocado, en uno u otro sentido, cuestiones pr¨¢cticas a considerar, como las subvenciones que perciben los grupos en cuanto tales, o la participaci¨®n de los mismos en la comisi¨®n de secretos oficiales. Y sobre todo, que en caso de no reconocerse grupo propio a Amaiur y a UPyD, el Mixto tendr¨ªa 23 diputados de nueve formaciones diferentes, lo que complicar¨ªa extraordinariamente su funcionamiento en los debates.
En conjunto hay m¨¢s razones a favor de la flexibilidad que en contra, por m¨¢s que la forma en que lo reclama Amaiur, como un derecho democr¨¢tico inmanente, sea un reflejo de la mentalidad impositiva que sobrevive en ese mundo. Tambi¨¦n UPyD lo reclama como un derecho, pero en su caso apoyado en la realidad de la discriminaci¨®n provocada por un sistema electoral que hace que cada esca?o suyo cueste 228.000 votos, frente a los 65.000 que vale cada uno del PNV o los 58.000 de cada uno del PP. En el marco de la ley caben interpretaciones flexibles que favorezcan la expresi¨®n del pluralismo pol¨ªtico y el Constitucional ha respaldado algunas f¨®rmulas ideadas para ello m¨¢s artificiales que las que ahora se proponen.
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