El magistrado al que la gente aplaude
El magistrado Jos¨¦ Castro y el fiscal Pedro Horrach han puesto contra la cuerdas la corrupci¨®n en Baleares. Han llevado al banquillo al expresidente balear Jaume Matas y ahora investigan a I?aki Undangarin. Son independientes, enormemente trabajadores e implacables
Ha sentado en el banquillo a un expresidente de Baleares. Ahora tiene en el punto de mira nada menos que a I?aki Urdangarin, el yerno del Rey. Antes, gan¨® uno de los primeros combates contra la corrupci¨®n pol¨ªtica en Espa?a: instruy¨® en 1992 el pionero caso Calvi¨¤, el intento de compra por el PP del voto de un concejal socialista para cambiar la mayor¨ªa pol¨ªtica y urbanizar m¨¢s el litoral. Jos¨¦ Castro, un cordob¨¦s de 66 a?os, que practic¨® esgrima japonesa (kendo), es un juez que inspira respeto a unos y otros, implacable y poco dado a efusiones p¨²blicas, al que posiblemente no le gust¨® recibir el aplauso ciudadano cuando se dirig¨ªa hacia los interrogatorios a Urdangarin. ¡°Respeta y hace respetar la ley, con severidad, y busca conocer la verdad a fondo¡±, asegura un fiscal. Impone, pero a veces su estilo es campechano, popular. A un detenido, un ladr¨®n de motocicletas, le espet¨® una vez: ¡°?Macho, acomp¨¢?ame!¡±. Fueron al aparcamiento del juzgado y le pidi¨®: ¡°Esta es mi moto, mu¨¦strame c¨®mo haces el puente¡±.
Pepe Castro ¡ª¨¦l pide que le llamen as¨ª en confianza¡ª alter¨® las pasadas Navidades el ritmo informativo en Espa?a. En alianza con el fiscal anticorrupci¨®n Pedro Horrach imput¨® al yerno de don Juan Carlos por supuestos negocios sucios. Investigan la presunta malversaci¨®n en la gesti¨®n de las partidas de seis millones de euros de dinero p¨²blico de Baleares y Valencia. Lo que tratan de aclarar son las actividades privadas del duque de Palma a trav¨¦s de su Instituto N¨®os, que no ten¨ªa ¨¢nimo de lucro.
El t¨¢ndem instructor-acusador tuvo ¡°al se?or Urdangarin¡± durante 23 horas en el banquillo, cerc¨¢ndole con casi 1.000 preguntas sobre supuestos hechos il¨ªcitos. Castro hizo pr¨®logos extensos a cada una de sus 500 cuestiones y Horrach us¨® un estilo m¨¢s seco y m¨¢s directo. Estos tres hombres fueron protagonistas de un estreno hist¨®rico: la presencia de un miembro de la familia real en un juzgado en calidad de imputado.
¡°Su excelencia¡± se convirti¨® en el ¡°ciudadano Urdangarin¡±. Pudo callar, contestar y mentir, como cualquier otro en su lugar. ¡°Apenas concret¨®. Deriv¨® las culpas a otros. Neg¨® y aleg¨® ignorancia. Parec¨ªa entrenado para no decir nada que no se le preguntara. No se extendi¨® en explicaciones para no decir inconveniencias en el proceso¡±, resume un defensor. Tanto esta como las dem¨¢s personas consultadas para este reportaje han exigido el anonimato.
Castro, que practic¨® el kendo, una disciplina medieval de la que sus tres hijos ¡ªprofesionales del Derecho¡ª han sido campeones de la UE en este deporte, est¨¢ separado y tiene novia. Es un profesional no adscrito a asociaciones judiciales ni a los foros sociales. Minucioso y trabajador, fue capaz de tirar de un hilo en el caso Palma Arena sobre la presunta corrupci¨®n y enriquecimiento del expresidente de Baleares, Jaume Matas, del PP, y construir con los fiscales hasta 25 piezas penales distintas. No es lento ante tal magma. Conoce la pir¨¢mide del sistema desde la base: ha sido funcionario de prisiones, secretario judicial, juez de lo social y, desde 1990, magistrado de instrucci¨®n. Rechaz¨® ascensos y nombramientos.
