"Qu¨¦date con mi paga, mam¨¢"
Los psic¨®logos recomiendan explicar y compartir los apuros econ¨®micos con los hijos
¡ªCarlos, no puedes ir a Sierra Nevada con el colegio. Tu madre y yo estamos en paro y no nos lo podemos permitir. ?Te compramos el equipo de Iker Casillas?
Ir a esquiar fue lo ¨²nico que Carlos, de 12 a?os, pidi¨® por Reyes. No le parec¨ªa excesivo. Al fin y al cabo, cuatro a?os antes su hermana hab¨ªa participado en la misma excursi¨®n. Pero entre medias su tur¨ªstico pueblo de Huelva sucumbi¨® a la crisis, su familia se qued¨® sin trabajo y las ayudas p¨²blicas al viaje se esfumaron. As¨ª que su padre se sent¨® con ¨¦l y le hizo ver que su sue?o de 450 euros era inasumible. Ahora Carlos se pregunta: ?seguir¨¢ la crisis cuando sea mayor?
Cada vez hay m¨¢s ni?os que no pueden costearse la Semana Blanca en la nieve, llevar vaqueros de marca, chatear desde casa, ponerse aparato en los dientes o disponer de la tradicional 'paga'. Los trabajadores del futuro no son ajenos a la crisis ¡ªaunque los padres lo pretendan¡ª, con independencia de su clase social. Un bot¨®n: en dos a?os, 2010 y 2011, la venta de libros infantiles ha bajado un 16%, seg¨²n datos de la Fundaci¨®n SM.
De que la crisis es dura son muy conscientes los alumnos del Instituto Numancia, del obrero y combativo distrito de Puente de Vallecas, en Madrid, cuna de la Marea Verde. No viven en la inopia, sino en un escenario laboral desolador. Sin necesidad de abrir un peri¨®dico o encender la televisi¨®n saben qu¨¦ es el derrumbe econ¨®mico. Reunimos a 12 de sus alumnos. Difer¨ªan en edad ¡ªde 12 a 18 a?os¡ª, pero ni un ¨¢pice en su visi¨®n de la crisis, negra para el presente y positiva para el futuro, con alg¨²n que otro pero. ¡°Me veo de cajera haga lo que haga¡±.
Anabel Guti¨¦rrez, psic¨®loga:?
Numancia, con sus 350 estudiantes, es una ONU de 22 pa¨ªses (el 40% inmigrantes, han tenido hasta una mongola) y tiene una veintena de chicos con necesidades especiales. Las excursiones fuera del centro al precio de tres euros van camino de desaparecer. Si hace cinco a?os se apuntaban el 40% de los alumnos, ahora no superan el 10%. Con estos porcentajes peligra el viaje de fin de curso a Italia de cuarto de ESO. Por suerte, han logrado dinero del programa Comenius, que pretende reforzar la dimensi¨®n europea, y durante dos a?os ser¨¢n hu¨¦spedes y anfitriones de ni?os de Holanda, Italia, Reino Unido y Polonia.
Los doce dicen sentir la crisis en el instituto (¡°somos 30 en vez de 25 en clase¡±), en la sanidad (¡°est¨¢n peor los hospitales¡±), en la comida (¡°hay menos, compramos marca blanca¡±), en el empleo (cuatro tienen padres en paro), su dinero de bolsillo... ¡°Yo a mi madre le presto dinero que me dan mis familiares y luego me lo devuelve¡±, cuenta una.
Los profesionales consideran que no debe mantenerse a los peque?os aislados de los apuros de la familia. ¡°Tienen derecho a saber, a apoyar, a no pedir el jersey de marca, a ser activos. Hay padres angustiados que no lo saben resolver con naturalidad y ocultan los problemas de pareja, laborales o de familia¡±, se lamenta Javier Urra, ex defensor del menor de la Comunidad de Madrid.
