Horas dif¨ªciles para la Monarqu¨ªa
Tras la pol¨¦mica por el viaje a Botsuana, el Rey pidi¨® perd¨®n e hizo prop¨®sito de enmienda Ahora, en un entorno de crisis, llega para Don Juan Carlos el mayor reto: retomar la iniciativa Este es el retrato pol¨ªtico de su situaci¨®n
Se prepar¨® toda la vida para ser Rey, pero no para pedir perd¨®n. Los reyes no se excusan, no dan explicaciones, no se justifican, no prometen enmendarse. Si sucede, es que algo muy grave est¨¢ pasando, una crisis de proporciones desconocidas. Estos d¨ªas, antes y despu¨¦s del impacto de las im¨¢genes del Rey con la cabeza gacha reclamando a los espa?oles que le den otra oportunidad, prometiendo que no volver¨¢ a equivocarse, en todos los despachos del poder pol¨ªtico y empresarial, las preguntas se repiten: ?Estamos ante el ocaso de don Juan Carlos? ?Superar¨¢ la Monarqu¨ªa esta crisis? ?Ha llegado el momento de pensar en una abdicaci¨®n?
La de don Juan Carlos ha sido una vida acelerada, llena de sorpresas y momentos cumbre en los que todo pod¨ªa salir fatal. En un pa¨ªs con dos rep¨²blicas a sus espaldas, con un partido centenario como el PSOE de tradici¨®n republicana, con una izquierda y unos nacionalistas declaradamente antimon¨¢rquicos y una parte importante de la derecha que nunca quiso la Monarqu¨ªa y mucho menos a este Rey, la tranquilidad estaba descartada. Pero nadie en su entorno, y mucho menos ¨¦l mismo, pens¨® nunca que la crisis de credibilidad llegar¨ªa tan lejos precisamente en el momento m¨¢s dif¨ªcil, en el que sus 74 a?os, 36 de ellos como Rey, sus problemas de salud y sus dificultades de movimientos hac¨ªan que muchos, siempre en sordina, siempre en los cen¨¢culos del poder en Madrid, hablaran ya de la sucesi¨®n.
El Rey, se?alan los que le conocen, se qued¨® muy impactado al comprobar la profunda indignaci¨®n que hab¨ªa causado una noticia que nunca se pens¨® como tal. Como en otras muchas ocasiones, hab¨ªa preparado un viaje privado destinado a ser absolutamente secreto. Como otras veces ¡ªla fotograf¨ªa que se ha publicado en una cacer¨ªa y que ha rematado el esc¨¢ndalo es de 2006¡ª se hab¨ªa organizado para ¨¦l una cacer¨ªa de elefantes en Botsuana. Otras veces fueron b¨²falos, otras osos en Ruman¨ªa. Siempre en secreto, invitado por alg¨²n empresario, espa?oles y extranjeros. Todo con la opacidad que ha caracterizado el mundo que le rodea. Pero esta vez, adem¨¢s, en la peor semana de la prima riesgo espa?ola, mientras el Gobierno anunciaba recortes duros en educaci¨®n y sanidad.
El Gobierno de Mariano Rajoy, una vez m¨¢s, como antes el de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, hab¨ªa mirado para otro lado, como si no fuera asunto suyo. Mientras sea secreto, no hay problema, se pensaba. Rajoy, que conoc¨ªa el viaje, no se anim¨® a frenarlo, si es que en alg¨²n momento pens¨® que deb¨ªa hacerlo. Decirle no a un Rey no es plato de buen gusto. Solo Adolfo Su¨¢rez, Felipe Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar lo hicieron algunas veces. Y con conflictos serios, porque don Juan Carlos, como cualquier Rey, no es un hombre acostumbrado a recibir negativas.