Castro respeta y hace respetar la ley, con severidad, y busca conocer la verdad a fondo", dice un fiscal
En el caso Calvi¨¤, Castro admiti¨®, para respaldar la acusaci¨®n, una cinta que el denunciante hab¨ªa grabado a los delincuentes mientras le ofrec¨ªan el soborno. Mand¨® a la c¨¢rcel, preventivamente, a un comisionista y a un pol¨ªtico del PP y les impuso una fianza de 600.000 euros. La Audiencia de Palma conden¨® a los autores por cohecho impropio y el Tribunal Supremo en pleno valid¨® la sentencia y el dise?o del novedoso delito penal.
En 1996, el juez que ahora escruta al yerno del Rey investig¨® una derivada del caso Calvi¨¤ destapada por las peleas, chantajes y m¨¢s grabaciones entre condenados y no juzgados, dirigentes del PP, por el pago de las penas de multas. La trama qued¨® al descubierto, pero el asunto penal hab¨ªa prescrito. ¡°La instrucci¨®n fue magn¨ªfica¡±, seg¨²n reconoce uno de los acusadores del caso Calvi¨¤. Sobre Castro sobrevuela una leyenda de instructor desordenado, al que tumban sumarios. Sin embargo, un magistrado de rango de la Audiencia palmesana lo niega: ¡°No es una caracter¨ªstica suya ser un mal instructor. Es un buen juez¡±.
En el laberinto de Baleares, SA, 20 a?os despu¨¦s del caso Calvi¨¤ y a 15 a?os de la ca¨ªda del expresidente balear Gabriel Ca?ellas por cobro de comisiones del caso S¨®ller, una investigaci¨®n de Castro y el fiscal Horrach, llev¨® a juicio el pasado enero a otro expresidente auton¨®mico y exl¨ªder regional del PP, Jaume Matas, que anteriormente hab¨ªa sido ministro con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
Al expresidente balear, el juez Castro le fij¨® en 2010 una fianza de tres millones para esquivar la c¨¢rcel, a la vez que le reprochaba que parec¨ªa que ¡°se burlaba de los mortales¡±. En el primer juicio a Matas ¡ªuno de los muchos que habr¨¢ por el llamado caso Palma Arena¡ª el fiscal Horrach pidi¨® m¨¢s de ocho a?os de c¨¢rcel para el expol¨ªtico del PP por malversaci¨®n, fraude y falsedad. Horrach, con vehemencia, mostr¨® su ¡°indignaci¨®n¡± porque Matas descargara ¡°sin escr¨²pulos¡± la responsabilidad de los hechos en sus subordinados. En los pr¨®ximos d¨ªas se sabr¨¢ la sentencia.
Matas arrastr¨® a Urdangarin y ambos est¨¢n imputados en una pieza separada del caso Palma Arena por parecidas sospechas penales sobre malversaci¨®n de caudales. El esposo de la infanta Cristina y su socio Diego Torres al frente del Instituto N¨®os y su trama de empresas lograron 2,3 millones del Gobierno de Matas y 3,8 de la Generalitat Valenciana, presidida por Francisco Camps. La ausencia de presupuestos y la no justificaci¨®n de los gastos se evidenciaron al aparecer vac¨ªas las carpetas de los acuerdos de N¨®os con Baleares. Esa documentaci¨®n lleg¨® por casualidad al juzgado de Castro.
Fij¨® una fianza de tres millones a Matas, a la vez que le reprochaba que parec¨ªa que "se burlaba de los mortales"
El tsunami judicial creci¨® durante meses, tanto por su magnitud como por aludir a un familiar del Rey. El caso Urdangarin estall¨®, hace semanas, con r¨¦cord de audiencias en todos los medios de comunicaci¨®n de medio mundo. El monarca apart¨® de la agenda oficial al marido de la infanta Cristina, por comportamiento ¡°no ejemplar¡±. Antes de que este fuera imputado, el Rey record¨® en su mensaje navide?o del pasado 24 de diciembre que ¡°la justicia es igual para todos¡±.
