El Rey pide perd¨®n para intentar poner freno a la crisis institucional
Gobierno y PSOE apoyan las disculpas y conf¨ªan en que se enfr¨ªen las cr¨ªticas Los asesores le narraron el rechazo social y le aconsejaron una respuesta clara
La historia cuenta que los reyes no piden perd¨®n. Como mucho, rectifican sin reconocerlo expresamente. Pero la historia, no solo la espa?ola, sino la de las monarqu¨ªas occidentales, dio ayer un salto inesperado en Madrid. Con mirada compungida, un tono de voz baj¨ªsimo, y una clara intenci¨®n de recuperar el favor perdido de la opini¨®n p¨²blica, el Rey de Espa?a rompi¨® en 11 palabras una de las tradiciones m¨¢s arraigadas en cualquier monarqu¨ªa: ¡°Lo siento, me he equivocado y no volver¨¢ a ocurrir¡±. No cit¨® la cacer¨ªa en Botsuana, no explic¨® m¨¢s, pero parece obvio que hablaba de eso.
Lo dijo ante una c¨¢mara de RTVE situada en la puerta de la habitaci¨®n del hospital USP San Jos¨¦, poco antes de abandonarlo tras ser dado de alta cuatro d¨ªas despu¨¦s de su operaci¨®n de la cadera. Su mensaje caus¨® inmediatamente una conmoci¨®n pol¨ªtica. El problema, hasta ayer silenciado oficialmente, estall¨®.
Detr¨¢s de esa breve frase est¨¢ el intento por minimizar el da?o de una crisis institucional sin precedentes causada por la decisi¨®n de don Juan Carlos ¡ªen una de las peores semanas de la crisis econ¨®mica¡ª de irse a cazar elefantes en un elitista safari en Botsuana con un coste de unos 40.000 euros. Una ca¨ªda le provoc¨® una ruptura de una cadera. Solo eso forz¨® que un viaje privado y secreto fuera conocido por todos los espa?oles 36 horas despu¨¦s de la ca¨ªda, cuando el Rey ya estaba en el hospital en Espa?a.
Ese esc¨¢ndalo se sumaba inmediatamente a todos los problemas de la Casa del Rey en los ¨²ltimos meses, en especial el caso Urdangarin, al que se a?ad¨ªa el accidente con una escopeta de su nieto mayor, Felipe Marichalar. La secuencia convert¨ªa el asunto en un c¨®ctel de mala imagen de complej¨ªsima gesti¨®n.
El Rey fue informado desde el primer momento de las reacciones que provocaba en la sociedad su viaje a un lujoso safari pagado por Mohamed Eyad Kayali, un empresario saud¨ª que suele representar a la casa real de este pa¨ªs, seg¨²n adelant¨® ayer El Mundo y confirm¨® este peri¨®dico.
Los principales responsables de la Casa del Rey mantuvieron a don Juan Carlos al corriente de todas las cr¨ªticas que estaba recibiendo. Ley¨® la prensa, escuch¨® la radio, vio la televisi¨®n. Le dieron un consejo claro: ten¨ªa que hacer algo para intentar recuperar su imagen, que durante los 36 a?os de reinado jam¨¢s hab¨ªa sufrido un deterioro tan r¨¢pido y tan profundo.
La estrategia la trazaron Rafael Spottorno, jefe de la Casa del Rey desde septiembre de 2011, y Javier Ayuso, responsable de comunicaci¨®n desde hace solo un mes y medio. Desde el lunes estaba muy claro que iba a decir algo, aunque no se sab¨ªa ni c¨®mo ni qu¨¦. Finalmente, no fue una explicaci¨®n, como se plante¨® inicialmente, sino una disculpa muy directa y muy breve: 4 segundos.
La pol¨ªtica ha vivido las ¨²ltimas horas con una enorme y creciente preocupaci¨®n. Mientras la pol¨¦mica crec¨ªa en la ciudadan¨ªa, los dos grandes partidos manten¨ªan una especie de pacto de silencio que poco a poco se iba rompiendo, especialmente del lado del PSOE.
