Otro Las Vegas que se esfuma

El gran enga?o se consum¨® y de aquella promesa de convertir Arag¨®n en un Las Vegas a la europea no queda nada salvo una ley que sonroja a la clase pol¨ªtica aragonesa, redactada casi al dictado de unos promotores de casinos de dudosa credibilidad. Eso fue y ha sido Gran Scala despu¨¦s de cuatro a?os, un proyecto que supuestamente atraer¨ªa a millones de turistas y crear¨ªa miles de puestos de trabajo. Hace dos semanas, nadie se present¨® en la localidad de Onti?ena (Huesca) para ejecutar la opci¨®n de compra de los terrenos reservados para ubicar el plan.

?El adi¨®s a Gran Scala coincide con la disputa entre Madrid y Barcelona por el proyecto de otro Las Vegas. No conviene olvidar que tambi¨¦n Castilla-La Mancha vivi¨® su sue?o con la idea de crear en Ciudad Real y alrededor de su aeropuerto el denominado Reino de Don Quijote, un para¨ªso de casinos y campos de golf.

El proyecto Gran Scala naci¨® en diciembre de 2007. Desde un primer momento, cont¨® con el apoyo de las instituciones de Arag¨®n, empezando por Marcelino Iglesias, entonces presidente de la regi¨®n, hasta el l¨ªder del partido que le hab¨ªa dado el Gobierno, Jos¨¦ ?ngel Biel (Par), principal impulsor del proyecto. La clase pol¨ªtica, a su m¨¢s alto nivel, daba carta de naturaleza a los representantes de una empresa denominada International Leisure Development (ILD), con sedes en Londres y Cardiff. La promesa de crear 65.000 puestos de trabajo con una inversi¨®n de 17.000 millones era tan atractiva e importante para la regi¨®n que todo aquel que la discutiera pasaba a convertirse en enemigo de Arag¨®n.

Naturalmente, este tipo de proyectos viene con una carga de exigencias y el caso Gran Scala no fue diferente: para empezar, hab¨ªa que cambiar las leyes, hab¨ªa que poner una alfombra roja a estos nuevos inversores para que pudieran hacer y deshacer en el territorio donde decidieran ubicarse. Y as¨ª se hizo: el Parlamento aragon¨¦s aprob¨® la Ley de Centros de Ocio de Gran Capacidad, seg¨²n la cual, un consorcio, en forma de Consejo de Administraci¨®n, pasaba a gobernar los destinos de las localidades afectadas por el proyecto.

Hecha la ley, los promotores eligieron el pueblo donde se ubicar¨ªa Gran Scala, la localidad oscense de Onti?ena, con una poblaci¨®n de 650 habitantes. ILD eligi¨® Los Monegros para su proyecto, una regi¨®n ¨¢rida y despoblada. Necesitaban 4.000 hect¨¢reas de suelo barato para empezar y Onti?ena los ten¨ªa.

Con el apoyo del alcalde, los vecinos recibieron entusiasmados a los representantes de ILD y as¨ª se firmaron las primeras opciones de compra, una especie de reserva de suelo seg¨²n la cual se le pagaba a cada propietario entre el 4% y el 10% del valor de su parcela a modo de anticipo: si en febrero de 2012 no se pagaba el resto, el propietario recuperaba su terreno. Y eso ha sucedido. Nadie ha venido a pagar lo que faltaba y algunos habitantes de Onti?ena han ganado un dinero (entre 1.200 y 2.000 euros) que casi equivale al valor real de sus parcelas.

El grupo inversor escogi¨® 4.000 hect¨¢reas en Los Monegros

Visto as¨ª, el resultado de este proyecto parece liviano: nadie ha salido perjudicado y algunos vecinos de un modesto pueblo de Huesca han obtenido una peque?a ganancia. Sin embargo, la Ley que permite un ¡°consorcio¡± como novedoso ¨®rgano de gobierno municipal sigue en vigor, y los pol¨ªticos que defendieron Gran Scala y arremetieron contra las asociaciones c¨ªvicas que se pusieron en contra no quieren hacer ahora declaraciones.

Es el caso de Marcelino Iglesias y, sobre todo, de Jos¨¦ ?ngel Biel, ahora aliado del PP, gracias a lo cual ocupa la presidencia de las Cortes de Arag¨®n. El PSOE solo tuvo una voz cr¨ªtica, la de Javier Lamb¨¢n, por aquel entonces presidente de la Diputaci¨®n de Zaragoza y ahora candidato a secretario general del PSOE de Arag¨®n: ¡°Aquella iniciativa no parec¨ªa reunir suficientes requisitos de solidez financiera, pero sobre todo no me parec¨ªa que los casinos sean el tipo de industria que concuerda con el modelo econ¨®mico que quiero para Arag¨®n. Afortunadamente, la crisis evit¨® que el Gobierno aragon¨¦s pusiera en marcha las infraestructuras prometidas para el proyecto.

Cuando ha vencido el plazo, no se han ejecutado las opciones de compra

Gran Scala ya es pasado. El presente se centra en la batalla entre Madrid y Barcelona por ser Las Vegas. Las entusiastas declaraciones de Esperanza Aguirre y Artur Mas son un calco de las que se escucharon en Arag¨®n hace cuatro a?os.