Cien d¨ªas atr¨¢s, en los c¨ªrculos del juez Castro y del fiscal Horrach ya se consideraba ¡°inevitable¡± emplazar a Urdangarin a partir de los indicios de los documentos intervenidos en sus empresas y, en especial, por las declaraciones de sus socios en N¨®os. El asesor y el contable en su firma particular Aiz¨®on, cuya propiedad comparte con la Infanta, no le ayudaron. Adem¨¢s, los pol¨ªticos que negociaron y firmaron con N¨®os, en Palma y Valencia, est¨¢n imputados.
Los togados que investigan a Urdangarin no han sufrido presiones. Castro no recibi¨® ninguna llamada. ¡°Ni siquiera me telefone¨® por a?o nuevo un familiar que est¨¢ en el Supremo¡±, le coment¨® a un colega.
La Fiscal¨ªa es distinta. Horrach oper¨® solo, aunque empotrado en una estructura jer¨¢rquica. La c¨²pula de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n, ligada a la Fiscal¨ªa General del Estado, recib¨ªa cada d¨ªa informes de sus pesquisas sobre un asunto que salpicaba a un integrante de la familia real. Era ¡°un caso m¨¢s¡±, pero con la fuerza simb¨®lica del relieve social que resaltaban los medios de informaci¨®n.
Salt¨® un chispazo. La derecha pol¨ªtica valenciana activ¨® sus conexiones con el ¨¢mbito del Poder Judicial el d¨ªa en que el fiscal mallorqu¨ªn se present¨® en Valencia para ampliar su investigaci¨®n sobre presuntas facturas e informes falsos detectados all¨ª. Horrach y los funcionarios, autorizados por el juez, interrogaron como testigos a varios empresarios (los hermanos Francisco y Fernando Roig y Juan Bautista Soler) que abonaron sumas millonarias a Urdangarin y Torres. Otros ex altos cargos del PP de la Generalitat Valenciana encabezada por Francisco Camps quedaron implicados por sus convenios y pagos a N¨®os.
No ha habido ninguna presi¨®n. " Ni siquiera me llam¨® por a?o nuevo un familiar que est¨¢ en el Supremo", confi¨® Castro
En un pendrive, un l¨¢piz de memoria de 32 megas, caben esta y otras causas. Castro y Horrach tienen en su bolsillo una copia de esos sumarios gigantescos, y, cuando se van a casa, siguen trabajando en ellos.
El juez y el fiscal han construido el caso Urdangarin y lo han desmenuzado en claves y ep¨ªgrafes. Descubren las agujas en el pajar de miles y miles de folios, manuscritos, correos electr¨®nicos y facturas intervenidas en las empresas y bufetes de la trama N¨®os, en Barcelona y tambi¨¦n en Valencia. Existen decenas de relatos de testigos e imputados¡ y tambi¨¦n nimiedades.
El fiscal Horrach, de 45 a?os, ¡°es muy brillante, incisivo y contundente en sus actuaciones; es un hombre capaz y un encanto de persona¡±, observa un juez de Mallorca. Independiente, como Castro, sin activismo ni significaci¨®n, es un hombre vocacional. Con nervio jug¨® al squash, al tenis, al futbito, y fue polideportivo, aunque ahora no puede practicar. ¡°Ve una pelota y sale tras ella¡±, explican sus amigos.
Hijo de una familia de profesionales adinerados, due?os de hoteles, padre de una hija adolescente, est¨¢ casado con Ana Z¨¢cher, de Bilbao, una alta funcionaria a la que conoci¨® en Madrid. Ambos preparaban oposiciones con el fiscal del Supremo Jos¨¦ Mar¨ªa Luz¨®n, un jurista conservador.
"Horrach es brillante, incisivo y contundente en sus actuaciones; es un hombre capaz y un encanto de persona"
¡°Horrach tiene un car¨¢cter fuerte y no se arruga y en su estrategia es un poco zorro¡±, anota un abogado que le impugn¨®, por dos veces, en relaci¨®n con el asunto que tiene entre manos. ¡°Al interrogar, es brillante, con estilo de abogado¡±, reconoce el letrado. El fiscal trabaja apoyado por polic¨ªas especializados en delincuencia econ¨®mica, inspectores tributarios, inform¨¢ticos y guardias civiles, seg¨²n los casos. ?l mismo protagoniza los registros sorpresa e interroga personalmente en comisar¨ªas.
