El legado econ¨®mico de Zapatero
Con sus reformas puso por delante el inter¨¦s ciudadano antes que el de su partido y el suyo propio
Ahora que lo pol¨ªticamente correcto es denostar la gesti¨®n de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero al frente del Gobierno de la naci¨®n, ahora que, como un juguete roto, ha sido enviado al desv¨¢n de la democracia espa?ola, o que si se le defiende es para poner el acento en sus avances en materia social y tratar de obviar sus ¨²ltimas decisiones en el terreno econ¨®mico, es quiz¨¢ el momento apropiado para hacer una peque?a reivindicaci¨®n de la figura del ya expresidente de la naci¨®n.
Zapatero ha cometido muchos errores al frente del Gobierno. Es probablemente justo acreedor de la derrota electoral de su partido, por su gesti¨®n demasiado efectista, m¨¢s pendiente del titular de prensa que de la obtenci¨®n de resultados tangibles. Es posible que al inicio de su doble mandato careciera de la preparaci¨®n suficiente para ejercer el cargo. Se obcec¨® en negar la evidencia cuando la crisis se nos echaba encima. Adopt¨® en ese momento medidas de gasto incoherentes con las necesidades de la econom¨ªa espa?ola. Debi¨® hacer m¨¢s caso a Pedro Solbes.
Y, sin embargo, cuando lleg¨® la hora de la verdad, en los momentos decisivos en los que estuvo en juego el futuro de todos los espa?oles, supo estar a la altura de las circunstancias y demostrar amplitud de miras y sentido de la responsabilidad.
Si Zapatero, en mayo de 2010, se hubiera negado a aplicar los duros ajustes que requer¨ªa la econom¨ªa espa?ola para evitar el colapso, y por coherencia ideol¨®gica hubiera presentado su dimisi¨®n, se hubiera convertido en un icono para la izquierda, pero hubiera condenado a una generaci¨®n de espa?oles a un futuro m¨¢s sombr¨ªo.
Puso por delante el inter¨¦s de todos los ciudadanos antes que el de su partido y el suyo propio. Y durante los ¨²ltimos 18 meses concentr¨® todas sus energ¨ªas en la defensa de la econom¨ªa espa?ola. En ese tiempo, un grupo reducido de personas de su equipo hicieron lo imposible para evitar que nuestro pa¨ªs se viera arrastrado por el hurac¨¢n de la crisis de deuda soberana.
Es, obviamente, muy dif¨ªcil explicar esto a la sociedad espa?ola, con cinco millones de parados y una situaci¨®n muy complicada para muchos ciudadanos con problemas para llegar a fin de mes, pagar su hipoteca u obtener financiaci¨®n para su negocio. Pero lo cierto es que, si hablamos desde el rigor econ¨®mico, esas realidades no son achacables directamente a la gesti¨®n del expresidente, sino a las debilidades estructurales de la econom¨ªa espa?ola desde hace 30 a?os, que se pusieron de manifiesto con la crisis econ¨®mica y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.
Y en cambio s¨ª que se puede afirmar que si Zapatero no hubiera tomado las medidas que ha tomado en este ¨²ltimo a?o y medio, en especial en lo relativo a la sostenibilidad de las cuentas p¨²blicas, a la correcci¨®n de los desequilibrios estructurales y a la reestructuraci¨®n del sector financiero, muchos espa?oles estar¨ªan peor ahora mismo.
Igualmente, habr¨¢ muchos que agiten el 8% que podr¨ªa alcanzar el d¨¦ficit en 2011 como se?al de la incapacidad del Gobierno anterior, pero cualquiera con los conocimientos econ¨®micos y el rigor suficientes, el ministro De Guindos entre ellos, podr¨¢ explicar que esa desviaci¨®n se debe al empeoramiento de la situaci¨®n econ¨®mica mundial despu¨¦s del verano, y al incumplimiento de los compromisos adquiridos por las Comunidades Aut¨®nomas, y no a un supuesto agujero encontrado por el nuevo Gobierno en las arcas del Estado.