La conclusi¨®n se perfil¨® hasta llegar a una idea: ¡°O pide perd¨®n, o est¨¢ muerto pol¨ªticamente¡±. Y lo hizo
Algunos pol¨ªticos de ambos partidos consultados se?alan que con Zapatero primero y ahora con Rajoy se ha perdido mucha formalidad en las relaciones entre el Gobierno y la Casa del Rey. En teor¨ªa, el Ejecutivo debe controlar y dirigir todo lo que hace y dice el Rey. Pero en la pr¨¢ctica ese control se ha relajado con los a?os, sobre todo en lo que se refiere a sus viajes privados y relaciones con millonarios de todo tipo, por lo que algunas de las cr¨ªticas plantean ahora que Rajoy debe recuperar el mando. Algunos dirigentes se?alan que el presidente est¨¢ ¡°preocupado y ocupado¡± y sin duda tratar¨¢ a partir de ahora de estar mucho m¨¢s encima. Se?alan que a eso se refer¨ªa el presidente cuando dijo el jueves a los periodistas, en un avi¨®n entre M¨¦xico y Colombia, ante una pregunta sobre el perd¨®n del Rey: ¡°Las cosas van a ir bien en el futuro¡±. La Casa del Rey se muestra dispuesta a mejorar la comunicaci¨®n con el Gobierno.
Lo cierto es que todo se ha aliado para formar la tormenta perfecta. El Rey se rompi¨® la cadera en la cacer¨ªa. La Zarzuela dud¨® durante 36 horas en los que todo se mantuvo en un secreto impensable en cualquier otra instituci¨®n. ?Qu¨¦ hacer? ?C¨®mo explicar lo inexplicable? Alguien incluso plante¨® contar oficialmente que se hab¨ªa ca¨ªdo en Madrid. Un riesgo enorme: si se desvelaba al viaje, al esc¨¢ndalo se sumaba la mentira. Se descart¨®. Al final, cuando don Juan Carlos ya estaba en un hospital espa?ol preparado para ser intervenido, se intent¨® una voladura controlada del esc¨¢ndalo, al estilo tradicional. Un d¨ªa y medio despu¨¦s. Pero fue imposible.
10 meses convulsos
? 3 de junio de 2011. El Rey sufre una operaci¨®n en su rodilla derecha. Zarzuela reconoce que tiene problemas de locomoci¨®n.
? 4 de septiembre de 2011. El Rey es intervenido del tend¨®n de Aquiles de su pie izquierdo. La operaci¨®n se practica de madrugada. La prensa fue informada a posteriori.
? 26 de Octubre de 2011. Por primera vez, el rey suspende en valoraci¨®n en una encuesta del CIS. Obtuvo un 4,89.
?7 de noviembre de 2011. Anticorrupci¨®n registra la sede de Noos en Barcelona, sociedad en la que I?aki Urdangar¨ªn fue presidente.
? 12 de diciembre. La Casa del Rey aparta a Urdangar¨ªn de las actividades oficiales.
? 24 de diciembre. En su discurso navide?o, el Rey dice que "todos somos iguales ante la ley" en alusi¨®n a la investigaci¨®n sobre las actividades de su yerno.
? 27 de diciembre. El Parlamento en pie recibe al Rey con un caluroso aplauso que dur¨® dos minutos en la sesi¨®n de apertura de la X legislatura.
? 28 de diciembre. Zarzuela decide hacer p¨²blicas las cuentas de la Casa del Rey.
? 29 de diciembre. El juez levanta el secreto del sumario de la operaci¨®n Babel e imputa a I?aki Urdangar¨ªn.
? 25 de febrero. I?aki Urdangar¨ªn comparece en los juzgados de Palma para prestar declaraci¨®n.
? 20 de marzo. El Rey convoca en Zarzuela a los principales empresarios espa?oles y les pide que "arrimen el hombro"
? 14 de abril. El Rey es operado de una fractura en la cadera tras sufrir una ca¨ªda durante un viaje a Botsuana.
Se hizo p¨²blico el viaje sin muchos detalles, pero los suficientes ¡ªcaza, Botsuana, elefantes¡ª y la prensa at¨® r¨¢pidamente cabos: safari elitista, escapada en la peor semana para la prima de riesgo, poco despu¨¦s de haber dicho que el paro juvenil le quitaba el sue?o y pedir a los empresarios que arrimaran el hombro. Desde ese momento, el Rey ha podido comprobar la magnitud de la crisis institucional a la que se enfrenta. Ha le¨ªdo prensa, ha visto la televisi¨®n, ha escuchado la radio. Pese al evidente respaldo tanto del Gobierno y el PP como del PSOE, al menos de la direcci¨®n del PSOE, el esc¨¢ndalo crec¨ªa a cada hora, alentado por los detalles que iban narrando los medios de comunicaci¨®n y un fen¨®meno con el que la Monarqu¨ªa, acostumbrada a resolver las crisis en despachos, no contaba: las redes sociales.
