Aplastadas por la juventud
Las desigualdades relacionadas con el g¨¦nero entre las personas j¨®venes han quedado aplastadas por las relacionadas con la edad
Tradicionalmente, ser joven y mujer ha supuesto la acumulaci¨®n de condiciones de desventaja laboral que requer¨ªan de un esfuerzo notable para su superaci¨®n. Son recurrentes las referencias a las diferencias salariales entre varones y mujeres, as¨ª como al desigual acceso a los puestos de decisi¨®n en el entorno profesional. Existen otros ¨¢mbitos menos notorios, pero altamente significativos. Llama la atenci¨®n que la incidencia del desempleo sea menor para las mujeres j¨®venes que para los varones, salvo en el caso de los casados, grupo para el cual la tasa de paro femenino se dispara. Lo mismo cabe decir de la jornada de trabajo a tiempo parcial, mucho m¨¢s frecuente entre las mujeres como consecuencia de tener que atender al cuidado de los hijos o al de personas mayores. No cabe duda de que conciliar empleo con vida familiar es a¨²n un problema para las j¨®venes. Sin embargo, las diferencias entre mujeres y varones j¨®venes en el mercado de trabajo se han reducido significativamente en indicadores clave durante la ¨²ltima d¨¦cada. Las tasas de actividad ya no muestran grandes diferencias, las de empleo y de temporalidad en el mismo son equivalentes y la incidencia del desempleo es mayor para mujeres solo cuando se considera la poblaci¨®n por encima de los 34 a?os.
En el actual contexto econ¨®mico espa?ol, las desigualdades relacionadas con el g¨¦nero entre las personas j¨®venes han quedado aplastadas por las relacionadas con la edad. En efecto, la reducci¨®n relativa de las diferencias laborales entre varones y mujeres j¨®venes viene acompa?ada de un incremento ensordecedor de las desigualdades basadas en la edad de los trabajadores. Los m¨¢s j¨®venes soportan tasas de paro y empleo que dejan a la mayor¨ªa fuera de la l¨®gica de la producci¨®n de riqueza y empujan a muchos hacia actividades sumergidas. A ello hay que a?adir la existencia de enormes diferencias sociolaborales entre las comunidades aut¨®nomas. No es de extra?ar que, en los ¨²ltimos a?os, el incremento de la pobreza se haya concentrado entre los hogares cuyo ingreso principal proviene de una persona joven.
Las trabajadoras y los trabajadores m¨¢s j¨®venes precisan medidas que les ayuden a incorporar a sus competencias el leitmotiv de los modos de producci¨®n contempor¨¢neos, a saber, la flexibilidad entendida como elemento de la producci¨®n: flexibilidad tecnol¨®gicamente sustentada para dar respuesta a mercados flexibles caracterizados por una demanda tambi¨¦n flexible y cambiante. De la misma forma que la recuperaci¨®n econ¨®mica parece pasar por medidas que estimulen la diversificaci¨®n y la flexibilizaci¨®n de la producci¨®n de bienes y la prestaci¨®n de servicios, la superaci¨®n de la actual crisis de empleo entre las personas j¨®venes exige un incremento de la seguridad basada en la flexibilidad de las competencias que ostentan. Sin ello, cabe esperar un proceso de emigraci¨®n de fuerza de trabajo joven y altamente cualificada.
Las reformas laborales han atendido a la flexibilidad en la contrataci¨®n y en el despido. Son ahora urgentes medidas que atiendan a la flexibilidad en la producci¨®n y a la transferencia de conocimiento al sector productivo, facilitando as¨ª la incorporaci¨®n de iniciativas emprendedoras procedentes ¡ªentre otros¡ª del grupo social con mayor cualificaci¨®n en la historia de nuestro pa¨ªs: las mujeres j¨®venes.
Esteban S¨¢nchez Moreno es profesor de Sociolog¨ªa en la Universidad Complutense de Madrid
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