Pertenece, asimismo, al juego democr¨¢tico que un nuevo Gobierno emborrone el legado de su antecesor, para situar el list¨®n m¨¢s bajo a la hora de medir sus logros posteriores, esto se ha hecho siempre en todo el mundo, y es l¨®gico, pero no deber¨ªa impedirnos un an¨¢lisis objetivo de los hechos: cualquiera con un m¨ªnimo de experiencia en ejecuci¨®n de pol¨ªtica econ¨®mica sabe que un Gobierno que hubiera reconocido una desviaci¨®n importante del objetivo de d¨¦ficit autom¨¢ticamente hubiera estado obligado a anunciar una bater¨ªa de medidas para corregir la situaci¨®n, pues de otra manera los mercados se lo comer¨ªan vivo. Y no cab¨ªa esperar esas medidas de un Gobierno en funciones, a punto de ceder el testigo a otro que hab¨ªa recibido el respaldo de una mayor¨ªa amplia de espa?oles.
El enconamiento y las disputas del d¨ªa a d¨ªa de la pol¨ªtica crearon en el final de la etapa de Zapatero un clima en el que los medios ¨²nicamente se centraron en resaltar los errores cometidos, que sin duda tambi¨¦n los hubo, pero es un acto de justicia reconocer aquello que en privado ahora admiten muchos: lo cierto es que el anterior Gobierno, en minor¨ªa parlamentaria y con una situaci¨®n de franca debilidad en sus apoyos sociales, fue capaz, por citar solo unos pocos ejemplos, de avanzar de manera sustancial en una profunda reestructuraci¨®n del sector financiero, y en especial de las cajas de ahorro, que pasaron de 45 a 15 entidades en solo unos pocos meses; llev¨® a cabo de forma consensuada una reforma estructural de calado, la del sistema de pensiones; se adelant¨® a los acontecimientos con una reforma de la Constituci¨®n, para garantizar el equilibrio de las cuentas p¨²blicas, que van a tener que imitar muchos pa¨ªses europeos en los pr¨®ximos a?os, y redujo una parte sustancial del d¨¦ficit estructural y de la necesidad de financiaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola, dos de los desequilibrios b¨¢sicos de nuestra econom¨ªa.
Sin esas decisiones, hace bastantes meses que el pa¨ªs se habr¨ªa aproximado a un shock econ¨®mico y pol¨ªtico como el experimentado por algunos pa¨ªses vecinos en fechas recientes.
En mayo de 2010 cuando hubo que rescatar a Grecia, en las p¨¢ginas de la prensa econ¨®mica internacional se situaba a Espa?a como el siguiente en la lista de v¨ªctimas. En oto?o de ese mismo, cay¨® Irlanda, y por los problemas del sistema financiero, inmediatamente se asumi¨® que nosotros ¨ªbamos detr¨¢s. En primavera de este a?o era el turno de Portugal, y ?c¨®mo no asociar el destino de los pa¨ªses que comparten pen¨ªnsula? Este verano el epicentro se traslad¨® a Roma, y si llegara a caer Italia, adivinen qui¨¦n vendr¨ªa despu¨¦s¡
Hemos estado en el lado bueno del precipicio todo este tiempo, y para no caer hemos tenido que hacer todos los ciudadanos muchos sacrificios, pero que nadie se enga?e, si hubi¨¦ramos terminado en la misma situaci¨®n que esos otros pa¨ªses, los sacrificios hubieran sido mucho mayores.
El camino est¨¢ a¨²n lleno de dificultades y sufrimientos, pero si el Gobierno de Mariano Rajoy completa las reformas pendientes en material laboral y culmina el proceso de consolidaci¨®n fiscal, no es aventurado pensar que en dos o tres a?os estar¨¢n sentadas las bases para que Espa?a pueda retomar su imagen como historia de ¨¦xito dentro del proceso de construcci¨®n europea.
Y una parte importante de esa responsabilidad habr¨¢ que atribu¨ªrsela al presidente que, en la hora decisiva, puso a su pa¨ªs por delante de sus intereses pol¨ªticos. Por eso, ahora quiz¨¢ suene un tanto atrevido, pero estoy convencido de que la figura pol¨ªtica de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero ir¨¢ mejorando con el paso de los a?os.
Juan Franc¨¦s es periodista. Ha sido jefe de prensa de Jos¨¦ Manuel Campa, secretario de Estado de Econom¨ªa desde mayo de 2009 hasta diciembre de 2011.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.