Don Juan Carlos y sus asesores comprobaron con estupor c¨®mo se romp¨ªa definitivamente el tab¨² de los viajes, las amistades y la vida privada del Rey, que resisti¨® durante 36 a?os de reinado, para sorpresa de muchos observadores extranjeros, acostumbrados a que la prensa amarilla despelleje a sus monarcas. Durante cinco eternos d¨ªas de crisis, el Rey lleg¨® a una conclusi¨®n muy clara, empujado por sus asesores: o hac¨ªa algo muy radical para intentar recuperar el prestigio y el afecto de la ciudadan¨ªa, sobre todo la que no es mon¨¢rquica pero respeta su figura por sus m¨¦ritos durante la Transici¨®n, o pod¨ªa estar frente al final de su carrera. La conclusi¨®n se perfil¨® hasta llegar a una idea: ¡°O pide perd¨®n, o est¨¢ muerto pol¨ªticamente¡±. Y lo hizo: ¡°Lo siento mucho, me he equivocado y no volver¨¢ a ocurrir¡±. Una petici¨®n de disculpas n¨ªtida, que no ha dejado a nadie indiferente, y que ha permitido al PP y al PSOE salir de nuevo en su apoyo sin matices.
En una Espa?a en la que ya parecen rotos todos los pactos t¨¢citos, en la que se habla de casi todo, el Rey sigue siendo, para la pol¨ªtica y el empresariado, para el poder, una figura casi intocable. Como demuestra el hecho de que todos los consultados para este art¨ªculo ¡ªpol¨ªticos del Gobierno y la oposici¨®n, empresarios¡ª hayan pedido el anonimato para analizar la situaci¨®n de fondo. Algunos han rechazado ese an¨¢lisis incluso bajo la condici¨®n de anonimato, porque entienden que eso podr¨ªa perjudicar de alguna manera al Rey. ¡°He jurado mi cargo con lealtad al Rey, y eso incluye no criticarle de ninguna manera, ni siquiera off the record¡±, se?alaba un miembro del Ejecutivo.
En los c¨ªrculos de poder se?alan que el Rey ya no est¨¢ tan pendiente de la actualidad como antes, pero no quiere abdicar
La preocupaci¨®n est¨¢ creciendo. Todas las alarmas saltaron en octubre de 2011, cuando el CIS detect¨® que, por primera vez en la historia, la Monarqu¨ªa suspend¨ªa en valoraci¨®n ciudadana, con un 4,89 sobre 10. Las encuestas de Metroscopia detectan adem¨¢s algo m¨¢s profundo: los j¨®venes por debajo de 35 a?os, que no vivieron la Transici¨®n ni el golpe de Estado, no comprenden la utilidad de la Monarqu¨ªa.
Si en 1996 apostaban por ella el 66% de los encuestados frente a un 13% de republicanos, en 2011, ha pasado a un 49% a 37%, siempre a favor de la Monarqu¨ªa. Entre los menores de 35 a?os hay un empate a 45%.
Pero lo m¨¢s preocupante para los pol¨ªticos es que encuestas recientes que se manejan estos d¨ªas en los despachos indican que el deterioro de don Juan Carlos e incluso de rebote del Pr¨ªncipe ¡ªaunque menos¡ª es muy importante y que en los menores de 35 a?os, la rep¨²blica ya supera claramente a la Monarqu¨ªa como preferencia, por primera vez desde 1978.
?Qu¨¦ hacer? La Zarzuela habla de mucha mayor transparencia, algunos de cambio de rumbo. Esto es, no m¨¢s cacer¨ªas en plena crisis, no m¨¢s silencio sobre las cuentas y los regalos del Rey. Se?alan que ya empezaron esos cambios el a?o pasado al publicar, por primera vez, c¨®mo repart¨ªa el Rey las asignaciones entre los miembros de su familia.