El Gobierno y el PP han mantenido un silencio estricto, remiti¨¦ndose a los comunicados de La Zarzuela. El PSOE dijo sin decir: ¡°No comentamos la agenda privada del Rey, ni cuando nos gusta ni cuando no nos gusta¡±. Las cr¨ªticas directas solo llegaban desde algunos barones socialistas, desde la izquierda, algunos nacionalistas y sobre todo ERC.
Pero lo cierto es que tanto en el Gobierno como el PSOE hab¨ªa ¡ªy hay¡ª mucha preocupaci¨®n. Un problema de imagen del jefe del Estado, en plena crisis econ¨®mica, con la pol¨ªtica en horas bajas de valoraci¨®n, con tensiones nacionalistas crecientes, es el peor de los escenarios. As¨ª que muchos confiaban en que el Rey hiciera algo, aunque solo algunos ¡ªel lehendakari Patxi L¨®pez, por ejemplo¡ª se atrev¨ªan a reclamar que pidiera perd¨®n.
Desde el martes, se esperaba que el Rey reaccionara con esa petici¨®n de excusas. El Ejecutivo no quiere reconocer oficialmente que estaba informado previamente, y se limita a decir que la disculpa es una decisi¨®n del Rey que el Gobierno ¡°respeta¡±. Sin embargo, la noticia era m¨¢s que esperada en los c¨ªrculos del poder.
El PP se apresur¨® a enviar un comunicado en el que se?alaba que apoya a ¡°una monarqu¨ªa que est¨¢ en sinton¨ªa con lo que el pueblo espa?ol espera y necesita de ella¡±. El PSOE fue m¨¢s expl¨ªcito: ¡°El Rey ha hecho bien en disculparse¡±, se?alaron fuentes de este partido. Mientras, desde IU, Gaspar Llamazares agradeci¨® las disculpas, pero sentenci¨® que mejor ser¨ªa una rectificaci¨®n y una nueva pol¨ªtica de transparencia de la Casa del Rey.
M¨¢s respaldo pol¨ªtico lleg¨® desde M¨¦xico, donde Mariano Rajoy, sin referirse a la pol¨¦mica ¡ªno ha dicho nada estos d¨ªas¡ª reivindic¨® la trayectoria del Rey. ¡°Es el mejor embajador de Espa?a, es de justicia reconocer su m¨¦ritos y su dedicaci¨®n de tantos a?os al progreso de Espa?a y de los lazos que nos unen con la comunidad iberoamericana¡±. Rajoy fue criticado por no haber impedido, como presidente y por tanto responsable de los actos del Rey, el viaje a Botsuana.
Todas las fuentes consultadas del Gobierno y el PSOE conf¨ªan en que esta reacci¨®n in¨¦dita del Rey enfr¨ªe la pol¨¦mica. Pero nadie da ni mucho menos por resuelta la crisis. Ahora queda mucho trabajo por hacer. Para empezar, dar mayor transparencia a los actos de la familia, como corresponde a una monarqu¨ªa y un pa¨ªs del siglo XXI. Pero sobre todo para enfrentarse al esc¨¢ndalo del caso Urdangarin, en el que ahora aparecen correos electr¨®nicos que hablan de gestiones del propio Rey a favor de su yerno.
Don Juan Carlos marcar¨¢ un perfil bajo en las pr¨®ximas semanas, mientras el Pr¨ªncipe Felipe ocupar¨¢ el primer plano, aunque nadie se plantea en este momento la abdicaci¨®n. En su breve alocuci¨®n, el Rey dej¨® claro que est¨¢ deseando volver al trabajo. El viernes mantendr¨¢ su despacho semanal con Rajoy para dar sensaci¨®n de normalidad. Los protagonistas de esta crisis saben que en este momento hay cualquier cosa menos normalidad. Pero todos conf¨ªan en que estas disculpas sirvan al menos para intentar recuperarla en el futuro.
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