Anabel Guti¨¦rrez, psic¨®loga cl¨ªnica en Oviedo, atiende en su consulta a peque?os empresarios incapaces de apretarse el cintur¨®n. Por eso incide en la necesidad de ense?ar a los j¨®venes desde los cinco a?os a controlar los impulsos. ¡°Venimos de una ¨¦poca en la que todo era gastar y gastar, y ahora hay que aprender a recortar y a decirle a los ni?os lo que pasa en casa con tranquilidad, sin dramatismos. Porque a todos nos gusta que nos expliquen las cosas y cuando hay un cambio hay un desgaste. No tenemos que decirles eso de: 'a partir de ahora', como si terminase el mundo¡±. La psic¨®loga, madre, reconoce que a veces los padres ¡ªy se mete en el saco¡ª canalizan el af¨¢n consumista comprando a los hijos. ¡°Te da remordimientos comprar para ti y lo gastas en ellos. Y eso crea unos ni?os hiperconsentidos¡±.
Hay que saber mantenerse firme, remarca Guti¨¦rrez: ¡°No puede ser quiero esto y lo tengo, porque a los 13 a?os y con la crisis vamos tarde. Le dices a un ni?o que de cinco euros s¨®lo puede gastar tres y es incapaz. Nos hemos vuelto impacientes, queremos todo ya¡±. La terapeuta, de 35 a?os, pone de ejemplo a las abuelas que se criaron con penurias en posguerra. ¡°Eso de 'apaga la luz que se gasta' o 'cuida las zapatillas'... Son cosas que los ni?os tienen que aprender, tengan sus padres o no dinero¡±.
Yo a mi madre le presto dinero que me dan mis familiares y luego me lo devuelve¡±
Urra no comparte visi¨®n con los chicos del Numancia. ¡°Creo que a los j¨®venes les preocupa muy poco, y no digo poco, la crisis. Para ellos la debacle es saber que sus amigos quedan ese fin de semana y no suena su tel¨¦fono, sus problemas de orientaci¨®n sexual o el adoptado saber qui¨¦n es tu padre¡ no les interesan factores ex¨®genos¡±. Trabaj¨® en la fiscal¨ªa de menores y hoy lo hace con ni?os conflictivos, as¨ª que los conoce bien. ¡°Son pragm¨¢ticos, presentistas ¡ªles importa el presente¡ª est¨¢n muy bien informados, muy alejados de la pol¨ªtica y las religiones, son amantes de la familia y las parejas, leales¡ Hay muchos topicazos sobre ellos¡±, les describe el autor de M¨¢s cerca del hogar (Lid). ¡°Se comunican mucho, pero han perdido oralidad, no saben transmitir emociones, dicen te quiero pero no conocen los matices emocionales¡¡±.
De primeras los vallecanos aseguran no poder hacer nada para frenar la crisis, pero tras meditar unos segundos concluyen que en su mano est¨¢ comportarse bien y no malgastar. ¡°Ya lo estamos haciendo. Tenemos que pensar que nuestros padres tienen menos, trabajan cuando pueden¡¡±. La mitad no tiene paga y a m¨¢s de uno se la han recortado de 30 euros a 25 mensuales. ¡°Juntamos lo de todos y hacemos botell¨®n¡±. A las tiendas de moda van, si acaso, en temporada de rebajas. Y el m¨®vil sirve para recibir llamadas, no para hacerlas. Para eso est¨¢n las llamadas perdidas. As¨ª que con cinco euros aseguran estar conectados diez meses.
¡°Tiene raz¨®n Urra cuando dice que los j¨®venes son presentistas, que no piensan en el futuro. Sirve de poco que a los 20 a?os le digas que se cuide el pelo porque puede terminar calvo en cinco a?os, por no hablar de las consecuencias del tabaco¡±, opina Juan Antonio Planas, presidente de la Confederaci¨®n de Organizaciones de Psicopedagog¨ªa y Orientaci¨®n de Espa?a (COPOE). ¡°Pero ahora, a diferencia de hace dos o tres a?os, viven al m¨¢ximo como mecanismo de defensa involuntaria ante lo que les rodea. Es la primera crisis en la democracia que no es pasajera y ellos lo perciben: no pueden irse de vacaciones, hay quien pierde la casa¡ Y ya no son casos aislados¡±, prosigue Planas, orientador en un instituto de Zaragoza con 1.200 alumnos.
