Un tribunal profesional no habr¨ªa absuelto a Camps
Quien les escribe ha debido equivocarse de sala y asistir a otro juicio con un reo parecido a Camps pero que no deb¨ªa ser Camps. Pero les aseguro que all¨ª se hablaba de trajes de Milano y Forever Young y se o¨ªan grabaciones de un se?or que ya no ten¨ªa bigote pero que le llamaban El Bigotes. Y que hab¨ªa una pantalla de televisi¨®n situada a la izquierda del juez Climent (a lo mejor era su doble) en la que aparec¨ªan documentos con importes de dinero de trajes vinculados con los apellidos Camps y Costa. Y hasta talones con cifras coincidentes de los abonos de esas prendas pagadas por una red que se llamaba G¨¹rtel. ?Apa?ado estoy como se entere mi director que me he equivocado de juicio!
Aunque, pens¨¢ndolo bien, no descarto la posibilidad de que yo estuviera en la sala del juicio de Camps, la correcta, y el jurado popular se equivocara y se metiera en la del otro Camps. Esto es un l¨ªo. En la que yo he estado, que creo que era la aut¨¦ntica, hab¨ªa un derroche de pruebas con expl¨ªcitas grabaciones, clarificadores testimonios e irrefutables documentos incriminatorios. Pocas veces quien les escribe, que ha asistido y cubierto centenares de juicios, hab¨ªa observado la contundencia con que, d¨ªa tras d¨ªa, ca¨ªan fulminados los alegatos de la defensa de Camps. Y c¨®mo eran desenmascarados los sonrojantes ardides empleados por algunos proveedores de las prendas para tapar que quien pag¨® los trajes no fue Camps sino la red G¨¹rtel. Muy inquietante lo del inform¨¢tico de Forever Young al que se le oblig¨® a manipular la base de datos para que en los tiques de compras se transmutara el apellido Camps por el de P¨¦rez (Alvarito/El Bigotes). Porque este juicio, a falta de un muerto, ha contado con un buen cancerbero de miseria propias y ajenas.
Se le ha preguntado al jurado (aseguran que alg¨²n gui?o de simpat¨ªa sali¨® desde sus asientos hacia el de los acusados al principio de la vista) si Camps recibi¨® regalos, joyas, trajes, de El Bigotes y la red G¨²rtel ¡°en funci¨®n de su cargo p¨²blico¡±. Y el jurado ha dicho que no y le absuelve. Cabe deducir que regalos hubo (?si es que hablamos del mismo juicio!) pero no por el cargo. O sea, el tarjet¨®n navide?o de ?lvarito a Camps (inmortalizado en las grabaciones con un ¡°F¨ªjate si te debo¡±, presidente) fue seguramente por amor al arte. Pues es vox p¨®puli en Valencia la altruista generosidad de Alvarito con los sin techo y los ni?os pobres. Sus obras de caridad han sembrado m¨¢s de una l¨¢grima navide?a. Nada tienen que ver con los siete millones de euros que se llevo, a dedo (no por la cara), su empresa de la Administraci¨®n de Camps. Aunque puede que fuera del otro Camps. Una cosa s¨ª creo segura: un tribunal profesional no lo habr¨ªa absuelto. Cabe recurso, y entonces s¨ª ser¨¢ ante profesionales.
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