El peor trofeo de caza
Los ciudadanos han admitido todos los sacrificios que se les imponen pr¨¢cticamente sin rechistar, pero una cosa es aceptar sacrificios posibles y otra aceptar ser tratados como ni?os
Los enormes esfuerzos que est¨¢ haciendo la ciudadan¨ªa espa?ola, desde el aumento de impuestos y los recortes trascendentes en servicios sociales y derechos laborales hasta la bajada generalizada de los salarios, no servir¨¢n de nada si Alemania no acepta, de una vez, completar el dise?o de la moneda ¨²nica y permite que se pongan en marcha pol¨ªticas de est¨ªmulo econ¨®mico que ayuden a los pa¨ªses m¨¢s afectados por la crisis, de manera que los recortes sean compatibles con la recuperaci¨®n de un cierto nivel de crecimiento.
?Esta es la realidad. As¨ª que la pregunta que deber¨ªamos estar haci¨¦ndonos es: ?hasta cu¨¢ndo tendremos que soportar que Alemania se comporte como si la Uni¨®n Europea fuera un organismo m¨¢s de sus propias instituciones, donde su Gobierno dispone y dictamina, y no una instituci¨®n plurinacional, en la que acept¨® compartir su soberan¨ªa, a cambio de las enormes ventajas que ha venido obteniendo desde su creaci¨®n? ?Hasta cu¨¢ndo tantos pa¨ªses de la Uni¨®n tendremos que hacer depender nuestro futuro de las elecciones alemanas y de un posible cambio de orientaci¨®n que, quiz¨¢, llegue cuando ya estemos medio muertos?
El Gobierno de la se?ora Merkel tiene derecho a pedir que los pa¨ªses que han rebasado niveles soportables de d¨¦ficit realicen los esfuerzos necesarios para devolverlos a cifras manejables. Pero eso es lo que inici¨® el Gobierno socialista de Rodr¨ªguez Zapatero y lo que, todav¨ªa con m¨¢s obediencia, est¨¢ haciendo el Gobierno conservador de Rajoy. Los ciudadanos han ido admitiendo todos los sacrificios que se les imponen pr¨¢cticamente sin rechistar, pero una cosa es aceptar sacrificios posibles y otra aceptar ser tratados como ni?os, a los que hay que administrar un castigo ejemplar para que no vuelvan a las andadas.
?Hasta cuando se puede soportar que Alemania act¨²e como si la UE fuera una institucion en la que dispone y ordena?
No somos ni?os ni est¨²pidos. Somos ciudadanos europeos conscientes de nuestras obligaciones y derechos, ciudadanos de un pa¨ªs que no es un desecho ni un desperdicio de la historia. Un pa¨ªs que ha trabajado formidablemente y que, con errores y cosas muy mal hechas, ha sido tambi¨¦n capaz de salir sin violencia de una dictadura de 40 a?os, que ha mejorado la vida de sus pueblos y ciudades, y que ha creado un sistema de salud p¨²blica y de educaci¨®n muy aceptables. Padecemos los muchos errores cometidos por nuestros propios pol¨ªticos, por nuestros empresarios y sindicatos y por nuestro sistema financiero, y no le echamos la culpa a la UE por ellos. Pero la Uni¨®n tiene la obligaci¨®n de acompa?ar nuestro esfuerzo, algo que no est¨¢ haciendo, manejada a su antojo por el Gobierno alem¨¢n y con una Comisi¨®n incapaz de defender su funci¨®n.
Los pol¨ªticos espa?oles no son los ¨²nicos que deben decir la verdad a sus ciudadanos. Los alemanes, tambi¨¦n. Decirles, por ejemplo, lo que reconocen todos los organismos internacionales del mundo: que Alemania es el pa¨ªs que m¨¢s se ha beneficiado, con diferencia, no solo de la misma creaci¨®n de la UE, sino de la creaci¨®n de la moneda ¨²nica. El mism¨ªsimo Banco Central Europeo estima que ha sido el euro lo que ha permitido que Alemania ganara esa competitividad de la que tan orgullosa se muestra.
Si no hubiera existido el euro, en las actuales circunstancias los dem¨¢s pa¨ªses hubi¨¦ramos devaluado nuestras monedas y convertido el marco en una divisa tan fuerte que hubiera perjudicado sus exportaciones. Si los alemanes hubieran tenido que hacer frente a la crisis de 2008-2009 con el marco (que sigue a?orando un desinformado 50% de su poblaci¨®n), su competitividad hubiera sufrido una buena embestida. ¡°El euro ha sido bueno, muy bueno para Alemania. Mucho m¨¢s que para otros miembros de la eurozona¡±, explica el analista brit¨¢nico Floyd Norris. Los dem¨¢s pa¨ªses hubi¨¦ramos necesitado que se completara el proceso de la uni¨®n monetaria, que ha permanecido sin cerrar simplemente porque Alemania no ten¨ªa prisa alguna.
La canciller Angela Merkel no caza elefantes, pero est¨¢ a punto de cazar a toda una generaci¨®n de espa?oles y en convertirlos en un trofeo mucho m¨¢s peligroso que unos colmillos de marfil. Y sin que nadie aqu¨ª levante la voz. solg@elpais.es
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