El nombramiento hace ocho meses de un nuevo jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, y hace mes y medio de un nuevo responsable de comunicaci¨®n, Javier Ayuso, respalda esa idea de la renovaci¨®n. Ambos tienen por delante un reto dif¨ªcil: adaptar una instituci¨®n por definici¨®n arcaica y reservada al mundo abierto e hipercr¨ªtico de siglo XXI. Se plantean, de momento, una gran reforma de la web para dar mucha m¨¢s informaci¨®n de todo lo que sucede en esa casa.
¡°Que se debilite su figura es malo para la empresa espa?ola, que le pide que interceda en el exterior¡±, apunta un empresario
El Gobierno, en privado, tambi¨¦n se?ala que est¨¢ dispuesto a cambiar cosas. Pero a la hora de la concreci¨®n no hay nada claro. La vicepresidenta, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa ha dejado clar¨ªsimo, antes y despu¨¦s del esc¨¢ndalo, que la Casa del Rey queda excluida de la ley de transparencia porque no es una administraci¨®n p¨²blica.
Tampoco parece claro si el Gobierno est¨¢ dispuesto a dar mucha m¨¢s formalidad y transparencia a sus relaciones con la Casa del Rey. 33 a?os despu¨¦s de aprobar la Constituci¨®n, a¨²n est¨¢ pendiente la ley org¨¢nica que prev¨¦ para regular la jefatura del Estado, que deber¨ªa precisar entre otras cosas las labores del Pr¨ªncipe en una circunstancia como la actual, cuando su padre est¨¢ de baja. El Rey es inimputable, pero Don Felipe ni siquiera es aforado, nada regula sus funciones. Tampoco se ha abordado la reforma constitucional para eliminar la prevalencia de la mujer en la sucesi¨®n. Si el Pr¨ªncipe tuviera un hijo var¨®n, esta norma impedir¨ªa en su d¨ªa reinar a do?a Leonor, su hija mayor. PSOE y PP no se animaron a sacar adelante la reforma por el temor de que se reabriera precisamente el debate sobre la Monarqu¨ªa.
Lo que m¨¢s preocupa ahora es la figura de don Juan Carlos. El Rey siempre ha presumido de olfato pol¨ªtico. Y todos los que le conocen insisten en que lo ten¨ªa, y muy desarrollado. Se cuenta la an¨¦cdota de que ¨¦l, con su conocida simpat¨ªa burlona, dec¨ªa a veces a los ¨ªntimos: ¡°Yo de aqu¨ª (se?alando a la cabeza), no mucho, pero de aqu¨ª (se?alando a la nariz) mucho¡±. Por eso ha sorprendido la falta de olfato y empat¨ªa con una sociedad en crisis que demostr¨® con su viaje.
En los c¨ªrculos de poder se maneja una hip¨®tesis muy extendida. Se?alan que el Rey ya no est¨¢ tan pendiente de los asuntos de actualidad como antes. Que est¨¢ cansado. Dicen que le afect¨® mucho la operaci¨®n para extirparle un tumor en el pulm¨®n en mayo de 2010. Finalmente, los m¨¦dicos concluyeron que no ten¨ªa c¨¢ncer. Pero el susto fue enorme. Y desde entonces, su actitud ante la vida ha cambiado mucho, se?alan distintos dirigentes. Ya no est¨¢ encima de las cosas, parece incluso cansado de reinar, algo aparentemente impensable. Incluso se le ha escuchado decir, ante alguna reclamaci¨®n especial, que ya no se le pueden pedir tantas gestiones como antes, que no puede acudir a tantos actos. Su ausencia en la final del Mundial de f¨²tbol de Sud¨¢frica, donde le sustituy¨® el Pr¨ªncipe, fue muy comentada. ?l insiste en reclamar su derecho a vivir m¨¢s intensamente su ocio en los ¨²ltimos a?os de su vida.