En el Numancia ¡°del d¨ªa a la noche¡± los profesores les remachan la necesidad de formarse para alcanzar un buen trabajo. La teor¨ªa la tienen interiorizada, pero la pr¨¢ctica es otro cantar. Les entra la risa nerviosa y se dan codazos cuando se les pregunta. Todos quieren ir a la universidad: periodista, maestra, ingeniero aeron¨¢utico, abogado, historiador¡ como el 80% de los adolescentes, seg¨²n un estudio de TNS de 2011. ¡°Tenemos que estar mejor formados. Para entrar a un trabajo hay que saber ingl¨¦s. Hasta para ser cajera en el D¨ªa, o eso dicen¡±.
Urra, profesor en las facultades de Medicina y Psicolog¨ªa, los describe como ¡°una generaci¨®n m¨¢s preparada para esta ¨¦poca de incertidumbre¡±, porque ven el mundo m¨¢s peque?o que los adultos. ¡°No tienen inconveniente en trabajar en Per¨² y practican un zapping de emociones y actividades. En cambio, cuando yo era joven se echaba ra¨ªces comprando una casa, aprobando las oposiciones¡¡±. En su opini¨®n los adolescentes ni ¡°profundizan sobre su futuro, ni tienen un proyecto de vida. No saben manejar la duda, el pensamiento alternativo¡ As¨ª que o¨ªr en la radio la cotizaci¨®n en bolsa o lo que diga Merkel de la econom¨ªa les da igual¡±.
Dicen en el Numancia estar al d¨ªa de las noticias, pero sin demasiada confianza. ¡°Siempre es lo mismo, que el Gobierno quita tal ley, que sube el paro¡. Ojal¨¢ hubiese un art¨ªculo en los peri¨®dicos en el que se dijese: venga, tengamos fe¡±. Como dice Urra, ellos no temen la movilidad.
¡°Tenemos que acoplarnos a lo que haya. No puedes elegir. Deber¨ªamos plante¨¢rnoslo porque fuera hay m¨¢s oportunidades. Quiz¨¢ Alemania no porque no sabemos alem¨¢n, pero con el ingl¨¦s a otros pa¨ªses¡¡±. Los mayores han recibido una clase sobre salidas laborales y saben que ¡°hay futuro en las nuevas tecnolog¨ªas y el medioambiente¡±.
Un residual 5% de los ni?os inmigrantes del Numancia se ha vuelto a su pa¨ªs por razones econ¨®micas. ¡°A lo mejor se queda aqu¨ª la madre y se vuelven con el padre a casa de los abuelos. De Bulgaria, Ruman¨ªa... Alguno con el curso empezado¡±, explica Arcadio Fenoll, el director del centro.
Planas, que imparte en secundaria la optativa Psicolog¨ªa, discrepa de Urra. ¡°Se les acusa de inmaduros, pero ahora son m¨¢s conscientes de la econom¨ªa, las relaciones laborales¡. Antes no les importaban temas como renta, el ¨ªndice del PIB, los 314 puntos de deuda¡ y ahora lo hablamos en clase¡±, explica, consciente de que la crisis est¨¢ pasando factura en el rendimiento escolar de algunos alumnos. ¡°Lo primero es cubrir las necesidades primarias y si uno no tiene seguridad de seguir en la misma casa y con los mismos amigos no puede estar centrado en el sintagma predicativo¡±.