Un penalista catal¨¢n cuestiona ¡°la funci¨®n instructora del fiscal, que interroga sin presencia de abogados¡± y la aparente acci¨®n ¡°inquisitorial¡± del juez, ¡°sin el secreto debido¡±. Un empresario de Palma, imputado en un esc¨¢ndalo de Uni¨® Mallorquina (UM), narra su experiencia de detenido ante Pedro Horrach: ¡°Me pareci¨® ¨¢spero y agresivo tras pasar por el calabozo, donde no han mandado ni a Jaume Matas, Maria Ant¨°nia Munar (expresidenta de Mallorca y de UM), ni al mismo Urdangarin. ?P¨®ngalo!¡±.
Otro comerciante encausado observa: ¡°No olvidar¨¦ jam¨¢s el trance de tener que acudir al juzgado. Horrach y el juez Castro fueron duros, aunque respetuosos. Creo que no saben de balances, ni de facturas ni de sociedades. Buscan y no hallar¨¢n¡±.
Al modo italiano y norteamericano, Horrach suscita pactos de confesi¨®n de imputados que explican la verdad de los hechos y sus protagonistas y reparan el da?o. Un arrepentido, por su colaboraci¨®n con la justicia, merece ver reducida su posible pena. El yerno del Rey, precisamente, cay¨® finalmente imputado tras la confesi¨®n detallada de un amigo deportista, el ex director general Jos¨¦ Luis Pepote Ballester, que tramit¨® con Matas las propuestas millonarias del duque. Los tres se reunieron en el palacio de Marivent, jugaron una partida de p¨¢del y trataron de negocios al lado del despacho del Rey, con otro amigo, el inmobiliario Jorge Forteza.
El esposo de la infanta Cristina fue imputado de oficio por el juez Castro y la Fiscal¨ªa General no puso objeciones. Horrach, con sus jefes, rechaz¨® hace unos d¨ªas la petici¨®n del seudosindicato ultraderechista Manos Limpias de investigar a la hija del Rey. El ministerio p¨²blico la ve ajena a las presuntas actividades il¨ªcitas de su consorte.
En el complejo damero de los casos de corrupci¨®n, el juez Castro sabe que la Fiscal¨ªa General del Estado, con Gobiernos del PP y del PSOE, intervino al menos en tres ocasiones para evitar la imputaci¨®n de Matas, reclamada por los fiscales baleares y los jueces, mientras era ministro de Medio Ambiente o presidente de Baleares.
La c¨²pula fiscal decidi¨® excluir a Matas del caso Formentera, de 1999, sobre compra de votos de espa?oles en Argentina; tampoco se le indag¨®, en 2000, en el caso Bitel de espionaje a los emails del PSOE y, finalmente, en 2009, intent¨® vetar su implicaci¨®n en el caso Palma Arena, la ra¨ªz de la causa que afecta a Urdangarin.
El juez reclam¨® para s¨ª la investigaci¨®n de los fiscales, la Guardia Civil y Hacienda sobre el patrimonio de Matas y la uni¨® a sus trabajos sobre la construcci¨®n del vel¨®dromo Palma Arena y despu¨¦s imput¨® a Matas. Sin ese requiebro, una acci¨®n aut¨®noma del juez, no hubiera habido caso Matas, ni su hijuela el caso Urdangarin. Ahora Castro fint¨® tambi¨¦n con rapidez.
Horrach lleva meses centrado en esas historias alambicadas. Las ha memorizado. Amante de las motos, tiene un deportivo rojo, trabaj¨® en Sevilla, Ibiza y lleg¨® a Mallorca, su tierra, en 1995. Es uno de los cerebros de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n, que ha destapado decenas de esc¨¢ndalos con sus colegas (el precursor Juan Carrau y el duro Miguel ?ngel Subir¨¢n). Los tres cuidan como propia la macrocausa del caso Palma Arena. ¡°Horrach es atrevido y riguroso. Al interpelar indignado parece que asume la voz del pueblo¡±, apunta un penalista.