]A partir de ahora, y por primera vez en sus 74 a?os, estar¨¢ sometido a una aut¨¦ntica vigilancia de la sociedad
Pero el Rey, eso lo tienen clar¨ªsimo todos los consultados, no quiere abdicar. No cree en esa soluci¨®n. De hecho, en las brev¨ªsimas palabras que pronunci¨® el mi¨¦rcoles incluy¨® un mensaje claro para todos los que especulan con la abdicaci¨®n: ¡°Me encuentro muy bien y estoy deseando volver a mis obligaciones¡±. El viernes, para rematar con gestos ese mensaje, despach¨® con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Como si nada hubiera pasado. Eso s¨ª, no hubo foto.
El relevo, sin embargo, lleva mucho tiempo en preparaci¨®n. Incluso los que ven razonable la abdicaci¨®n saben que es pr¨¢cticamente imposible, porque el Rey no quiere. La mayor¨ªa, adem¨¢s, no la considera oportuna. ¡°Si llega la abdicaci¨®n, ser¨¢ por razones naturales [esto es, por una incapacidad muy clara] y desde luego en ning¨²n caso como reacci¨®n a un esc¨¢ndalo, ni por presi¨®n externa. Si no fuera as¨ª esa abdicaci¨®n contaminar¨ªa el reinado de Felipe¡±, se?ala un dirigente del PP.
Sin embargo, y para preparar ese momento, el Pr¨ªncipe lleva mucho tiempo trabajando todos los c¨ªrculos pol¨ªticos y econ¨®micos espa?oles e internacionales, acudiendo a las tomas de posesi¨®n de todos los presidentes latinoamericanos. De hecho, otra de las grandes preocupaciones que esta crisis ha devuelto al primer nivel es que el Rey est¨¢ perdiendo, poco a poco, esa gran influencia en Am¨¦rica Latina que ten¨ªa, que superaba a la de cualquier Gobierno.
Varios dirigentes clave de la ¨¦poca de Aznar recuerdan el enfado monumental entre el presidente y Don Juan Carlos porque ¨¦ste quer¨ªa viajar a la Cuba de Castro para restaurar las relaciones y el jefe del Gobierno no le dej¨®. Ahora, una nueva generaci¨®n de dirigentes parece estar perdiendo el respeto al Rey. Incidentes como el ¡°?Por qu¨¦ no te callas!¡± a Ch¨¢vez fueron muy populares en Espa?a, pero lejos de aumentar, disminuyeron su influencia en una clase dirigente latinoamericana cada vez m¨¢s alejada de la madre patria. La burla de Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner sobre la similitud entre la curva de la producci¨®n de petr¨®leo en Argentina y la trompa de un elefante han puesto en evidencia esa realidad. Las cumbres iberoamericanas, antes grandes momentos para el Rey, han ido perdiendo peso. El caso de la expropiaci¨®n de Repsol, donde la mediaci¨®n del Rey, que existi¨®, ha sido infructuosa, tambi¨¦n remata esa imagen. El monarca estaba en Botsuana precisamente cuando se estaba terminando de tomar esa decisi¨®n.
Mientras se trabaja a la nueva generaci¨®n de l¨ªderes latinoamericanos, don Felipe busca la cercan¨ªa de todos los pol¨ªticos espa?oles, sobre todo los de su generaci¨®n y las siguientes. Los que mandar¨¢n cuando ¨¦l sea Rey. Al heredero le preocupan especialmente los j¨®venes. Sabe que su padre logr¨® su legitimidad entre los espa?oles no tanto del pacto constitucional que sancion¨® la Monarqu¨ªa, sino sobre todo de su tarea durante la transici¨®n y, especialmente, el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Y ¨¦l tendr¨¢ que gan¨¢rsela de otra manera, o al menos intentarlo.
