?Hablar de ETA?, s¨ª, pero sin prisas
Ning¨²n pol¨ªtico, y menos con el respaldo de una mayor¨ªa absoluta, perder¨ªa esta oportunidad
Mariano Rajoy claro que va a hablar, y mucho, sobre el final de ETA y el nuevo escenario pol¨ªtico en Euskadi. Ning¨²n pol¨ªtico, y menos con el respaldo de una mayor¨ªa absoluta, perder¨ªa esta oportunidad. Pero no lo har¨¢ con la urgencia que le viene reclamando la izquierda abertzale y, en ocasiones estrat¨¦gicas, el PNV. Lo acometer¨¢, desde luego, sin la ansiedad que genera un calendario exigente porque en el fondo, como ya le respondi¨® intencionadamente ayer a Amaiur, no se siente constre?ido por la obligaci¨®n de devolver favor alguno a quienes durante demasiados a?os han alentado el terrorismo como ¨²nica lucha pol¨ªtica.
De hecho, en su cuaderno de bit¨¢cora sobre el Pa¨ªs Vasco, el presidente del Gobierno est¨¢ persuadido de que solo cabe el di¨¢logo pol¨ªtico con el lehendakari, Patxi L¨®pez, y, sobre todo, con el PNV en Euskadi y en Madrid. A Amaiur, en cambio, ni agua. Que se queden, preconiza Rajoy, sin la m¨¢s m¨ªnima opci¨®n de rentabilizar cualquier avance en la consolidaci¨®n de la paz, que, desde luego, no se producir¨¢ a corto plazo. Ni siquiera el acercamiento de presos.
Y todo ello lo llevar¨¢ a cabo con la implicaci¨®n directa de Antonio Basagoiti, su permanente referencia vasca, y a quien convertir¨¢ en bisagra en las siempre dif¨ªciles relaciones entre nacionalistas y socialistas vascos. Aqu¨ª radicar¨¢, de entrada, un elemento diferencial del m¨¦todo Rajoy con respecto al utilizado por Zapatero, quien, seguramente por culpa de su palmaria debilidad parlamentaria, aliment¨® de tal forma sus ostensibles relaciones con el PNV, y de manera especial con I?igo Urkullu, que acabaron por aguijonear demasiadas veces y sin justificaci¨®n necesaria la figura pol¨ªtica, no suficientemente vigorosa, del primer presidente socialista en Ajuria-Enea.
Rajoy tambi¨¦n quiere darle un estatus propio a Urkullu, pero sin zaherir al Gobierno vasco, al que seguir¨¢ apoyando hasta el final de la legislatura porque le interesa fortalecer a su partido ante las pr¨®ximas auton¨®micas. Lo har¨¢ con las cartas boca arriba: de entrada, reclamar¨¢ al PNV su apoyo a las reformas econ¨®micas que, con toda crudeza, empezar¨¢ a desgranar a partir de enero; a cambio, cuando llegue el momento de adoptar las primeras medidas en respuesta a las exigencias del final de ETA, el presidente popular asegurar¨¢ a los nacionalistas el protagonismo suficiente para que exhiban su m¨²sculo ante la izquierda abertzale en la lucha por el liderazgo pol¨ªtico en Euskadi. Ahora bien, ?d¨®nde tendr¨¢ que marcar Urkullu el l¨ªmite de las exigencias de Rajoy para evitar que Amaiur no rentabilice en las urnas la imagen de que PNV y PP ¡ªel que le ha dejado sin grupo en el Congreso¡ª van de la mano?
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