Reingreso escandaloso

El Tribunal Supremo ha tomado una decisi¨®n que pone en entredicho el rigor en la aplicaci¨®n de sus criterios cuando se trata de administrar justicia a un integrante del Poder Judicial. El caso concreto sobre el que versa la sentencia de este alto tribunal tuvo en su d¨ªa amplia repercusi¨®n por tratarse de un juez ¡ªel titular del Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 2 de Marbella, Francisco Javier de Urqu¨ªa¡ª al que lleg¨® la onda de corrupci¨®n en forma de un soborno de 73.800 euros para la compra de su vivienda, que expandi¨® el llamado caso Malaya, protagonizado por Juan Antonio Roca, exgerente del Ayuntamiento marbell¨ª en la ¨²ltima etapa del gilismo. A cambio, el juez Urqu¨ªa dict¨® algunas resoluciones favorables a los intereses de Roca en algunos procedimientos que le correspondi¨® instruir.

Urqu¨ªa fue condenado en su d¨ªa por el Tribunal Superior de Justicia de Andaluc¨ªa a dos a?os de prisi¨®n y 17 de inhabilitaci¨®n profesional por cohecho y prevaricaci¨®n, pero el Supremo solo apreci¨® despu¨¦s la comisi¨®n del primer delito y le impuso una pena de 21 meses de suspensi¨®n que ya ha cumplido, si bien el Consejo General del Poder Judicial se neg¨® a rehabilitarlo hace dos a?os por entender que los antecedentes penales derivados de esa condena segu¨ªan vigentes y no expiran hasta finales de este a?o. Adem¨¢s de ello, Urqu¨ªa tiene pendiente de revisi¨®n en el Supremo otra condena de otros dos a?os de prisi¨®n y 17 de inhabilitaci¨®n por aceptar otro soborno de 60.000 euros de un imputado en un caso que instru¨ªa.

El Tribunal Supremo alega, sin embargo, en su sentencia que los antecedentes penales del juez ¡ªcondena en firme por cohecho¡ª no le impiden reingresar en la carrera judicial, aunque reconoce que s¨ª le hubieran impedido acceder a ella. Observa un ¡°vac¨ªo legislativo¡± que quiz¨¢s solo est¨¦ en la mente de los magistrados, pues si la carencia de antecedentes penales constituye un requisito exigible para convertirse en juez habr¨¢ que deducir, aunque no lo diga expresamente la ley, que tambi¨¦n deber¨ªa ser imprescindible para ejercer esa funci¨®n. Habr¨¢ que esperar a lo que suceda con la otra condena por cohecho, pero a veces los intereses corporativos y la endogamia familiar que todav¨ªa perdura en buenas dosis en la judicatura¡ª Urqu¨ªa es hijo de juez¡ª parecen ocupar el lugar de los razonamientos jur¨ªdicos.