El Pr¨ªncipe, como antes hizo el padre, cuida especialmente a los no mon¨¢rquicos, algo que indigna a la derecha extrema, que considera a los Borb¨®n demasiado cercanos a los socialistas. Todos los pol¨ªticos consultados, tambi¨¦n los del PP, asumen que la clave para que la Monarqu¨ªa aguante es que el PSOE mantenga su apoyo incondicional. Solo eso frena, se?alan, que el debate Monarqu¨ªa-rep¨²blica se instale definitivamente en la sociedad. Don Felipe est¨¢ informad¨ªsimo de todos los movimientos pro-rep¨²blica, sabe qu¨¦ pueblos gobierna Izquierda Unida, conoce a sus dirigentes, y siempre quiere saber hacia d¨®nde va el PSOE en este asunto. Es muy distinto de su padre, se?alan quienes le conocen. Muy profesional, respetuoso, atento, pero nada campechano.
Aunque la verdadera inquietud del Gobierno y del PP estos d¨ªas no eran las grietas en la izquierda, sino precisamente entre los mon¨¢rquicos y la derecha moderada. El art¨ªculo en El Confidencial de Jos¨¦ Antonio Zarzalejos, exdirector de Abc, en el que planteaba que el Rey estaba tirando por la borda todo el apoyo que se le ha dado y apostaba ya por don Felipe, caus¨® un gran impacto en el Ejecutivo y el PP.
La sucesi¨®n no es, en cualquier caso, la principal preocupaci¨®n. El Pr¨ªncipe ha conseguido, en el peor momento, mantener su imagen. El problema es la crisis institucional, que est¨¢ lejos de ser resuelta, admiten pr¨¢cticamente todos los consultados. El problema de fondo es que el viaje a Botsuana ha sido solo el final de un largo proceso de deterioro de la imagen de la Monarqu¨ªa y del monarca. Ha sido el elefante que colma el vaso, ironizan algunos, pero la verdadera gota malaya que machaca cada d¨ªa a son Juan Carlos y a la Monarqu¨ªa es el caso Urdangarin.
Asociar a la Familia Real con uno de los casos de corrupci¨®n m¨¢s conocidos de Espa?a es algo mucho m¨¢s grave que una cacer¨ªa. Justo en el peor momento de la crisis, mientras el Rey estaba ingresado en el hospital, se publicaron unos correos electr¨®nicos de I?aki Urdangarin que indicar¨ªan que el propio Don Juan Carlos, mucho despu¨¦s de pedir ¡ªeso es lo que se cont¨®¡ª a su yerno que abandonara sus negocios privados, hizo gestiones ante el presidente valenciano, Francisco Camps para favorecer al marido de su hija Cristina.
El problema, y a nadie se le escapa en los c¨ªrculos del poder, es que ese asunto puede agravarse, porque el exsocio de Urdangar¨ªn, Diego Torres, enfrentado abiertamente con ¨¦l, parece dispuesto a hacer p¨²blica toda la informaci¨®n de que dispone y amenaza con salpicar a¨²n m¨¢s a don Juan Carlos en un caso del que ha intentado alejarse separando incluso a su hija Cristina de la familia, hasta el punto de que no ha ido a visitarle al hospital. Un cortafuegos importante, rematado por el discurso de Navidad ¡ª¡°la Justicia es igual para todos, las personas con responsabilidad p¨²blica debemos observar un comportamiento adecuado, ejemplar¡±¡ª en el que claramente se alejaba definitivamente de Urdangarin. Entonces, la pol¨ªtica apoy¨® al Rey y trat¨® de separarlo del caso. Si ahora su nombre queda asociado al esc¨¢ndalo, el da?o puede ser mucho mayor.
Un empresario lo expresa con claridad: ¡°Curiosamente, la magnitud de la pol¨¦mica del elefante ha tapado el bosque del caso Urdangar¨ªn. Eso unido a su simpat¨ªa y tremenda popularidad le ha permitido salir del atolladero y seguir adelante como si no hubiera pasado nada, cuando posiblemente ser¨ªa el momento de pensar en otras cosas, como la sucesi¨®n¡±.