En el instituto vallecano disfrutan del d¨ªa a d¨ªa ¡ª¡°qu¨¦ remedio¡±¡ª y afrontan el futuro con mucha esperanza. ¡°Queremos ser optimistas. Cuando acabemos de estudiar la crisis ¡ªque seg¨²n nos ha dicho va a durar unos a?os¡ª habr¨¢ terminado. Seremos los de nuestra generaci¨®n a los primeros que contraten¡±. Por lo pronto ellos necesitan becas para acceder a la universidad. Marta, que ha vuelto de oyente al centro para subir nota en selectividad, cuenta con una ayuda de 244 euros por curso que le ha permitido pagar las costas y libros de las asignaturas de Pedagog¨ªa que se ha matriculado. ¡°Quiero estudiar Magisterio, pero me da miedo que, como cada vez hay menos ni?os, no haya plazas de maestros¡±, se preocupa Marta. ¡°No hay crisis, es una estafa. Empez¨® con Aznar, se crearon muchas viviendas y mucho empleo ficticios y ahora nos toca pagarlo a nosotros¡±, se queja Ra¨²l, el m¨¢s politizado de todos.
Manuel, de 11 a?os, disfruta de una vida m¨¢s acomodada en el norte de Madrid pero, a su manera, tambi¨¦n percibe el hundimiento econ¨®mico. Su madre no se ha atrevido a gastar los ahorros en un negocio con el local elegido y la oye decir ¡°si es que nadie compra nada¡±; ponerle aparato en los dientes es tema recurrente de conversaci¨®n por su coste, y su hermano mayor, a quien quiere emular, quiere quitarle de la cabeza la idea de hacer arquitectura como est¨¢ cursando ¨¦l. Le alerta: ¡°?Qu¨¦ quieres? ?Irte fuera de Espa?a para encontrar trabajo como tendr¨¦ que hacer yo?¡±. Manuel est¨¢ hecho un l¨ªo. Si no despunta como futbolista y tampoco puede ejercer de arquitecto ?a qu¨¦ dedicarse?
De que el aprieto, en distinta medida, llega a todos los estratos sociales dan idea los datos que ha colgado en su web la fundaci¨®n del colegio privado Estudio, hijo de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza. En el curso pasado solicitaron una beca de escolaridad un 51,8% m¨¢s de ni?os que en 2009-2009 y, sensibles a la situaci¨®n, han aumentado la concesi¨®n un 13%.
Por suerte los padres de Carlos han encontrado un trabajo eventual y entre toda la familia han ahorrado los 80 euros que cuesta la excursi¨®n a la sierra de Huelva que ha programado la escuela. ¡°Todo el mundo ha querido colaborar y al final sobra dinero¡±, dice la abuela. Carlos se ha olvidado ya del esqu¨ª. El saco de dormir le recuerda que pronto se ir¨¢ con sus amigos de clase a la monta?a.
Nivel de vida a la baja
Las encuestas muestran el desconcierto de los j¨®venes ante su futuro. El estudio El horizonte social y pol¨ªtico de la juventud espa?ola(2010), del Grupo de Estudio sobre Tendencias Sociales (GETS), encuentra "revelador" que por primera vez sean m¨¢s los hijos que piensan que vivir¨¢n peor que sus padres (39,9%) que los que expresan lo contrario (35,2%). "Que el 40% de los j¨®venes tenga una visi¨®n netamente pesimista sobre el futuro en este aspecto, indica que estamos ante una inflexi¨®n en las percepciones del optimismo hist¨®rico ascendentes, y que nos podemos estar encaminando hacia futuros m¨¢s negativos", concluyen. Cuanto m¨¢s bajos son los ingresos o el nivel de estudios, mayor es el sentido negativo.
Sensaci¨®n de desconcierto, pero tambi¨¦n percepci¨®n de una sociedad en constante cambio. El 65,5% de los encuestados por GETS considera que en los pr¨®ximos diez a?os asistiremos a importantes transformaciones. Cambios que ser¨¢n parcial o totalmente negativos, a ojos de cuatro de cada diez j¨®venes preguntados. Tan solo un exiguo 5% piensa que estos ser¨¢n ¡°muy positivos¡±, un porcentaje muy bajo en una etapa en la que tradicionalmente se ve la vida con especial optimismo.
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