¡°Garz¨®n es un m¨¢rtir, como todos los que se sacrifican¡±
"Quieren desacreditarle, pero esto desprestigia a Espa?a" Han fichado al juez para el jurado del 'Nobel' de los Derechos Humanos
A los observadores enviados por la Comisi¨®n Internacional de Juristas (dos venezolanos), Amnist¨ªa Internacional (un argentino) y Human Rights Watch (un brit¨¢nico) al juicio contra Baltasar Garz¨®n por su investigaci¨®n de los cr¨ªmenes del franquismo, se sumaron ayer dos m¨¢s, estos de nacionalidad sueca. Se trata de Henrik Janbell y Caroline Edelstam, presidente y vicepresidenta, respectivamente, de la Fundaci¨®n Edelstam, nombre del embajador sueco que salv¨® a decenas de jud¨ªos en la Noruega ocupada por los nazis y a m¨¢s de un millar de personas durante la dictadura de Pinochet en Chile.
La v¨ªspera de su primera sesi¨®n al juicio admit¨ªan estar preocupados. Lo visto y o¨ªdo despu¨¦s en el Supremo no sirvi¨® para tranquilizarles, todo lo contrario: ¡°Estamos muy alarmados¡±, confesaban luego.
¡°El juez Baltasar Garz¨®n es una v¨ªctima. Quieren desacreditarle, pero todo esto es un desprestigio para Espa?a¡±, asegura Henrik Janbell. ¡°La imagen que est¨¢ dando la justicia espa?ola es la de la herencia de los tiempos de Franco¡±, asegura.
Para la nieta de Edelstam, que en abril entregar¨¢ un premio que pretende ser el Nobel de los derechos humanos, ¡°Garz¨®n hizo lo correcto, asumir la responsabilidad de la protecci¨®n de las v¨ªctimas y la defensa de los derechos humanos. Es terror¨ªfico pensar que puede que no vuelva a dedicarse nunca a su profesi¨®n por haber cumplido con su deber. Es un m¨¢rtir, como todas las personas que se sacrifican¡±.
¡°Las v¨ªctimas han contado unas historias terribles durante el juicio. Y nunca han obtenido justicia, lo que significa que Espa?a est¨¢ violando el derecho internacional e incumpliendo varias resoluciones de Naciones Unidas¡±, asegura Edelstam. ¡°Un Estado tiene que asumir su pasado si aspira a un buen futuro¡±.
Ambos observadores encuentran muchas similitudes entre el embajador Edelstam y Garz¨®n. ¡°Acudimos a ¨¦l por su coraje y por lo que representa en la defensa de los derechos humanos en el mundo¡±, explica Janbell. ¡°El abuelo de Caroline tambi¨¦n se la jug¨® por una causa en un momento muy dif¨ªcil. Y no siempre se le trat¨® con el honor que merec¨ªa. Cuando volvi¨® a su carrera diplom¨¢tica, esta estaba terriblemente da?ada¡±, compara Janbell.
La nieta del embajador tambi¨¦n ve paralelismos. ¡°Mi abuelo arriesg¨® su vida para salvar la de otros. En Noruega se hizo amigo del jefe de la Gestapo y le pidi¨® el coche para sacar a jud¨ªos sin que nadie sospechara. Les escondi¨® en su propia casa. Despu¨¦s, en Chile, salv¨® a m¨¢s de mil personas que buscaban refugio de la dictadura militar. Pero pag¨® un precio muy alto. Fue declarado persona no grata. En el Ministerio de Asuntos Exteriores le odiaban. Le enviaron a un archivo a apilar papeles. Perdi¨® su carrera y le abandonaron muchos amigos. Muri¨® bastante solo¡±, explica Caroline Edelstam.
¡°Mi abuelo, como Garz¨®n, intent¨® dar protecci¨®n a las v¨ªctimas. Cuando un Gobierno falla a la hora de proteger a su gente, lo tiene que hacer la comunidad o el derecho internacional¡±, insiste Edelstam.
A ambos observadores les preocupa que el juicio contra Garz¨®n tenga un efecto intimidatorio sobre otros jueces espa?oles y extranjeros. ¡°Tambi¨¦n puede servir de inspiraci¨®n¡±, afirma Caroline Edelstam, ¡°pero sin duda va a limitar a muchos¡±. ¡°Es vital que haya este tipo de personas que se la juegan en defensa de los derechos humanos. Sobre todo cuando los Estados no lo hacen¡±, insiste.
Para Janbell, Garz¨®n y el embajador Edelstam ¡°se parec¨ªan tambi¨¦n mucho en la creatividad para resolver situaciones complicadas. Yo creo que ten¨ªan un car¨¢cter muy parecido. Si no fuera porque est¨¢ en el jurado, tendr¨ªamos que darle el premio a ¨¦l¡±. Henrik Janbell fue detenido y enviado a un campo de concentraci¨®n chileno durante la dictadura de Pinochet, procesado por Garz¨®n en 1998. ¡°Mataban y torturaban gente, fueron d¨ªas terribles. El embajador Edelstam me sac¨® de all¨ª y me envi¨® en un avi¨®n a Suecia¡±.
La Fundaci¨®n Edelstam hab¨ªa escogido a Garz¨®n como su representante en Europa para el jurado del premio que pretende ser el Nobel de los derechos humanos y ahora ve con perplejidad a su fichaje sentado en el banquillo. ¡°Intentamos que el premio tenga el m¨¢ximo prestigio. Llevamos cuatro a?os prepar¨¢ndolo. En cada continente hemos buscado a los referentes en la defensa de los derechos humanos. Este premio lo apoya gente como el expresidente de Naciones Unidas Kofi Annan; la exmandataria chilena Michelle Bachelet; la juez Shirin Ebadi, premio Nobel de la Paz en 2003, y Baltasar Garz¨®n¡±, explica Caroline Edelstam.
Ambos tuvieron oportunidad de hablar ayer con el juez al salir del Tribunal Supremo. ¡°Lo vi sorprendentemente tranquilo¡±. Sigue af¨®nico.
Los observadores no se atreven a opinar sobre las otras dos causas que el juez espa?ol tiene pendientes, aunque les llama la atenci¨®n que se hayan concentrado tres causas contra un mismo juez. Si le condenan, aseguran, y tiene que ¡°irse de Espa?a, abandonar su c¨ªrculo de amigos y su profesi¨®n, ser¨¢ como un exilio¡±. Aunque Henrik Janbell no tiene dudas de que pase lo que pase, le condenen o le absuelvan, ¡°la gente sabr¨¢ valorar lo que hizo¡±.
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