Eguiguren visita a Otegi en prisi¨®n
El 'lehendakari', Patxi L¨®pez, y el l¨ªder del PNV, I?igo Urkullu, han reclamado reiteradas veces su puesta en libertad
El pasado 6 de marzo, el presidente del PSE, Jes¨²s Eguiguren, visit¨® en la prisi¨®n de Logro?o al l¨ªder de la izquierda abertzale, Arnaldo Otegi, al que no ve¨ªa desde su detenci¨®n en octubre de 2009. Eguiguren, que regal¨® a Otegi un ejemplar de una edici¨®n de lujo de las Constituciones espa?olas, vio al l¨ªder abertzale plet¨®rico, con la expectativa puesta en las elecciones vascas de 2013. Sus ambiciones no son menores. ¡°Me conformo con sacar un voto por encima del PNV¡±, le dijo a Eguiguren, con quien mantiene una buena relaci¨®n personal desde el proceso de di¨¢logo de 2006.
Otegi no estaba agobiado por la inminente sentencia del Tribunal Supremo sobre el caso Bateragune, que afecta a su futuro. Tres semanas despu¨¦s, la deliberaci¨®n del alto tribunal, y, con ella, la decisi¨®n de poner o no en la calle a Otegi, ha quedado aplazada sine die por falta de consenso en el Supremo.
El lehendakari, Patxi L¨®pez, que ha estado informado de la visita de Eguiguren a Otegi, y el l¨ªder del PNV, I?igo Urkullu, han reclamado reiteradas veces su puesta en libertad. Ya ha pasado el tiempo suficiente como para saber que la apuesta de Otegi a favor de acabar con la violencia es seria. El propio auto de Bateragune, que recoge la acusaci¨®n contra Otegi, contiene expresiones cr¨ªticas de ETA hacia las posiciones del l¨ªder de la izquierda abertzale.
En estas condiciones, la permanencia de Otegi en prisi¨®n no contribuye, sino todo lo contrario, a consolidar el final de ETA. Como tampoco contribuye la decisi¨®n del Tribunal Constitucional, del pasado jueves, de amparar solo a tres de los 31 presos etarras que reclamaron la revisi¨®n de la doctrina Parot.
No parece que est¨¦ en juego el cese definitivo de ETA, que se presenta como irreversible, aunque han asomado rebrotes de kale borroka preocupantes y es verdad que crece la tensi¨®n de los sectores m¨¢s radicales de la izquierda abertzale, minoritarios, hacia los dirigentes que han trabajado por el final de ETA.
Pero lo que s¨ª puede suceder es que la derrota de ETA acabe convirti¨¦ndose en la victoria electoral de la izquierda abertzale, una vez que su apuesta por el fin de la violencia no se ve reconocida por las instituciones estatales con una aplicaci¨®n generosa de la ley, amparada por hist¨®ricos pactos pol¨ªticos unitarios como los de Ajuria Enea y Madrid. Los resultados de Bildu y Amaiur fueron un aviso y la serenidad con que Otegi sigue el caso Bateragune es otro.
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