El Rey sigue suponiendo un enorme capital pol¨ªtico para Espa?a. No solo por su experiencia, sino sobre todo por sus contactos, labrados en casi 40 a?os de relaciones internacionales. Y por sus v¨ªnculos con monarqu¨ªas que, al contrario que la suya, s¨ª gobiernan y controlan los negocios de pa¨ªses clave, especialmente los ¨¢rabes. Su papel ha sido fundamental en el estrat¨¦gico contrato que un grupo de empresas espa?olas acaba de cerrar para construir el AVE Medina-La Meca, donde su influencia y la del Gobierno espa?ol compet¨ªan con la de Nicolas Sarkozy. Son cuestiones que no llegan al gran p¨²blico, pero que en el mundo del poder son bien conocidas.
El presidente de una gran compa?¨ªa recuerda que ¡°los grandes empresarios, sobre todo, le suelen pedir que interceda para allanar la expansi¨®n en el exterior o el camino para la consecuci¨®n de contratos. Por tanto, que se debilite la figura es malo para la empresa espa?ola. Es evidente que este incidente ha abierto un boquete, aunque no creo que afecte a su credibilidad, sobre todo despu¨¦s de pedir disculpas, algo nada normal¡±. Otro se?ala que quiz¨¢s debiera ¡°explicarse m¨¢s¡± las gestiones que hace para que las valore la ciudadan¨ªa. Varios de los consultados est¨¢n muy preocupados por la posibilidad de que el Rey se desprestigie y deje de funcionar como un mecanismo para abrir puertas empresariales. Todos citan el reciente contrato del AVE en Arabia Saud¨ª como un ejemplo claro, tanto que algunos se?alan que fue a la cacer¨ªa precisamente como gesto hacia quien facilit¨® el contrato. Y algunos est¨¢n muy molestos:
¡°Despu¨¦s de decir que no dorm¨ªa pensando en el alto desempleo juvenil y de haberse reunido con los principales empresarios del pa¨ªs pidi¨¦ndoles que se esforzaran por crear empleo y por la internacionalizaci¨®n de su actividad, se descubre esta faceta del safari que le deja muy mal¡±, enfatiza otro.
Lo que m¨¢s preocupa a los pol¨ªticos, aunque tambi¨¦n a los empresarios, es el momento en el que ha llegado este esc¨¢ndalo. En plena crisis econ¨®mica, con la pol¨ªtica bajo m¨ªnimos, y el problema territorial, el de siempre, lejos de estar resuelto. La deriva soberanista de Converg¨¦ncia en Catalu?a y la posibilidad de que en Pa¨ªs Vasco haya una mayor¨ªa de PNV y Bildu en 2013 est¨¢n ah¨ª, fuera del primer plano porque la crisis econ¨®mica lo ocupa todo, pero inamovibles.
El Pr¨ªncipe, que durante estas semanas de baja m¨¦dica sustituir¨¢ al Rey en actos oficiales, comprobar¨¢ en breve en primera persona esas dificultades. La final de la Copa del Rey se juega el 25 de mayo, y casi con seguridad entregar¨¢ ¨¦l el trofeo. De nuevo, el partido es entre el Barcelona y el Athletic de Bilbao, los dos equipos en cuyas aficiones tienen m¨¢s fuerza los independentistas. La pitada al himno nacional y al propio Pr¨ªncipe est¨¢ descontada, pero esta vez se analizar¨¢ a¨²n con m¨¢s detalle.
Otros pol¨ªticos introducen esta pol¨¦mica en la sensaci¨®n generalizada de crisis que se ha instalado en Espa?a. ¡°Se puede hablar de fin de ciclo, incluso de fin de r¨¦gimen. Y esto lo apuntala. Se ha hablado mucho del aplauso que recibi¨® el Rey cuando inaugur¨® las Cortes el 27 de diciembre. En realidad, si lo pensamos bien, nos est¨¢bamos aplaudiendo a nosotros mismos, a las instituciones que surgieron de la Transici¨®n, a la pol¨ªtica, al r¨¦gimen establecido, del que el Rey es la pieza maestra. Es el Rey que representa el gran pacto de Espa?a, el de no mirar atr¨¢s, porque ¨¦l mismo jur¨® las leyes del franquismo y luego la Constituci¨®n sin que se le pidieran cuentas¡±, se?ala un veterano diputado.
