Por Espa?a, un solo partido socialista reconocido

Hace ya varias semanas alguna federaci¨®n socialista auton¨®mica aprob¨® intentar una representaci¨®n al margen del PSOE, en el seno del Partido Socialista Europeo (PSE). Debo confesar que no me enter¨¦, en un primer instante, de semejante contrasentido m¨¢s que por un comentario en los pasillos bruselenses del Parlamento Europeo. Pese al tono, entre esc¨¦ptico e incr¨¦dulo, de mi interlocutor centroeuropeo, se me encendieron todas las alarmas. Me vinieron enseguida a la memoria posiciones err¨¢ticas, a mi juicio lamentables, como la de la Internacional Democristiana que reconoce a la vez al PP, PNV y Uni¨® Democr¨¢tica, lo que, pese a la atenuante del car¨¢cter hist¨®rico originario, desvaloriza totalmente al primero. Tambi¨¦n recuerdo los vetustos tiempos en que algunas formaciones espa?olas, casi clandestinas a¨²n, imploraban a los l¨ªderes socialdem¨®cratas Mitterrand, Palme y Brandt, un reconocimiento paralelo al del PSOE, con la simult¨¢nea maniobra del ministro Mart¨ªn Villa, desde el Registro de Asociaciones, que aprovechaba para fomentar la proliferaci¨®n de siglas, inductoras al equ¨ªvoco social en la libertad apenas estrenada.

A estas alturas del siglo XXI ser¨ªa mucho peor, un aut¨¦ntico paso atr¨¢s para mi partido, y para la pol¨ªtica europea, que cercenar¨ªa la genuina y coherente presencia espa?ola en las instituciones y en la recuperaci¨®n del espacio pol¨ªtico perdido.

M¨¢s grave, los ciudadanos, socialistas y no socialistas, apreciar¨ªan un yerro para la concepci¨®n del Estado y la inserci¨®n espa?ola en la UE; lo que no empece que, dentro de Espa?a, el funcionamiento partidario interno sea el que sea.

Fuera, por favor, una sola voz.

Como quiera que estamos ante un congreso federal, los compa?eros de mi agrupaci¨®n municipal, en Oviedo (Avelino Mart¨ªnez, Consuelo Vallina, Falc¨®n, Espeso, Aparicio...), con los que llevo varias d¨¦cadas trabajando, me animaron a firmar una sencilla enmienda de adici¨®n que conjure semejante estropicio.

Con uno de esos compa?eros cofirmantes me desplac¨¦ a la presentaci¨®n como candidato de Rubalcaba, en la sede madrile?a de UGT. Al t¨¦rmino de ese entra?able acto, y dado que mi acompa?ante ovetense expresase preocupaci¨®n por la mala explicaci¨®n conceptual de la llamada ¡°Espa?a plural¡± y ¡°todo lo acaecido en torno al Estatut, entre los motivos de nuestro desapego de los ciudadanos¡±, Alfredo nos replic¨® que, en cualquier caso, ¨¦l era personal e intelectualmente muy ¡°pro catal¨¢n¡±. Nuestra enmienda, ya aprobada ahora a nivel de Oviedo, no tiene que ver con el inequ¨ªvoco posicionamiento, como es mi caso, en favor de Rubalcaba, y jam¨¢s puede ser debida a ¨¢nimo alguno ¡°anti Catalu?a¡±, la tierra de origen de mis antepasados.

El PSOE est¨¢ abierto a configurarse con un nuevo secretario general en la n¨®mina que inici¨® Pablo Iglesias y que en sus m¨¢s recientes escalones han ejercido mis admirados Felipe Gonz¨¢lez, Joaqu¨ªn Almunia y Jos¨¦ Luis R. Zapatero.

Al partido que resurja tras el congreso es exigible una ¨¢gil representaci¨®n europea, ¨²nica, sin equ¨ªvocos ni ambig¨¹edades.

Antonio Masip es diputado del PSOE en el Parlamento Europeo