Los fiscales implacables han desnudado a los autores de decenas de grandes esc¨¢ndalos en Mallorca, entre ellos, el caso Andratx de 2006, cerrado con numerosas sentencias firmes, con tres penas de cumplimiento de c¨¢rcel. Cinco excargos pol¨ªticos (cuatro del PP y uno de UM) cumplen condena en la prisi¨®n de Palma, tras las investigaciones dirigidas por diferentes jueces, menos famosos que Castro.
Los adversarios de Castro y Horrach est¨¢n localizados. El juez sorte¨® la investigaci¨®n, ya archivada, del Poder Judicial, por supuestas filtraciones del sumario. Salt¨® por una denuncia de otro imputado, el expresidente Matas, que ha zaherido con recursos, apelaciones, denuncias y querellas al magistrado, con el fin de apartarlo del caso. Dice Matas que Castro le tiene ¡°fobia pol¨ªtica y enemistad manifiesta¡±.
No est¨¢n politizados ni son progres con toga. No hay un discurso pol¨ªtico en sus documentos. Un laboralista ignora cu¨¢les son sus afinidades pol¨ªticas: ¡°Es imparcial, independiente, recto. Es de los mejores, estudia los temas y no se deja influenciar, act¨²a con libertad de criterio y da juego a las partes. Tambi¨¦n correcto, afable, gran trabajador. Pero nunca intim¨¦ con ¨¦l en 30 a?os¡±.
Jos¨¦ Castro y Pedro Horrach, junto los fiscales Juan Carrau y Adri¨¢n Salazar, han demostrado tener sangre fr¨ªa y coraza de gal¨¢pago. Han sido blanco de programadas campa?as de descr¨¦dito, bastas, en medios marginales. Se les acus¨® de cometer delitos. Dos peri¨®dicos digitales de Mallorca, un diario ultra de Madrid y su canal televisivo, auspiciados por personas imputadas de Palma, pendientes de juicio o de sentencia, usaron un informe elaborado a prop¨®sito y lanzaron sospechas insidiosas sobre los patrimonios y la familia del juez y los fiscales. Publicaron la imagen de la esposa de un fiscal y vieron ilegal su sueldo p¨²blico, adem¨¢s de divulgar un correo electr¨®nico de Horrach. Nada se denunci¨®, era la trampa tendida para provocar motivo de inhibici¨®n de esos profesionales.
Esas embestidas han recrecido con el tsunami Urdangarin. Al cabo de 23 horas de declaraci¨®n, a las tres de la madrugada del lunes 27 de febrero, Castro sali¨® a zancadas y se puso al volante de un peque?o deportivo alem¨¢n negro que alterna con la bicicleta. All¨¢, ante el mar en Es Molinar, apenas cen¨® y se puso a leer una novela para evadirse de la otra trama real.
El fiscal Horrach, despu¨¦s del largo interrogatorio judicial, tom¨® una copa en un bar para trasnochadores, con ruido de tragaperras. Lleg¨® satisfecho a su ¨¢tico en la parte alta de Palma. El 1 de enero sali¨® del hotel donde pas¨® la Nochevieja y se fue a fiscal¨ªa a contestar un recurso.
Tras la marat¨®n Urdangarin, Castro apareci¨® en su juzgado. Oje¨® los titulares de los peri¨®dicos y espet¨®: ¡°No me veo reflejado¡±. Ten¨ªa el d¨ªa libre y le toc¨® ejercer una hora de canguro de su nieto de dos a?os. Bajo el volc¨¢n apareci¨® el abuelo cari?oso.
¡°Pepe Castro es el mejor, es mi ¨ªdolo, el m¨¢s valiente. No se arruga ni desfallece ante esos casos complejos¡±, desgrana con alegr¨ªa un juez del grupo de 12 instructores de Palma, que cada viernes comen juntos. ¡°En casas de men¨² y sin hablar de trabajo. A donde vamos, le jalean¡±. Tambi¨¦n al fiscal Horrach le para la gente por la calle para felicitarle.
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