¡°El problema es el cambio social. Si hace 15 a?os te dicen que se va a abrir una crisis institucional en Espa?a porque el Rey de ha ido a cazar elefantes a Botsuana no te lo crees. Lo ha hecho toda la vida. Siempre ha tenido relaciones con empresarios no muy recomendables. Todos recordamos muchas ocasiones en las que no era f¨¢cil saber d¨®nde estaba el Rey. ?l no ha cambiado tanto, aunque est¨¦ mayor y pueda tener menos tino. Lo que ha cambiado es la sociedad, que ahora escruta cada paso y machaca a todos los poderosos¡±, apuntala otro.
¡°Esto es como la marcha verde en 1975. Cuando se percibe que un pa¨ªs est¨¢ d¨¦bil, todo se te viene en contra. Es evidente que el Rey est¨¢ perdiendo imagen no solo en Espa?a, tambi¨¦n fuera. Y eso va a perjudicar a nuestras empresas. El Rey siempre ha estado muy vinculado a todas las grandes operaciones econ¨®micas, sobre todo energ¨¦ticas, no hay m¨¢s que seguir sus viajes y ver el porcentaje de pa¨ªses petroleros o gas¨ªsticos que visita. La crisis es de fondo, afecta a muchas m¨¢s cosas de las que parece, y deber¨ªan hacer todo lo posible por resolverla pronto¡±, se?ala otro destacado dirigente.
La clave, a partir de ahora, est¨¢ en ese ¡°no volver¨¢ a ocurrir¡±. Se ha abierto la veda, y el Rey va a ser mirado con lupa como nunca lo ha estado. Algunos incluso piensan que puede ser un error esa promesa, porque no habr¨¢ un segundo perd¨®n. Y el Rey, en los ¨²ltimos meses, ha cometido bastantes tropiezos de imagen, como mandar callar a la Reina o enfadarse con los periodistas a los que acus¨® de exagerar con su salud. ¡°Lo que os gusta es matarme y ponerme un pino en la tripa¡±, les lleg¨® a decir.
El Rey es consciente, se?alan los que le conocen, de la gravedad de la situaci¨®n. Y tiene ese prop¨®sito de enmienda. Se dejar¨¢ aconsejar, se analizar¨¢ con mucho m¨¢s detalle todo lo que hace, aunque tampoco piensa renunciar a su vida privada. Pero en cualquier caso ahora sabe que el pacto de silencio de la Transici¨®n ha quedado definitivamente roto. Si no en la alta pol¨ªtica, s¨ª en la sociedad. Y ya no va a volver.
Por eso algunos conf¨ªan en que el perd¨®n del mi¨¦rcoles indique que ha recuperado ese conocido olfato del que hac¨ªa gala. Porque a partir de ahora, y por primera vez en sus 74 a?os de vida, est¨¢ sometido a una aut¨¦ntica vigilancia de la sociedad. Un Rey que atraviesa sus horas m¨¢s bajas y por primera vez en su vida, bajo examen en todas las facetas. Una situaci¨®n de dif¨ªcil gesti¨®n.
Al analizar la petici¨®n de excusas, algunos han recordado que el precedente m¨¢s parecido ¡ªno igual, porque no ped¨ªa perd¨®n¡ª fue el de Alfonso XIII. En una carta publicada en el diario Abc tras la proclamaci¨®n de la Rep¨²blica, el 17 de abril de 1931, el abuelo de Don Juan Carlos admit¨ªa que hab¨ªa cometido errores ¡°alguna vez¡± aunque ¡°sin malicia¡± y reconoc¨ªa, despu¨¦s de unas elecciones en las que arrasaron los partidos republicanos, que hab¨ªa perdido el ¡°amor¡± del pueblo. Lo dijo el d¨ªa que abandonaba Espa?a, y la Monarqu¨ªa qued¨® en suspenso hasta que su nieto fue coronado. La pr¨¢ctica totalidad de los consultados cree que las cosas esta vez no llegar¨¢n tan lejos y la Monarqu¨ªa sobrevivir¨¢. El tiempo dir¨¢ si es as¨ª, y sobre todo de qu¨¦ manera se supera una crisis que ya nadie niega.
Con informaci¨®n de Miguel ?ngel Noceda.
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